Abbas ONU
Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina.
AFP
Abbas se molestó con sus compañeros de liderazgo que criticaron el quite de coordinación de seguridad con Israel.

Abbas juega al póker sin cartas

Opinión. El líder palestino desacreditó las voces disidentes de la AP y tomó una postura que no dañará a Israel, cuyos planes de anexión podrían ser frenados por tres factores: Jordania, Europa y EE.UU.

Shimrit Meir - Adaptado por Tom Wichter |
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Con sus amenazas de cortar relaciones con Israel, el presidente palestino Mahmoud Abbas se volvió fácilmente blanco de burlas y demostró una vez más que no dejará ninguna marca relevante. Está jugando al póker sin cartas ya que no hay manera de que su estrategia dañe a Israel sin que eso implique un golpe devastador para los palestinos,
Abbas vive en una burbuja, pero sus compañeros de liderazgo, cuya edad promedio es de 78 años, sí entienden que algunas cosas es imposible que funcionen. Ellos fueron quienes les aconsejaron que esperara, argumentando que con el nuevo gobierno de Israel cambiaría la situación, que Estados Unidos emite mensajes ambiguos, que Jordania estaba haciendo su trabajo, y que de esa manera los planes de anexión simplemente desaparecerían.
Pero hay voces radicales que le piden a Abbas que anuncie la disolución de la Autoridad Palestina y que informe específicamente cuáles serán los pasos para finalizar la coordinación de seguridad con Israel.
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El primer ministro palestino Mohammad Shtayyeh y el presidente Mahmoud Abbas.
El primer ministro palestino Mohammad Shtayyeh y el presidente Mahmoud Abbas.
Abbas se molestó con sus compañeros de liderazgo que criticaron el quite de coordinación de seguridad con Israel.
(Reuters)
"¿Planea detener los arrestos de integrantes de Hamas? ¿Va a detener el intercambio de información de inteligencia?”, le preguntaron las voces disidentes. Y Abbas, que esperaba un apoyo unánime, se molestó con quienes expresaron su oposición. “¿Por qué no nos cuentas para quién trabajas realmente?”, acusó a un miembro del Frente Democrático para la Liberación de Palestina. A otro de los presentes simplemente le ordenó que se callara.
Incluso ante una cuestión trascendental como una posible anexión de Israel en partes de Cisjordania, los palestinos continúan divididos, desgastados, débiles e incapaces de unir fuerzas.
Es cierto que la finalización de la coordinación de seguridad afectará a la actividad de las FDI en Cisjordania, pero eso no arruinará unos planes de anexión que depende de tres factores capaces de convertir a una oportunidad en un dolor de cabeza que no valdrá la pena para Israel: la elección de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, daños significativos en el acuerdo de paz con Jordania y sanciones desde Europa.
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John Biden, candidato demócrata a la Casa Blanca: "No llevaré de vuelta la embajada a Tel Aviv".
John Biden, candidato demócrata a la Casa Blanca: "No llevaré de vuelta la embajada a Tel Aviv".
Un triunfo electoral de Biden en EE.UU. podría ejercer una influencia real sobre Israel para detener su plan de anexión en Cisjordania.
(AP)
El factor más importante, como siempre, es Estados Unidos. Si Biden gana las elecciones presidenciales de noviembre, lo último que Israel necesita es empañar su relación con la nueva administración al comenzar una pelea por los palestinos. Cualquier disputa pública o distracción podría ser un desastre en la misión contra la amenaza nuclear iraní.
En cambio, si el presidente Donald Trump sobrevive a la gestión catastrófica del coronavirus y logra su reelección, el proceso de anexión podría continuar su rumbo ante el silencio del mundo árabe. Por eso aunque el primer ministro Benjamín Netanyahu insista en que los planes de anexión podrían comenzar en julio, lo correcto sería esperar hasta noviembre.
Otra arista notable es el silencio que mantienen Arabia Saudita y Egipto sobre el tema. Los sauditas parecieran abstenerse de cualquier disputa pública con Israel y Estados Unidos, y si tienen algo para decir lo harán a puertas cerradas en Washington. Mientras tanto, los jordanos hacen lo imposible para concretar reuniones diplomáticas que deriven en una condena conjunta a la anexión, pero ni en Riad ni El Cairo les están atendiendo el teléfono.
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