Yom Haatzmaut Independencia
Israel celebra los 73 años de independencia.
Ynet
En sus 73 años de vida Israel multiplicó por 10 su población.

Los éxitos y desafíos de la demografía israelí

Opinión. Mientras en muchos países la población se reduce, en Israel crece y prospera. Pero hay interrogantes sobre la infraestructura y el sistema educativo que deben resolverse lo antes posible.

Nathaniel Fischer - Adaptado por Tom Wichter |
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En el 73° aniversario de la independencia del Estado de Israel hay muchos motivos para estar orgullosos. Desde la fundación del país la población se multiplicó por diez: de una pequeña población de 800 mil habitantes en 1948, ahora viven más de 9 millones de ciudadanos.
Israel es un país joven y en crecimiento, a diferencia de países como Italia, Grecia, Japón, Rusia, China, Irán o Turquía, cuyos datos demográficos reflejan una reducción de la población. En esos sitios cada pareja de padres tiene un promedio de hijos menor a dos. Aquí, por el contrario, se cuenta con una tasa de fecundidad de unos tres hijos por familia, a los que se debe añadir a los miles de inmigrantes que llegan cada año.
Además, Israel es un país especialmente joven. Más de un tercio de su población, alrededor de 3,3 millones de ciudadanos, tienen menos de 20 años. Y casi dos millones son menores de 10 años. Mientras en otros países se vislumbra un mercado laboral que tiende a envejecer, en Israel hay un potencial de crecimiento prometedor.
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Una manifestante lleva una bandera de Israel en una protesta en Tel Aviv.
Una manifestante lleva una bandera de Israel en una protesta en Tel Aviv.
En sus 73 años de vida Israel multiplicó por 10 su población.
(AFP)
Pero estas buenas noticias desde lo demográfico también presentan desafíos complejos, que requieren planificación y decisiones drásticas. Especialmente en cuanto a infraestructura y educación, ya que Israel se está convirtiendo en uno de los países más denso del mundo. Para 2048, cuando el Estado celebre los 100 años de independencia, se espera que vivan alrededor de 15 millones de personas en el país.
Se debe planificar un excelente sistema de transporte público, garantizar un acceso a la vivienda asequible, y al mismo tiempo mantener espacios abiertos para que haya aire respirable. El equilibrio y la combinación de estos objetivos es muy desafiante. Un ejemplo: si actualmente Israel lucha para resolver la congestión en las carreteras, ¿qué pasará cuando tres millones de nuevos conductores se suban a sus automóviles en los próximos años?
Otro tema importante es la educación, cuyo sistema contiene a un 30% de la población israelí entre escuelas primarias y secundarias. Si se le suma la población de hasta 30 años, resulta que la mitad del país está inmerso en algún proceso educativo. Por eso, para mantener un estándar de vida alto, la ciudadanía debe recibir las mejores herramientas. Y actualmente eso no ocurre.
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Ruta Israel
Ruta Israel
La congestión de automóviles en Israel, un problema actual y un desafío para el futuro.
(Tal Shahar)
Un informe del Contralor del Estado publicado hace unas semanas refleja la falta de preparación de los niños israelíes para la era tecnológica del siglo XXI. Además, aproximadamente la mitad de los menores en Israel son ortodoxos o árabes, los dos sectores de la sociedad más rezagados en logros académicos. Para mantener las capacidades tecnológicas y científicas el Estado debe asegurarse que todos los niños reciban la educación adecuada.
El crecimiento demográfico también presenta desafíos en materia ambiental y revisiones de políticas de inmigración a la luz de la juventud de su población. Pero para afrontar estas situaciones se requiere un liderazgo de gobierno responsable, para lo cual la crisis del sistema político resulta frustrante y dolorosa.
De todas formas hay motivos para ser optimistas. Si se mira unos 70 u 80 años hacia atrás, se puede apreciar hasta dónde llegó Israel y sentir orgullo por los logros alcanzados. Se consiguió contra viento y marea. Y el hecho de que nazcan muchos niños demuestra la confianza ciudadana en el futuro. Existe el potencial para ser todavía un país más exitoso. Si lo queremos, no será una leyenda.
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