El discurso de apertura que pronunció Liat Ben-Ari, la fiscal principal en el juicio por corrupción contra Benjamín Netanyahu, ha sido descrito en la Fiscalía del Estado como una especie de victoria, un símbolo y un ejemplo del estado de derecho y de la igualdad ante la ley.
Pero esa victoria llega a su fin hoy (lunes) con la reanudación del juicio al primer ministro, qse espera sea el más desafiante jamás realizado por la Fiscalía del Estado de Israel. Existe en simultáneo otro proceso igual de importante que tiene lugar muy cerca del Tribunal de Distrito de Jerusalem: en la Knesset y en la Oficina del Primer Ministro.
A pesar del viejo cliché de que el derecho y la política están separados por un muro, Netanyahu persiste en sus intentos por construir una coalición que permita al presidente Reuven Rivlin encargarle la formación del próximo gobierno. Si tiene éxito en su misión, podrá formar una alianza que le permitirá seguir ejerciendo control e influyendo en el resultado de su juicio.
El futuro gobierno es de central importancia para Netanyahu debido a la conexión directa que hay entre su posición como primer ministro y su intento, tal vez el último, de crear un marco desde el cual suspender, retrasar o incluso poner fin a su juicio.
Ese marco incluiría la conformación de una comisión investigadora que evalúe la conducta de la Fiscalía del Estado o el nombramiento de un ministro de Justicia que designe un fiscal favorable para Netanyahu, o cualquier otro artilugio que se esté tramando desde su entorno.
Este es el verdadero objetivo. Puede que Netanyahu le diga a su público que está trabajando arduamente para conseguir más vacunas contra el coronavirus, pero lo que en realidad busca es una forma de inmunizarse contra la ley.
El juicio comenzará inevitablemente con una explosión. Quienes tomen la voz hablarán sobre el momento crucial que significa que un primer ministro esté siendo juzgado y de cómo el Estado de Israel debería estar orgulloso, no solo de ser el pionero de las vacunas, sino de serlo en la lucha contra la corrupción.
Pero a lo largo del juicio, la sombra de las negociaciones en torno a una coalición de gobierno, se cernirá sobre el tribunal, amenazando con descarrilar el proceso. Los partidarios de Netanyahu inundarán las redes sociales con informes sobre el juicio que tal vez no reflejen con veracidad lo que sucede puertas adentro del juzgado. Los abogados del acusado harán todo lo posible por destacar cualquier paso en falso de la querella, por pequeño que sea, para sembrar desconfianza.
Cada testigo será objeto de ataques a su credibilidad que harán caer en descrédito al proceso en su conjunto. Se espera que el juicio tenga lugar, según lo programado, hasta finales de mayo, con tres audiencias a la semana. Es probable que hacia fines de mayo se decida, de una vez y para siempre, el futuro de este proceso legal. Y esa decisión será dictada desde la residencia del primer ministro.