El "cambio" en la Coalición para el Cambio del primer ministro Naftali Bennett se refiere a dos temas entrelazados: Benjamin Netanyahu y la calma política.
Este nuevo gobierno logró poner fin a los 12 años de gobierno de Netanyahu, de los cuales no menos de la mitad estuvo plagada de luchas políticas, constantes enfrentamientos y debates sobre el propio carácter de Netanyahu, sus planes con respecto a las instituciones que identificó como hostiles a él y a su ideología. como los medios de comunicación, los tribunales, la academia y el sistema de defensa.
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El ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid; el presidente de Israel, Reuven Rivlin, y el primer ministro Naftalí Bennett.
(GPO)
Este gobierno de cambio es una evolución natural de la campaña de "estadidad", conceptualizada y dirigida por el líder de Kajol Labán, Benny Gantz, durante su carrera como principal oponente político de Netanyahu durante los últimos dos años. Fue la respuesta de Gantz a las repetidas declaraciones hechas por Netanyahu y sus voceros, que el escalón electo estaba siendo pisoteado por instituciones no electas como los tribunales, el fiscal general y la policía.
El nuevo gobierno de Bennett ahora promete respetar y adherirse con orgullo a aquellos a quienes el gobierno de Netanyahu trató de reprimir, insultar y declarar la guerra.
Durante años, Netanyahu trabajó –ya sea directamente o a través de sus numerosos apoderados– para debilitar a aquellos que pensaba que podrían amenazar su gobierno.
Durante años, Netanyahu trabajó –ya sea directamente o a través de sus numerosos apoderados– para debilitar a aquellos que pensaba que podrían amenazar su gobierno, que gradualmente se volvió más autoritario a medida que pasaban los años.
Un ejemplo de ello se puede ver en un video de Netanyahu celebrando con su familia el anuncio de que el nuevo director del Mossad iba a ser Yossi Cohen, considerado un colaborador cercano. Y, si bien fue un momento emocionante en la pantalla, también fue un momento inconcebiblemente malo para nuestra nación. No en vano el reemplazo de Cohen, David Barnea, tiene poco o ningún vínculo con Netanyahu.
Otro ejemplo son las actividades cuestionables del exministro de Seguridad Pública Amir Ohana en los ministerios de Seguridad Pública y Justicia.
Por otro lado, el mayor error del bloque de centro-izquierda fue su abrazo incondicional a las instituciones del Estado, que fue una respuesta a los constantes ataques e incitaciones de Netanyahu y del bloque de derecha en su contra.
Los órganos a cargo de la aplicación de la ley, la Fiscalía del Estado y la Policía de Israel, fueron protegidos de las críticas debido a los constantes ataques del bloque de Netanyahu.
Los funcionarios del Ministerio de Finanzas fueron vistos repentinamente como mártires debido a que el exministro de Finanzas Israel Katz, también estrecho colaborador de Netanyahu, constantemente los humillaba.
El Jefe de Estado Mayor de las FDI, Aviv Kochavi, también estuvo totalmente protegido de las críticas, principalmente debido a los constantes ataques de la derecha por su apoyo a acusar al soldado israelí Elor Azaria de homicidio por disparar y matar a un prisionero palestino en Hebrón en 2016.
Además, cualquier intento de criticar legítimamente a la Corte Suprema de Justicia se considera inmediatamente un intento de asesinar la democracia de Israel.
Las adecuadas relaciones de trabajo entre las instituciones del Estado y el gobierno son cruciales, así como respetar y dar peso a sus recomendaciones profesionales, consejos y especialmente a la independencia.
Para cualquiera que no esté fanáticamente inclinado a ninguno de los lados del espectro político, está claro que un país complicado como Israel necesita una fuerte separación de poderes, a través de un mecanismo estable y justo.
Esto debe significar que absolutamente nadie es inmune a las críticas y las reformas. Sin embargo, no como un medio de ataque, sino como una disposición destinada a detener el estancamiento y la corrupción dentro de un sistema.
Es por eso que incluso aquellos que se deleitan con el éxito de este nuevo gobierno deben desconfiar de su potencial de parálisis.
Aquellos que se deleitan con el éxito de este nuevo gobierno deben desconfiar de su potencial de parálisis.
Porque aun una relativa calma política no puede arreglar los fallos de la última guerra de Israel con Hamás, el peligro de guerra con el Líbano, la supervisión laxa del sistema judicial, las debilidades crónicas de la Policía de Israel, ni la rigidez del Ministerio de Finanzas.
Un gobierno que no pueda lidiar con todos estos problemas será todo menos un "gobierno de cambio".
