La inminente anexión de partes de Cisjordania tiene implicaciones dramáticas para Israel y su economía, y debido a que se trata de un evento histórico, debemos examinar sus implicaciones y mostrar los aspectos económicos y sociales a la conciencia pública.
Solo cuando el público sea consciente de todos estos aspectos, puede juzgar por sí mismo si decirle sí o no a la anexión.
Si se hubiera llevado a cabo una discusión en profundidad de las ramificaciones de la medida, las reacciones del público probablemente habrían sido completamente diferentes. Pero parece que el liderazgo actual insiste en evitar estos aspectos para impedir la respuesta real del público y ya no podremos decir que estaba claro lo que iba a suceder.
Este comportamiento es indignante e irresponsable y podría convertirse en una catástrofe nacional.
En la actualidad, el liderazgo está hablando de una anexión parcial, pero oculta el hecho de que tal medida derivará, eventualmente, en una anexión completa.
Esto solo puede ocurrir dentro de muchos años, pero tenemos una obligación para las generaciones venideras.
Los partidarios de la idea de anexión en su forma actual están deslumbrados por su visión del "Gran Israel" e ignoran su deseo de territorio, pero no los locales.
Si pudieran, harían emigrar a los lugareños, pero eso no sería posible, por lo que tendrían que otorgar a los palestinos el estatus de residencia sin derecho a voto, al igual que los residentes de Jerusalem Oriental. Esto tiene un alto precio económico.
Sin embargo, el proceso de anexión parcial no está motivado por estas consideraciones, sino más bien por la presión intra-israelí de los partidarios de la idea del Gran Israel, que se basa en el núcleo duro de los colonos, así como la presión de otros grupos, aquellos que renunciaron a el camino diplomático porque los palestinos "no son socios para la paz".
Además, la anexión se apoya en la idea de que los palestinos han perdido la esperanza de una solución diplomática debido a su difícil situación y están dispuestos a conformarse con un Estado en el que reciban los mismos servicios que los israelíes.
La anexión parcial significa un Estado para dos pueblos, un Estado que no garantizará la paz, sino una lucha interna que podría escalar a una guerra civil.
La comunidad internacional ejercerá presión e impondrá sanciones a Israel si no otorga igualdad a total a su población palestina, al igual que lo hizo con Sudáfrica.
La comunidad internacional cambiará el paradigma de una solución de dos Estados a una solución de un Estado e igualdad para todos.
Un Estado significa 2.5 millones adicionales de palestinos en Cisjordania, cuyo PBI per cápita es inferior a 5.000 dólares. La anexión reducirá el PBI promedio del nuevo Estado unido a 25.000 dóalres per cápita (el actual es de casi 42.000 dólares), lo que puede hundirse aún más debido al coronavirus.
Este Estado será completamente diferente: la minoría palestina crecerá a alrededor del 40%, lo que llevará a un país binacional.
Además, la anexión hará que Israel caiga al final de la lista de países desarrollados debido a los muchos recursos que tendrá que proporcionar a todos los residentes del Estado binacional: bienestar, educación, atención médica y más.
Hoy, el costo de estos servicios se estima en más del 12% del presupuesto estatal, que es más de 50 mil millones de shekels (más de 14 mil millones de dólares) al año, y estas son las estimaciones más conservadoras.
Esto obligará al Estado a aumentar los impuestos y recortar algunos servicios para aquellos que ya los están recibiendo. Esto perjudicará al público en general, pero principalmente a los que menos tienen.
Esto también dañará la calificación crediticia de la economía israelí. No sucederá de la noche a la mañana, sino gradualmente a lo largo de los años. Pero el destino es claro: habrá un cambio fundamental en el carácter del Estado y su economía.
5 צפייה בגלריה


Un manifestante con una máscara de Netanyahu durante una demostración de apoyo a la anexión.
(Moti Kimchi)
La anexión parcial creará una nueva dinámica. Israel no solo perderá su carácter judío, sino también su carácter económico y social.
Incluso hoy, Israel brinda servicios a sus ciudadanos que tienen ingresos inferiores al promedio de los países de la OCDE, y agregar más residentes que pertenecen a los niveles de ingresos más bajos de la población solo exacerbarán la situación y aumentarán la desigualdad, lo que resultaría en una división nacional y religiosa.
Al examinar las implicaciones de la anexión como un evento histórico importante, la pregunta correcta para los residentes de Israel sería: "¿Está dispuesto a pagar el precio económico, personal y familiar que conlleva la anexión a largo plazo -un cambio en el carácter socioeconómico del Estado, aumento de impuestos y peores servicios civiles- para que podamos pagar los mismos servicios para la población palestina anexada?
La respuesta sería un rotundo "no". Por lo tanto, piensa antes de actuar.