Una sala de coronavirus en el Centro Médico Sheba cerca de Tel Aviv.
Una sala de coronavirus en el Centro Médico Sheba cerca de Tel Aviv.
AFP
El primer ministro, durante la reunión que mantuvo con líderes ortodoxos.

Netanyahu postergó la salud pública en función de sus intereses políticos

Opinión: Netanyahu ha mostrado públicamente sus años de inclinarse ante las demandas de sus socios políticos ultraortodoxos; ha superpuesto sus intereses por sobre los nacionales y ahora todos tendremos que pagar el precio.

Ben-Dror Yemini - Adaptado por Rubén Pereyra |
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Es una aberración. El interés nacional de Israel se ha vendido por muy poco.
No hay otra forma de describir el cambio de sentido del gobierno el domingo con respecto a su decisión de imponer medidas estrictas en ciertas áreas para frenar la creciente propagación del coronavirus.
La decisión de un panel ministerial de imponer bloqueos en municipios con una morbilidad especialmente alta fue descartada por un cálculo puramente político.
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El primer ministro, durante la reunión que mantuvo con líderes ortodoxos.
El primer ministro, durante la reunión que mantuvo con líderes ortodoxos.
El primer ministro, durante la reunión que mantuvo con líderes ortodoxos.
(EPA)
Israel lidera la tasa de propagación de COVID-19 entre todos los países del mundo. Se suponía que éste no era el momento de echar culpas. Debería haber sido el momento de entregar el manejo de la pandemia a los profesionales de la salud que trabajaron en un plan estructurado para frenar el creciente contagio imponiendo restricciones en las áreas más infectadas por el virus.
Durante una reunión realizada la semana pasada, los políticos finalmente admitieron que el plan de Gamzu, incluidos los cierres, era el camino a seguir.
Pero algunas de las áreas identificadas como zonas rojas pertenecían a comunidades ultraortodoxas, por lo que los políticos haredi primero tildaron a Gamzu de antisemita, a pesar de sus esfuerzos por salvar vidas, y luego lo acusaron de perseguir a sus comunidades.
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Una protesta ultraortodoxa contra el zar del coronavirus Ronni Gamzu en Jerusalem.
Una protesta ultraortodoxa contra el zar del coronavirus Ronni Gamzu en Jerusalem.
Una protesta ultraortodoxa contra el zar del coronavirus Ronni Gamzu en Jerusalem.
(David Perlmutter)
¿Qué hubieran preferido? ¿Debería haber impuesto restricciones a las comunidades donde los casos de COVID-19 son bajos?
Esos mismos políticos haredi enviaron el domingo al primer ministro Benjamin Netanyahu una carta de advertencia, amenazándolo con su capacidad de dañarlo políticamente. "Nos han señalado como propagadores de enfermedades", escribieron-
Después de años de imponer su voluntad al primer ministro, estos líderes entendieron con qué facilidad Netanyahu puede asustarse. No importa la salud pública. Tampoco importa el creciente número de enfermos y moribundos.
Estos no son servidores públicos y el bienestar de sus comunidades no les importa.
Si hubieran considerado a sus electores, habrían adoptado las recomendaciones de los expertos y habrían hecho todos los esfuerzos posibles para proteger la salud de sus seguidores, incluso asegurando que todas las instituciones educativas permanezcan cerradas y especialmente las ieshivás abarrotadas.
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Multitudes en una boda ultraortodoxa en Rehovot la semana pasada.
Multitudes en una boda ultraortodoxa en Rehovot la semana pasada.
Multitudes en una boda ultraortodoxa en Rehovot la semana pasada.
(Nadav Abas)
Pero todos son muy conscientes de la falta de coraje del hombre que comanda el gobierno.
A nosotros, el público, nos habían dicho que votando por Netanyahu obtendríamos un líder fuerte, pero ahora nos hemos dado cuenta de que lo que obtuvimos fue un cobarde.
El sector árabe también se ha convertido en un foco de infección. Los residentes locales han hecho caso omiso de las directivas de salud y han realizado celebraciones llenas de gente durante esta temporada de bodas. Pero al menos sus líderes han asumido la responsabilidad de detener estas actividades y frenar la propagación del virus.
Ninguno de ellos calificó a Gamzu de racista ni promovió campañas para dejar de lado sus recomendaciones.
Los líderes locales y nacionales de la comunidad árabe, incluido el presidente de la Lista Conjunta, Ayman Odeh, han declarado que cooperarán plenamente con los profesionales de la salud.
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Odeh participando de una protesta antigubernamental.
Odeh participando de una protesta antigubernamental.
Ayman Odeh, de la Lista Conjunta, ofreció colaborar con los profesionales de la salud. No resistió las medidas sanitarias.
(Moti Kimchi)
La propia población haredí no tiene la culpa. El problema radica en los líderes ultraortodoxos y en el primer ministro, que capitula ante sus demandas.
Deben cargar con la culpa del descenso de Israel a la deshonrosa lista de países más infectados.
¿De qué tiene tanto miedo el primer ministro? ¿Tienen los ministros ultraortodoxos Aryeh Deri y Yaakov Litzman una alternativa política a él?
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Ministro del Interior ultraortodoxo Aryeh Deri.
Ministro del Interior ultraortodoxo Aryeh Deri.
Aryeh Deri, ministro del Interior y líder ultraortodoxo.
(Avi Moalem)
El primer ministro ha optado una vez más por una victoria política a corto plazo sobre los intereses nacionales. Probablemente esto no le haya proporcionado ninguna ganancia importante. Peor su capitulación pública seguramente exigirá un alto precio que todos tendremos que pagar.
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