Días después de que la Autoridad de Innovación de Israel (AII) y la organización paraguas de tecnología y ciencias de la vida Israel Advanced Technologies Industries (IATI) publicaron una encuesta que presagia un futuro terrible para muchas empresas, la industria tecnológica israelí se divide en un tema clave: si las empresas jóvenes que emplean sólo un puñado de personas y no logran recaudar fondos por su cuenta obtienen un sustento del gobierno o si se las deja perecer.
La encuesta se realizó entre 414 empresas tecnológicas israelíes, la mayoría de las cuales emplean a menos de 50 personas, a mediados de mayo de 2020, mientras la crisis del coronavirus (Covid-19) seguía causando estragos. De las compañías cuestionadas que emplean a más de 10 personas, el 65% dijo que se verían obligadas a cerrar dentro de seis meses a menos que puedan obtener nuevos fondos.
Algunos inversores en la industria afirman que muchas compañías cerrarían, independientemente de una crisis específica, y que el éxito en el sector depende mucho de la suerte y no sólo de las capacidades y habilidades. Estos inversores también dicen que cuando una empresa se cierra libera empleados de calidad en el grupo local de trabajadores tecnológicos.
Otros creen que el Estado debería trabajar para salvar a tantas compañías como sea posible, ya que la agitación actual es extraordinaria y los gobiernos de todo el mundo están tomando una posición para ayudar a cualquier industria en dificultades, incluida la tecnológica.
La mejor práctica, en este caso, es –como siempre– en algún lugar ubicado en el medio de ambas posturas.
Aun durante estos tiempos difíciles la industria tecnológica está llena de efectivo. Muchos fondos de inversión lograron asegurar una fortuna en compromisos antes de la crisis y están buscando una oportunidad para invertir fuera de sus carteras existentes.
Sin embargo, de acuerdo con el informe, la mayoría de ellos están esperando hasta que las cosas se aclaren. El problema es que muchas empresas jóvenes no tienen tiempo para esperar, por lo que aguardan por algún apoyo gubernamental que les permita sobrevivir hasta el momento en que sea más fácil conseguir fondos.
Vale la pena mencionar que el gobierno israelí está ofreciendo muy poco a una industria que a menudo llama su principal motor de crecimiento. Como tal, la tecnología merece mucho más que los 500 millones de shekels (aproximadamente 143 millones de dólares) que está dispuesta a ofrecer a las pequeñas empresas. El sector tecnológico puede no estar pidiendo mucho más por el momento, pero si Israel quiere que su motor vuelva a funcionar tendrá que ser mucho más creativo y generoso.