Desde su última guerra en 2006, Israel y la poderosa milicia de Hezbollah, del Líbano, han advertido constantemente que una nueva ronda entre ellos es inevitable. Una vez más, se ha producido un desencadenante.
La sombra de Hezbollah se hizo grande durante la batalla de dos semanas de Israel y Hamas, con la posibilidad de que pudiera desatar su arsenal de misiles, mucho más poderoso que el de Hamas, en apoyo de los palestinos.
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Un combatiente de Hezbollah sostiene un misil antiaéreo de fabricación iraní, en la ciudad fronteriza costera de Naqoura, en el sur del Líbano.
(AP)
En cambio, Hezbollah se mantuvo al margen. Cuando entró en vigor un alto el fuego, la madrugada del viernes, parecía que otra guerra entre Israel y Hamas habría terminado sin la intervención de Hezbollah.
Por ahora ambas partes tenían razones de peso para no chocar, incluido el recuerdo de la castigadora campaña de bombardeos de 2006 de Israel que convirtió en escombros los bastiones de Hezbollah en el Líbano. Este país se encuentra en medio de un colapso económico y financiero sin paralelo en su historia moderna y no puede permitirse otro enfrentamiento masivo con Israel.
Para Israel, el grupo respaldado por Irán en el Líbano sigue siendo su desafío de seguridad más difícil e inmediato.
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Combatientes de Hezbollah asisten al funeral de su camarada Mohammed Tahhan, quien fue asesinado el viernes por las fuerzas israelíes en la frontera entre Líbano e Israel.
(AP)
"Israel necesita gestionar el conflicto en Gaza con una mirada muy abierta hacia lo que está sucediendo en el norte, porque el norte es un escenario mucho más importante que Gaza", señaló Amos Yadlin, un exjefe de inteligencia militar israelí que actualmente dirige el Instituto para Estudios de Seguridad Nacional. Estas declaraciones se produjeron antes de que rigiera la tregua, a las 2 de la mañana del viernes 21 de mayo.
La reacción de Hezbollah durante los 11 días del bombardeo israelí sobre Gaza fue relativamente silenciosa. Su líder, Hassan Nasrallah, no hizo ningún comentario público, incluso después de que soldados israelíes mataran a tiros a un combatiente de Hezbollah en la frontera durante una protesta, la semana pasada.
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Militantes libaneses ondean sendas banderas de Palestina y Hezbollah, cerca de la ciudad israelí de Metula, en la frontera entre Líbano e Israel.
(AP)
A lo largo de la actual ronda de combates, la muestra de solidaridad de Hezbollah, incluidos los bombardeos de cohetes no reclamados desde el sur del Líbano hacia Israel en tres ocasiones distintas durante la semana pasada, pareció estar cuidadosamente calibrado para un impacto limitado. La mayoría aterrizó en áreas abiertas o en el mar Mediterráneo. Se cree que los cohetes fueron disparados por facciones palestinas con base en el sur del Líbano, probablemente con la bendición de Hezbollah.
“El mensaje político es 'estamos aquí', y la seguridad de Israel desde su frontera norte no debe darse por sentada y tampoco lo es la disuasión que se estableció en 2006” cuando las dos partes lucharon entre sí, dijo Joyce Karam, profesor adjunto de ciencia política en la Universidad George Washington.
En la tensa frontera entre Líbano e Israel, los partidarios de Hezbollah con sombreros amarillos organizaron protestas diarias durante la semana pasada. En al menos una ocasión, decenas de personas rompieron la valla y cruzaron al otro lado, enfrentando disparos israelíes que alcanzaron y mataron a un joven de 21 años. Más tarde fue identificado como un combatiente de Hezbollah y se le dio un funeral en toda regla al que asistieron cientos de sus camaradas.
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Soldados del ejército libanés se despliegan en el lado libanés de la frontera libanés-israelí en la aldea meridional de Kfar Kila, Líbano.
(AP)
Los analistas dijeron que las posibilidades de que Hezbollah se uniera a la lucha con Israel eran bajas, particularmente dada la implosión política y económica que está ocurriendo en Beirut y la variedad de desafíos que enfrenta el grupo internamente con las tensiones sociales en aumento. Incluso entre los partidarios de Hezbollah no hay muchas ganas de una confrontación, ya que los libaneses sufren una crisis económica que ha llevado a la mitad de la población a la pobreza.
Además, el patrocinador de Hezbollah, Irán, está participando en conversaciones nucleares con Occidente, con crecientes esperanzas de que se llegue a un acuerdo. Teherán también ha mantenido conversaciones con su rival regional desde hace mucho tiempo, Arabia Saudita, lo que indica una posible disminución de la tensión, que a menudo se extendió también a los países vecinos.
"Hasta ahora, Hezbollah no parece inclinado a malograr las conversaciones de Irán con las potencias mundiales en el frente nuclear porque quiere ver un alivio de las sanciones para su principal patrocinador político, militar y financiero", agregó Karam, quien cubre la política de Medio Oriente para el periódico regional The National.
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Un oficial de Hezbollah, frente a una posición de las FDI, muestra las medidas dispuestas por Israel a lo largo de la frontera con el Líbano.
(AP)
En una manifestación en el sur de Beirut el lunes, un alto funcionario de Hezbollah, Hashem Safieddine, se jactó de la potencia de fuego del grupo, que según dijo se ha multiplicado muchas veces desde la guerra de 2006, pero sugirió que no ha llegado el momento de que Hezbollah se involucre en una confrontación directa.
"Esperamos el día en que lucharemos juntos, con ustedes, lado a lado y hombro con hombro, en todos los frentes para extraer esta célula cancerosa", dijo, dirigiéndose a los palestinos y refiriéndose a la presencia de Israel en el mundo árabe. “Este día se acerca, es inevitable”, añadió.
Hezbollah se ha vuelto considerablemente más poderoso en la última década y ha acumulado un ejército formidable, con una valiosa experiencia en el campo de batalla respaldando a las fuerzas del presidente sirio Bashar al-Assad en la guerra civil del país vecino, dicen los funcionarios de defensa israelíes.
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El presidente sirio, Bashar Al Assad, junto al líder supremo de Irán, Alí Jamenei.
(AP)
Durante la inconclusa guerra de 2006, de un mes de duración, el grupo lanzó unos 4.000 cohetes contra Israel, tantos como Hamas y otros grupos palestinos dispararon contra Israel durante la actual ronda de combates, la mayoría de ellos proyectiles no guiados con alcance limitado. Hoy los funcionarios israelíes dicen que Hezbollah posee unos 130.000 cohetes y misiles capaces de atacar prácticamente en cualquier lugar de Israel.
Yadlin, el exjefe de inteligencia militar israelí, dijo que todas las evaluaciones de inteligencia indican que Hezbollah no quiere un conflicto directo con Israel. "Nasrallah está en la posición de que no quiere repetir el error de 2006. Sabe que no será el defensor del Líbano, será el destructor del Líbano", opinó Yadlin. "Tuvo muchas oportunidades y no las ha aprovechado". Se refería a los ataques israelíes contra los activos de Hezbollah en Siria por los cuales el grupo prometió tomar represalias, pero aún no lo ha hecho.
"Nasrallah no quiere repetir el error de 2006. Sabe que no será el defensor del Líbano, sino el destructor del Líbano"
Qassim Qassir, analista y experto en asuntos de Hezbollah en el Líbano, coincidió en que no parecía haber ninguna intención de abrir el frente sur porque "conduciría a una guerra total con consecuencias que nadie puede predecir".
Por ahora, tanto Israel como Hezbollah consideran que la disuasión establecida después de la guerra de 2006 se mantiene, con Hezbollah amenazando con atacar más profundamente que nunca dentro de Israel, incluidas sus instalaciones nucleares, e Israel prometiendo atacar la infraestructura civil, causando daños masivos.
Pero cada día que pasa se acerca la posibilidad de que surja un conflicto no deseado. "Por ahora, este paradigma parece mantenerse", señaló Qassir.