Netanyahu va a mantener a Hamás en el poder en Gaza para permanecer en el poder en Israel. Puede que eso no sea lo que él quiere, pero es lo que sucederá como resultado de su conducta y su escape de tomar las decisiones necesarias que hacen falta desde el 7 de octubre. Precisamente porque todo el Estado de Israel se mantuvo como un solo hombre detrás de los objetivos de la guerra –el regreso de los secuestrados y la destrucción de Hamas como organización terrorista y como régimen civil– y con ello todo el mundo libre, éste es un error histórico que podría convertir la guerra más justa, con los altos precios que pagamos, en otra guerra más, que haga que Israel sea más débil y esté más aislado que nunca. Pero no es demasiado tarde para traducir los logros militares en un cambio en la realidad regional de seguridad a largo plazo. Con el fin de desarraigar a Hamás de Gaza, sus capacidades terroristas deben ser destruidas, y las FDI lo están llevando a cabo de manera impresionante. Pero para derrocar al régimen de Hamás no basta con dañar sus capacidades gubernamentales. Debe ser reemplazado por otro régimen que llene el vacío e impida su regreso. El gobierno se niega a aceptar esta decisión.
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Milicias de Hamás durante un desfile. La victoria militar de Israel, por si sola, no resuelve el problema.
(AFP)
La negativa del gobierno a ponerse de acuerdo sobre la identidad del gobierno alternativo perjudica tanto la realización de los objetivos militares como la capacidad de devolver a los secuestrados. En la práctica, el gobierno renunció a realizar los objetivos de la guerra por temor a que la necesaria decisión sobre un gobierno alternativo en Gaza socavara la coalición hasta el punto de desmantelarla, y ésta es la base de la fuerte acusación al comienzo del artículo.
Israel fue a la guerra envuelto en el apoyo internacional, liderado por Estados Unidos. Se trataba de un apoyo verbal y práctico que incluía la libertad de acción militar, la protección en el Consejo de Seguridad, el despliegue de portaaviones para crear disuasión y prevenir la guerra regional, y el suministro continuo de armas. Seis meses después, Israel se encuentra en la peor situación política y de seguridad de su historia. El impresionante apoyo internacional que hemos recibido se está desvaneciendo. Nuestros corazones siguen estando en las comunidades circundantes, con los combatientes de las FDI y las familias de los secuestrados, pero el mundo ha estado durante mucho tiempo en Gaza, contando las muertes palestinas, condenando a Israel y exigiendo un alto el fuego inmediato.
Dedo en el ojo
No es nuevo que, a medida que una operación o una guerra continúa, el mundo transfiere su empatía y apoyo a un bando percibido como débil. Esta vez, sin embargo, el antisemitismo y el odio profundo han inundado las calles y las redes, hasta el punto de las escandalosas acusaciones de genocidio contra Israel, mientras que el genocidio contra los judíos es la esencia de la existencia de la organización terrorista. Necesitábamos un gobierno que supiera cómo hacer frente a un desafío tan enorme, histórico en sus dimensiones, no sólo con una mejor promoción, sino con decisiones y acciones que hubieran contribuido a recibir una mejor ayuda de nuestros amigos de todo el mundo. En cambio, tenemos un gobierno que echa leña al fuego.
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El primer ministro Netanyahu reunido con los altos mandos de defensa de Israel.
(GPO)
A veces, cuando las necesidades de seguridad lo requieren, uno tiene que discutir, incluso con Estados Unidos. Como ministra de Asuntos Exteriores lo hice, pero en una sala cerrada. Netanyahu, por su parte, decidió provocar públicamente a todo el mundo y escupir en el pozo estadounidense, con el que las relaciones son estratégicamente importantes para la seguridad de Israel. No lo hace por razones de seguridad, sino con fines políticos frente a sus socios y para posicionarse como un "líder fuerte frente al mundo". Ya hemos visto el resultado de una campaña "fuerte contra Hamás", y también en este caso el daño no se hizo esperar. Los llamamientos a un alto el fuego y al suministro de armas no hacen más que aumentar.
Desde el estallido de la guerra, he estado en foros internacionales, dando conferencias, participando en paneles, defendiendo a Israel y a las FDI, y nunca había visto a Israel tan aislado. Era posible, y sigue siendo posible, convertir la difícil situación en un cambio estratégico de seguridad regional, por lo que pedí al gabinete, ya en la segunda semana de la guerra, que tomara decisiones inmediatas sobre el día después como un objetivo estratégico del que se derivan las tácticas militares. Incluyendo la determinación de quién gobernará la Franja de Gaza y se ocupará de millones de palestinos antes de que la responsabilidad recaiga sobre nosotros, y sin dejar atrás el caos que permitiría el resurgimiento de Hamás u otra organización terrorista asesina.
Por mi experiencia como ministra de Relaciones Exteriores en operaciones militares y de guerra, y como alguien que inició resoluciones del Consejo de Seguridad a favor de Israel, sé que es posible movilizar al mundo para apoyar la seguridad de Israel, ciertamente después de un evento tan terrible. Un dedo en el ojo agrada a la base, pero daña a Israel. Debemos cooperar en lugares que no perjudiquen la seguridad, permitir la ayuda humanitaria en lugar de reforzar las afirmaciones infundadas contra Israel, y crear un cambio en la realidad de Gaza y la seguridad a largo plazo para Israel.
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Los eventos terribles del 7 de octubre derivaron en un apoyo histórico para Israel. Hoy, el país se encuentra aislado de la comunidad internacional.
(Ynet)
La decisión sobre un régimen alternativo en Gaza permitirá que el resto de este complejo rompecabezas se lleve a cabo, incluida la liberación de los secuestrados y el regreso de parte de la población palestina al norte de Gaza como prueba de un régimen alternativo bajo supervisión israelí e internacional. La presión internacional contra el ataque de Rafah también habría disminuido, pero cuando el primer ministro anuncia que hay una fecha para el ataque de Rafah con el fin de apaciguar a sus socios políticos, no sólo aumenta la presión internacional contra la medida, sino que perjudica directamente las posibilidades de un acuerdo de rehenes.
La decisión sobre un régimen alternativo también permitirá hacer realidad la oportunidad que se presenta sobre la mesa: la normalización con Arabia Saudita, el reemplazo de Hamás, los acuerdos sobre la libertad de acción de Israel en la guerra contra el terrorismo, los arreglos de seguridad con respecto a la frontera entre Gaza y Egipto y una alianza de seguridad regional en cooperación con otros países árabes. En lugar de seguir cavando y hundiéndonos en el barro, se nos ofrece una ruta de salida segura, después de la cual podremos abordar la cuestión de la seguridad en la frontera libanesa.
Escoger el mal menor
Israel debe aceptar el gobierno de la Autoridad Palestina en Gaza e indicar un horizonte para un proceso político conducido por Estados Unidos y con la cooperación de los países de la región, que incluya cambios como dejar de financiar a las familias de los terroristas. Pero el gobierno se niega.
Muchos en el establishment de defensa saben, como yo, que incluso si la Autoridad Palestina es problemática, las otras opciones son malas para Israel: mantener a Hamás, una ocupación renovada que nos impondrá la responsabilidad de cuidar a dos millones de residentes, o un caos en el que Hamás volverá a crecer. Cada vez son más los altos funcionarios que lo entienden, pero utilizan eufemismos. Me encantaría escuchar opciones más realistas, pero hoy la elección es entre los que cometieron una terrible masacre contra nosotros y prometen repetirla, y los que mantienen la coordinación de seguridad con Israel en Cisjordania.
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Elegir entre quienes derribaron la valla y nos atacaron y aquellos con quienes mantenemos hace años una coordinación de seguridad en Cisjordania.
(Ynet)
La no resolución es una opción de facto de Hamás, y éste es precisamente el concepto que se ha derrumbado. La estrategia de seguridad necesita dos patas: la fuerza militar contra el terrorismo y las acciones políticas contra él, junto con elementos pragmáticos. Son dos caras de la misma ecuación. Así es como actué. Netanyahu hizo lo contrario. Es fácil estar de acuerdo en que el error fue fortalecer a Hamás. Pero ignorar el otro lado de la ecuación nos lleva de vuelta al mismo concepto. El día después siempre llega. Incluso si seguimos golpeando con fuerza y destruyendo las capacidades militares de Hamás, necesitamos el último tramo diplomático. Sin él, Hamás volverá.
Netanyahu ya había rechazado una oportunidad similar al final de la Operación Margen Protector. Ahora que Arabia Saudita se ha agregado a la ecuación, sería un error histórico. Nosotros, como país, buscamos la victoria mientras que las organizaciones terroristas quieren sobrevivir. Nuestra victoria debe incluir la eliminación de la infraestructura terrorista y la libertad de acción militar en Gaza, un acuerdo para devolver a los rehenes, el reemplazo de Hamás como gobierno y el avance de las dos cosas que está tratando de impedir: la alianza con Arabia Saudita y un horizonte político para nosotros y los palestinos. Esta es la victoria absoluta, y es posible.
El terrible suceso que nos sobrevino hace seis meses sacó lo mejor del pueblo de Israel. Es imposible retroceder en el tiempo, pero es posible dar forma al futuro y volver a fortalecer la seguridad de Israel y la sociedad israelí en el país.
