Cinco agentes de cambio importantes afectaron a Medio Oriente en los últimos tiempos: el coronavirus, las sanciones de Estados Unidos a Irán, el asesinato de Soleimani, la baja del precio del petróleo y las expectativas por las elecciones estadounidenses.
La eliminación del comandante de la Guardia Revolucionaria iraní redujo drásticamente las actividades subversivas violentas de las que el régimen ayatola se sirve para imponer su presencia en Siria, Líbano, Irak, Yemen y Bahrein; así como sus capacidades de establecerse en otros frentes. El bajo precio del crudo, por su parte, provoca cambios en las percepciones estratégicas de los principales productores de energía y contribuye a los procesos de normalización de relaciones entre Israel y países árabes del Golfo no alineados con Irán.
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El asesinato de Soleimani, un duro golpe que asestó Trump en la disputa geopolítica de Medio Oriente.
(Ynet)
En el balance de estos factores, se evidencia que en la dinámica de Medio Oriente el presidente estadounidense Donald Trump fue más influyente que cualquier otra personalidad y factor de poder.
El presidente ruso Vladimir Putin, calculador y poderoso, creó la imagen de un estratega exitoso pero en la práctica solamente influyó en Siria al evitar la caída del régimen de Assad. Mientras tanto, el sorpresivo Trump jugó en todo el campo y registró más logros en su haber.
En resumen, el jefe de la Casa Blanca hizo de Medio Oriente un lugar más seguro y estable para millones de personas. El ejército estadounidense, del cual Trump es el principal comandante, desempeñó un papel crucial en el combate contra ISIS. Y fue el propio presidente quien en octubre de 2019 ordenó el asesinato de Abu Bakr al-Baghdadi, lider de ISIS, así como el de Soleimani en enero de este año.
Además, Trump generó un cambio de actitud de los países árabes moderados hacia Israel. Tal vez no tanto por su capacidad diplomática y la de su yerno Jared Kushner, sino por la presión que sintieron los líderes del Golfo cuando notaron la intención de EE.UU. de minimizar su presencia militar en la región y centrarse en su principal confrontación estratégica con China.
En cualquier caso, el resultado del partido entre Trump y Putin en Oriente Medio es de 3-1 a favor del norteamericano. Pero es importante señalar que ninguno de los líderes de las dos potencias lograron concretar los principales objetivos que se propusieron en la región.
A pesar de su política de “máxima presión”, Trump no logró arrastrar a Irán a una negociación que corrija las deficiencias del acuerdo nuclear con las potencias. Peor que eso: Teherán aprovechó la retirada de Trump del acuerdo para reanudar y avanzar en su proyecto nuclear militar. Por su parte, Putin no logró ponerle fin a la guerra civil en Siria y de esa manera beneficiarse de la reconstrucción de las ruinas de esa confrontación.