El reciente anuncio público de la salida del closet del reportero ultraortodoxo del Canal 12, Yair Cherki, suscitó nuevas conversaciones sobre la adecuada intersección entre homosexualidad y religión. Especialmente dentro de las comunidades religiosas.
En su declaración, Cherki explica que lleva años luchando con este conflicto, y que vivió en el "armario" por miedo a decepcionar a sus seres queridos y a su comunidad. Además, escribe que se revela no porque quiera, sino porque se siente obligado a hacerlo.
Esta afirmación es significativa por sus antecedentes y por el hecho de que se autoidentifica como miembro de la comunidad religiosa, lo que demuestra que es posible ser gay y religioso a la vez.
Esto es más que una declaración personal. Sus palabras ilustran que ser gay no es incompatible con ser religioso, y que es completamente falso que haya que rechazar la fe para ser abiertamente homosexual. Al salir del armario, lo quisiera o no, Cherki desafía estas normas, demostrando que es posible ser fiel a uno mismo manteniendo la fe.
El hecho de que las palabras de este joven periodista puedan suscitar conversaciones sobre la homosexualidad dentro de la comunidad religiosa las hace más significativas. Es probable que se debata en sinagogas, jeshivas y otras instituciones religiosas. Obligará a las personas a enfrentarse a sus prejuicios sobre la homosexualidad y a cómo se relacionan con sus creencias religiosas. Algunos se sentirán inspirados, otros se escandalizarán. Pero por fin tendrán un debate sobre las realidades que la gente intento ocultar durante demasiado tiempo.
Sin embargo, su mensaje también pone de relieve los retos a los que se enfrentan muchos miembros de comunidades religiosas al salir del armario.
En mi caso, como joven adulto que creció en una comunidad judía religiosa en Francia, el mensaje de Cherki podría haberme ofrecido mucha orientación y apoyo cuando era más joven y tenía dificultades con mi propia identidad.
Me habría ayudado a aceptar mejor mis gustos y a encontrar las palabras adecuadas para describir mis sentimientos y mis miedos a mis allegados, incluidos mi familia y mis amigos.
Hoy, la salida del closet de Cherki es un paso adelante, pero también es un recordatorio de que aún queda mucho trabajo por hacer. Para tener un futuro mejor, la sociedad religiosa israelí debe seguir debatiendo estas cuestiones.
Mirando hacia atrás, estoy agradecido por los avances que se hicieron en Israel y en casi todo el mundo en los últimos años en lo que respecta a las cuestiones LGBTQ+.
La valentía de los activistas, independientemente de su nacionalidad, fe y religión, contribuyó al establecimiento de una sociedad que acepta mejor a la comunidad. Aunque todavía queda trabajo por hacer, el hecho de que estemos celebrando estos debates es un motivo para ser optimistas.
Hoy, la sociedad israelí está más preparada que nunca para reconocer la urgencia de la situación e iniciar su propia introspección para zanjar la injusticia y el clima de miedo en el que viven los jóvenes homosexuales religiosos. Mi esperanza es que las declaraciones de Cherki tengan por fin un impacto y abran la puerta a un mayor respeto en esas comunidades.
Gracias, Yair.