Después de meses de discusiones públicas y batallas agotadoras detrás de escena, la Asamblea Nacional francesa tomó una decisión dramática y adoptó la definición de antisemitismo promovida por la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA).
Esta definición no prohíbe las críticas a Israel, como afirman quienes se oponen, pero afirma que negar el derecho de los judíos a la autodeterminación y ser antisionista, es ser antisemita.
La resolución aprobada el miércoles en Francia fue precedida por otras similares en el Parlamento Europeo y el Bundestag alemán.
Contrariamente a decisiones anteriores, esta estuvo precedida por un amplio debate público y campañas de entidades que reciben fondos del Movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) anti-Israel.
También se han involucrado organizaciones que se oponen al antisemitismo, incluido el Ministerio de Asuntos Estratégicos, el Ministerio de Relaciones Exteriores, organismos locales de Francia y más.
El día antes de que se votara la resolución, 127 judíos, incluidos varios israelíes, publicaron una carta abierta en el diario francés Le Monde oponiéndose a la determinación. Sin embargo, no fue de mucha ayuda, ya que de 577 miembros de la asamblea, 154 votaron a favor de adoptar la definición y 74 votaron en contra.
La decisión es puramente declarativa. La resistencia al derecho de los judíos a la autodeterminación continuará y lo más probable es que también haya algunos judíos que la lideren.
La verdad no siempre gana, pero esta vez en la Asamblea Nacional francesa, lo hizo.
Incluso si es esencialmente solo un movimiento simbólico, tiene una gran importancia porque el principal problema es la financiación que la Unión Europea y países como Alemania y Francia otorgan a organizaciones que apoyan BDS. Esta decisión en Francia empoderará a quienes se opongan a dicha financiación.
Esta campaña racista y antisionista es un problema para Europa y Francia porque está dirigida por la coalición rojo-verde de los islamistas y la izquierda radical.
Esta coalición, que tiene un control absoluto sobre los círculos académicos y de los medios de comunicación, es una de las principales causas de la radicalización del Islam, que en última instancia perjudica a los propios europeos.
Cuando presentan a Israel como un monstruo, como un estado de apartheid, como un perpetrador de genocidio, hay musulmanes que creen en estas mentiras. Expresan su ira en Francia y culpan a las autoridades francesas por cooperar con lo que creen que es un monstruo.
Esta nueva definición de antisemitismo deja en claro que así como el odio hacia los judíos es antisemitismo, también lo es la demonización de Israel o compararlo con los nazis.
No se trata de la libertad de expresión, como afirman, sino principalmente de difundir mentiras. Esto es exactamente lo que hacen todos estos promotores del boicot y los opositores de la resolución.
La primera fase ha tenido éxito en Francia, pero la batalla más importante es la de la opinión pública europea y el cese de la financiación para las entidades involucradas en esta campaña de demonización.
