El nuevo coronavirus es una infección emergente causada por un patógeno nuevo y nunca antes visto.
Cuando se trata de una nueva enfermedad, recopilamos y estudiamos datos, evaluamos riesgos, analizamos posibles escenarios y somos realistas y flexibles en nuestro proceso de toma de decisiones.
Los datos recopilados sobre el virus hasta el momento plantean algunas conclusiones que requieren que reconsideremos nuestro plan de acción contra él.
Aquí están los hechos: se trata de una enfermedad muy contagiosa, similar a la gripe, que se mueve de una persona a otra a través de las gotas respiratorias producidas cuando una persona infectada tose o estornuda; el contagio también se produce por contacto, pero a diferencia de la gripe el coronavirus tiene una mortalidad mucho más alta.
Cuando la enfermedad llega a los pulmones, puede causar insuficiencia respiratoria. Esto es más frecuente entre las personas con enfermedades crónicas.
El 80 por ciento de los pacientes con coronavirus sólo mostrarán síntomas leves y podrían tratarse en el hogar, el 15% requerirá hospitalización y otro 5% deberá ser llevado a una unidad de cuidados intensivos y recibir asistencia respiratoria.
Actualmente no hay cura disponible para el nuevo coronavirus.
No hay forma de detener la propagación del virus en Israel o en todo el mundo. Ese tren ya pasó y no hay forma de frenarlo.
Las medidas draconianas y económicamente devastadoras tomadas por los funcionarios de salud sólo pueden retrasar las infecciones por un tiempo, pero a la larga la propagación del virus es inevitable.
Veremos cientos de miles de casos nuevos confirmados en las próximas semanas.
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Un funcionario de salud israelí examina a un paciente para detectar coronavirus
(Magen David Adom)
El período de cuarentena de 14 días impuesto a muchos israelíes tiene serias implicancias sociales, económicas y emocionales que deberían sopesarse frente a sus ventajas limitadas.
Esta es una predicción sombría pero plausible para la que debemos prepararnos.
La única forma de mantener bajas las muertes por coronavirus en caso de contagio masivo es aumentando la capacidad de los hospitales locales para tratar a los pacientes en UCI (unidades de cuidados intensivos) con respiradores. Hay una necesidad urgente de más camas de UCI y respiradores.
Las UCI deben mantener la separación de los pacientes y deben adherirse estrictamente a los protocolos para proteger a los equipos médicos de la infección.
Actualmente carecen de personal suficiente y de suministros insuficientes, mientras que el número de casos sigue siendo bajo.
Los hospitales deben prepararse para una gran afluencia de pacientes, pero también deben proteger mejor a los equipos médicos.
Las clínicas locales y las HMO también deben mejorar su capacidad para proteger a su personal médico de las infecciones, ya que tendrán la tarea de tratar al 80% de los pacientes que presentan síntomas leves.
Debe alentarse a los pacientes a quedarse en casa tanto como sea posible y el tratamiento s+ólo debe acudir a ellos cuando sea necesario.
Manejar una epidemia de este tipo requiere liderazgo, determinación y la capacidad de cambiar de rumbo cuando sea necesario.
Estos cambios deben hacerse ahora.
