Árabes israelíes protestan frente a la Knesset antes de la votación sobre la Ley de Reunificación Familiar.
Árabes israelíes protestan frente a la Knesset antes de la votación sobre la Ley de Reunificación Familiar.
AP
Ayelet Shaked, ministra del Interior.

Una bomba de tiempo llamada Ayelet Shaked

Opinión. Incluso después de que la Knesset decidió no renovar la ley que prohibía a palestinos casados ​​con israelíes recibir de forma automática la ciudadanía, la ministra del Interior persiste en sus esfuerzos para bloquear las solicitudes de quienes desean reunirse con sus familias en Israel.

Dr. Elias Matanis - Adaptado por Adrián Olstein |
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Gracias a Dios, la Ley de Reunificación Familiar fue derogada hace dos semanas, acabando con una mancha oscura que se cernía sobre el Estado de Israel. Ya no existe una ley que, bajo el pretexto de una "orden temporal", a lo largo de 19 años nos convirtió a los árabes de Israel en ciudadanos de segunda clase.
La gente debe darse cuenta de que esta ley, precedida por la Ley del Retorno, es una de las más vergonzosas, ya que le indica a los ciudadanos árabes de Israel de quién pueden enamorarse. En un giro irónico de la historia, fue el Likud y la oposición de derecha quienes votaron en contra, mientras que Meretz (izquierda) votó a favor.
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Ayelet Shaked, ministra del Interior.
Ayelet Shaked, ministra del Interior.
Ayelet Shaked, ministra del Interior.
(Yonatan Zindel)
La gente debe darse cuenta de que esta ley es una de las más vergonzosas, ya que le indica a los ciudadanos árabes de Israel de quién pueden enamorarse
La Ley de Reunificación Familiar provocó que 9.000 familias, en las cuales uno de los cónyuges hubiera nacido en Israel o en los territorios bajo su control, vivieran aquí sin estatus de ciudadanos debido a temores demográficos infundados.
Según los últimos datos publicados por la Oficina Central de Estadísticas, la población actual de Israel consta de 6,9 millones de judíos y 1,9 millones de árabes (musulmanes, cristianos y drusos). 9.000 personas no hacen una diferencia sustancial a esa historia.
Esto no impidió que la ministra del Interior, Ayelet Shaked, ordenara a sus funcionarios que se negaran a procesar las solicitudes individuales de estatus presentadas. En otras palabras, incluso después de que la Knesset derogó la ley y los marginados ganaron la votación, Shaked persiste en sus esfuerzos por ser un obstáculo y privarlos de sus derechos.
Es improbable que tenga éxito, ya que la orden es ilegal. Lo único que logrará será enviar a los marginados a los tribunales, los cuales instruirán al Ministerio del Interior para que procese las solicitudes.
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Árabes israelíes protestan frente a la Knesset antes de la votación sobre la Ley de Reunificación Familiar.
Árabes israelíes protestan frente a la Knesset antes de la votación sobre la Ley de Reunificación Familiar.
Árabes israelíes protestan frente a la Knesset antes de la votación sobre la Ley de Reunificación Familiar.
(AFP)
Es probable que lo que Shaked quiera sea poder decirle a sus votantes de derecha que no fue ella, sino la vilipendiada Corte Suprema, la que otorgó derechos a los palestinos.
Es probable que lo que Shaked quiera sea poder decirle a sus votantes de derecha que no fue ella, sino la vilipendiada Corte Suprema, la que otorgó derechos a los palestinos. Se repetirá una vez más el juego de los políticos de extrema derecha que toman decisiones que violan los derechos humanos y que obligan a una resolución ante el Tribunal Superior de Justicia.
En este juego, en el que Shaked es experta, las personas son simples peones en manos de la mujer que en una campaña electoral publicitó un perfume llamado "Fascismo".
Lo más probable es que Shaked pierda la batalla legal, pero los mecanismos de la justicia son lentos y, mientras tanto, las personas, cada una igual de importante que Shaked, sufrirán.
El Instituto Zulat por la Igualdad y los Derechos Humanos redactó un proyecto de ley que exige al Ministerio del Interior examinar de forma individual cada solicitud de reunificación familiar y ciudadanía en Israel.
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El primer ministro Naftalí Bennett acompañado por miembros de su gobierno en el pleno de la Knesset antes de la votación sobre la Ley de Reunificación Familiar.
El primer ministro Naftalí Bennett acompañado por miembros de su gobierno en el pleno de la Knesset antes de la votación sobre la Ley de Reunificación Familiar.
El primer ministro Naftalí Bennett acompañado por miembros de su gobierno en el pleno de la Knesset antes de la votación sobre la Ley de Reunificación Familiar.
(Canal de la Knesset)
Es hora de que los representantes de la izquierda en el gobierno, que votaron a favor de la Ley de Reunificación Familiar, muestren un poco de valentía y exijan que el gobierno anule la decisión de Shaked y le recuerden al primer ministro Naftalí Bennett que la izquierda también tiene sus límites.
El racismo velado de Shaked no es una sentencia de muerte para la izquierda. Todo lo que los partidarios de los derechos humanos en el gobierno deben hacer es recordar sus principios, mantenerse firmes en ellos y recordar que en algún momento buscarán la reelección.
El doctor Elias Matanis es miembro de la Junta Directiva del Instituto Zulat para la Igualdad y los Derechos Humanos.
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