Un hombre se ha convertido en la cara de la respuesta de los palestinos a la crisis de COVID-19, y no es el presidente Mahmoud Abbas.
Más bien es el primer ministro Mohammad Shtayyeh, un economista convertido en político cuya prominencia al abordar el coronavirus ha llevado a muchos palestinos a predecir que algún día podría tener éxito sucediendo a Abbas, de 84 años, como presidente.
Para Shtayyeh, una persona designada por Abbas, no elegida, la urgencia de los esfuerzos de la Autoridad Palestina (AP) para frenar el virus ha ayudado a revitalizar su imagen doméstica, ya que antes era considerado corrupto e improductivo.
Alrededor del 96 por ciento de los palestinos de Judea y Samaria confía en la forma en que la AP ha manejado la pandemia, afirmó una encuesta reciente del Centro de Medios y Comunicaciones de Jerusalem.
Judea y Samaria ha registrado 354 casos y solo dos muertes. Después de un brote en Belén en marzo, la Autoridad Palestina se movió rápidamente para imponer un bloqueo total, temiendo que su débil sistema de salud se abrumara.
"La crisis actual ha reforzado la presencia de Shtayyeh y cimentó la impresión de que podría ser el próximo presidente", manifestó el analista político Akram Atallah.
"Ha blandido una imagen como un administrador exitoso a los ojos de los medios, un líder en el que se puede confiar para navegar una pandemia".
Shtayyeh ha dicho constantemente que no alberga ambiciones de presidencia, lo que difiere a colegas de alto rango en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y Fatah, el partido que lo ha dominado durante mucho tiempo.
Espada de doble filo
Ciertamente, como presidente palestino y presidente de la OLP, Abbas todavía tiene las palancas del poder.
Es él quien retiene la autoridad final para imponer y levantar las restricciones de coronavirus, actuando a través de comunicados de prensa y esporádicas apariciones en televisión.
Pero Shtayyeh, un leal de Fatah dos décadas más joven que Abbas, ha aparecido cada semana para tranquilizar a los palestinos.
Hasta ahora, ha ayudado a su ascenso. Pero la prominencia es una espada de doble filo: si las cosas salen mal, es probable que cargue con gran parte de la culpa.
La comprensión de Shtayyeh de los problemas financieros que enfrentan los palestinos comunes le ha ganado el respeto. Nació en el pueblo de Tell, cerca de Naplusa, antes de obtener un doctorado en desarrollo económico de la Universidad de Sussex en Gran Bretaña.
Antes de que Abbas lo designara como primer ministro en 2019, Shtayyeh, que habla inglés con fluidez, dirigió el Consejo Económico Palestino para el Desarrollo y la Reconstrucción, una institución de coordinación de donantes.
Pero algunos critican lo que llaman su trasfondo "capitalista": una crítica también dirigida a su predecesor tecnócrata, Salam Fayyad, quien era visto como demasiado cercano a Occidente.
A diferencia de Fayyad, Shtayyeh tiene la ventaja de pertenecer a Fatah.
Estancamiento
Las instituciones políticas palestinas se han estancado, sin elecciones presidenciales o parlamentarias durante más de una década, y cualquier sucesor, sin importar quién sea, heredará una multitud de problemas.
Las negociaciones con Israel se rompieron en 2014, las relaciones con Estados Unidos se encuentran en el punto más bajo de todos los tiempos y la base de poder de la Autoridad Palestina ahora está confinada a partes de Judea y Samaria luego de que el grupo terrorista Hamás tomó el control de Gaza en 2007.
Más allá del coronavirus, Shtayyeh no logró reconciliarse con Hamás, y su gobierno se vio afectado por los recortes de la ayuda estadounidense y las disputas fiscales y comerciales con Israel.
Shtayyeh también se enfrenta a la oposición interna del Fatah y los jefes de seguridad, quienes también albergan ambiciones de liderazgo, según aseguraron fuentes dentro del grupo.
Dos fuentes de Fatah, que hablaron bajo condición de anonimato, afirmaron que algunas figuras del establecimiento inicialmente respaldaron a Shtayyeh, pero ahora lo consideran "una amenaza".
"Pensaron que (Shtayyeh) serviría como empleado a su servicio, pero él demostró que podía trabajar sin ellos", explicó uno.
"Abbas se aferra al poder. Mantiene su control sobre la seguridad, los asuntos exteriores y las finanzas", mencionó otra fuente.
Pero el funcionario de Fatah, Fahmy Azzaarir, comentó que el enfoque principal de Shtayyeh era la pandemia, no la sucesión.
"Todos esperamos que el primer ministro logre sacarnos de la crisis", declaró Azzaarir. "Todos deben apoyarlo".