Rabino David Stav.
Rabino David Stav.
Ynet
Un hombre ultraortodoxo toca el shofar en una playa de Tel Aviv durante el cierre general.

¿Por qué pedir perdón? ¿Por qué perdonar?

Opinión. Pedir perdón y perdonar no es solo un demostración de buena voluntad hacia los demás, es el testimonio de nuestra capacidad de perdonarnos a nosotros mismos.

Rabino David Stav - Adaptado por Adrián Olstein |
Published:
Estamos a un paso de Yom Kipur, el Día del Perdón. Cualquiera que alguna vez haya sufrido una ofensa por parte de un amigo, o de una persona cualquiera (y quién no la ha sufrido), sabe lo difícil que es perdonar.
La ira y la rabia contra el que provocó la ofensa es el único arma en manos de la víctima. ¿Qué otra cosa puede hacer? Su honor fue quebrantado en insultos, su cuerpo resultó herido por las golpizas que recibió o por el vehículo que lo atropelló. ¿Y ahora le pedimos que renuncie a sus sentimientos y sepa disculpar a su atacante?
2 צפייה בגלריה
Un hombre ultraortodoxo toca el shofar en una playa de Tel Aviv durante el cierre general.
Un hombre ultraortodoxo toca el shofar en una playa de Tel Aviv durante el cierre general.
Un hombre ultraortodoxo toca el shofar en una playa de Tel Aviv durante el cierre general.
(EPA)
Quien produjo la ofensa caminará holgadamente con una sonrisa en el rostro y su víctima, obligada a sonreír, tendrá que llevar la carga de la ofensa sobre su espalda, tal vez hasta el final de sus días.
Tampoco el camino de quien busca ser disculpado es un jardín de rosas. Tal vez cometió un acto sin intención y se ve obligado a dejar de lado su orgullo para pedir disculpas a la persona que se sintió ofendida.
¿Por qué hay que atravesar todo este complejo proceso, tal vez frustrante o hasta humillante? Nuestros maestros decían que el que transmite sus virtudes, transmite también sus injusticias. No hay persona que, observada de cerca, no cometa iniquidades. Y quien se sienta ofendido en una situación, sin dudas ofendió a alguien más en otra.
2 צפייה בגלריה
Ejecución del shofar en el Muro Occidental en Rosh Hashaná antes de la pandemia.
Ejecución del shofar en el Muro Occidental en Rosh Hashaná antes de la pandemia.
Ejecución del shofar en el Muro de los Lamentos.
(EPA/Archivo)
Por lo tanto, el valor está en poder decir: “Transmití mis virtudes y pude superar mis enojos”. Quien esté dispuesto a mostrar misericordia, es digno de merecerla para sí. Perdonar y pedir perdón no es solo un paso decisivo para con los demás, sino para con nosotros mismos. La voluntad de hacerlo es testimonio de nuestra capacidad de agradecer ante nuestro Creador por nuestros fracasos y de estar dispuestos a disculparnos por ello.
Se dice que quien no perdona a su amigo, tampoco recibirá las disculpas por sus ofensas en el Día del Perdón. ¿Cómo se relacionan una cuestión y la otra? Aquel que no puede hacer el esfuerzo de disculpar a un amigo, aquel que no puede renunciar a sus frustraciones o a su ego con su amigo, es poco probable que sea sincero en el pedido de disculpas a los demás.
Una vez al año, cuando se acerca Yom Kipur, todos somos dueños de un momento de gracia. Es el momento en que sabemos que podemos ser diferentes, mejores, más reconciliados con nosotros mismos y con los que nos rodean. Este es el momento del perdón.
Comentarios 0