Es una historia que a Joe Biden le ha gustado contar durante tiempo: en 1973, cuando tenía solo 30 años, Golda Meir lo recibió en Israel por primera vez y, antes de comenzar a educarlo sobre la Guerra de los Seis Días y los peligros que enfrenta Israel, le dio la bienvenida con un cariñoso abrazo de abuela.
Sin embargo, un memorando clasificado del gobierno israelí pintó una versión menos anodina de la reunión del actual presidente de los Estado Unidos con la primera ministra ese día, informando que el joven senador había mostrado un "entusiasmo" que "señaló su falta de experiencia diplomática" al exponer sus preocupaciones sobre tierras incautadas en Cisjordania y la Franja de Gaza por el Estado judío años antes. El documento fue publicado el año pasado por el Canal 13 de Israel.
Para Biden, fue el comienzo de una dinámica familiar. Durante sus casi 50 años en la política norteamericana, a menudo ha reservado sus mensajes más duros para las conversaciones en privado, mientras que en público pule su imagen como un partidario inquebrantable de Israel.
El patrón se mantiene fiel en el presente, ya con Biden como jefe de Estado. Sucede que el demócrata, a la hora de conversar en privado con Benjamín Netanyahu sobre el conflicto con Hamás, se ha mostrado duro y tajante. Sin embargo, ante las cámaras y las preguntas de los periodistas ha tenido poco para decir al respecto.
Durante días, mientras los cohetes de Hamás volaban hacia Israel y los ataques aéreos de las Fuerzas de Defensa de Israel golpeaban Gaza, Biden se resistió a los crecientes pedidos de algunos demócratas y miembros del Consejo de Seguridad de la ONU para presionar con más fuerza a Jerusalem para un alto el fuego. El miércoles, en su cuarta conversación en ocho días, el mandatario le dijo al primer ministro que esperaba una "disminución significativa" al final del día en el camino hacia un alto el fuego, según una lectura de la llamada telefónica de la Casa Blanca.
No obstante, horas después, durante una discurso de apertura en la Academia de la Guardia Costera estadounidense, ni siquiera hizo referencia a lo que sucede por estas horas en Medio Oriente. Habló de la necesidad de enfrentar desafíos globales cada vez más acelerados, pero no se le ocurrió decir ni una palabra sobre los misiles lanzados en torno a la Franja de Gaza.
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El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, con el primer ministro Netanyahu durante una visita a Israel en 2016.
(GPO)
En 1982, en un reunión que tuvo lugar en Washington, Biden participó de un tenso encuentro entre legisladores norteamericano y el primer ministro israelí de aquel entonces, Menachem Begin. Según los informes, el hoy presidente presionó a Begin para que detuviera la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania, mientras que algunos de sus colegas criticaron otros aspectos de las políticas de Israel.
"Creo que es justo decir que en mis ocho años en Washington nunca había visto una sesión tan enojada con un jefe de Estado extranjero", dijo a los periodistas el senador Paul Tsongas, demócrata de Massachusetts, después de la reunión.
En general, Biden se ha adherido a la histórico postura estadounidense de reafirmar un compromiso financiero con Israel, independientemente de sus acciones hacia los palestinos, al tiempo que recuerda con frecuencia al público judío estadounidense su cercanía personal con su comunidad. En un discurso en el Senado de 1986, ofreció una completa defensa de la ayuda estadounidense a Israel, calificándola de "la mejor inversión de 3 mil millones que hacemos", e instó a sus colegas a dejar de disculparse por su apoyo al país.
Pero también ha habido momentos en los que la frustración de Biden con Netanyahu se ha filtrado a la vista del público. Como vicepresidente, le mostró se enfado después de que el líder israelí avergonzara al presidente Barack Obama al aprobar la construcción de 1.600 nuevos apartamentos en la disputada Jerusalem Oriental en medio de una visita de una comitiva estadounidense al Estado judío.
En medio de la tensión en curso entre Obama y Netanyahu, Biden hizo todo lo posible durante un discurso de 2014 ante las Federaciones Judías de América del Norte para señalar que él y israelí eran "todavía amigos", aunque con una relación algo complicada. Biden señaló que una vez había inscrito una foto para Netanyahu con el mensaje "Bibi, no estoy de acuerdo con una maldita cosa que dices, pero te amo".
A fines de 2019, durante una sesión de preguntas y respuestas con votantes en la campaña electoral, Biden calificó a Netanyahu de "contraproducente" y líder de "extrema derecha", mientras acusó a los líderes palestinos de "fomentar" el conflicto y "provocar a todos los judíos". También sugirió que algunos en la izquierda política de Estados Unidos den "un pase" a la Autoridad Palestina cuando critican al liderazgo israelí.
De este modo, mientras la Casa Blanca negociaba la crisis actual en Franja de Gaza, el presidente y sus asesores calcularon que es poco probable que los israelíes respondan a las resoluciones internacionales o demandas públicas de Estados Unidos y que su mejor influencia se produciría entre bastidores. Al mismo tiempo, son conscientes de que cuanto más se prolongue el conflicto, mayor será la probabilidad de que se produzca una acción provocadora por parte de cualquiera de las partes que dificulte el logro de un alto el fuego.
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Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina.
(Ynet)
Aaron David Miller, exasesor de Medio Oriente de las administraciones demócratas y republicanas, dijo que Biden había demostrado paciencia con la campaña de Netanyahu para degradar la capacidad militar de Hamas. En parte porque tiene prioridades más importantes, incluida la de guiar la recuperación de Estados Unidos de la pandemia global y centrarse en un emergente. competencia económica y estratégica de China.
"Este no es Joe Biden acercándose a la crisis como un joven senador o como el jefe del Comité de Relaciones Exteriores del Senado", dijo Miller, miembro principal de Carnegie Endowment for International Peace. "Este ni siquiera es Joe Biden como vicepresidente. Este es Joe Biden como presidente que enfrenta crisis inmediatas y una agenda que le haría girar la cabeza. Lo último que quiere hacer es encontrarse atascado en este tema", añadió.
