Esta semana se cumple medio año de la operación Guardián de los Muros, un período suficiente para mirar hacia atrás y hacer un balance de esos 12 días de lucha entre Israel y Hamás: que se ganó, qué se perdió y cuáles son los desafíos que enfrentan hoy las dos partes.
Desde el punto de vista operativo, es evidente que se podría haber logrado más. La operación al “Metro”, la red de túneles terroristas de Gaza, mató solamente a diez miembros de Hamás. En total, murieron menos de 100 terroristas de Hamás y la Yihad Islámica a lo largo de la operación. Y la inteligencia israelí no fue capaz de advertir con anticipación el lanzamiento de cohetes a Jerusalem que abrió la escalada en mayo.
Pero los datos también muestran que los seis meses que siguieron a la operación Guardián de los Muros fueron los más silenciosos para el sur israelí. En este lapso se dispararon apenas cinco cohetes contra Israel, la cifra más baja en comparación con los períodos posteriores a otros operativos militares en Gaza en 2009, 2012 y 2014.
La disminución del número de cohetes disparados hacia territorio israelí está acompañada de la nueva política de respuesta de las FDI, que bombardean posiciones terroristas en Gaza después de cada misil o globo incendiario disparado por Hamás o la Yihad Islámica. De todas formas, debe ponerse en la balanza que en aquellos días de mayo el frente interno israelí, incluido el centro del país, fue severamente atacado.
En agosto se produjo un hecho grave en la valla fronteriza en el que fue asesinado el combatiente israelí Barel Hadaria Shmueli, un incidente que podría haberse evitado con un despliegue táctico adecuado y que no provocó una escalada de violencia mayor por el deseo de continuar con el proceso de entendimiento mediado por Egipto.
En los seis meses que siguieron a la operación Guardián de los Muros fueron disparados apenas cinco cohetes contra Israel, la cifra más baja en comparación con los períodos posteriores a otros operativos militares en Gaza en 2009, 2012 y 2014.
Mientras Gaza estuvo tranquilo, en Judea y Samaria la realidad fue más agitada: prisioneros escaparon de una prisión de seguridad y luego fueron recapturados, y más de 30 terroristas de Hamás y la Yihad Islámica fueron abatidos en Cisjordania sin que esto derive en una respuesta militar desde la Franja de Gaza. Además, Israel logró imponer condiciones para el ingreso de los subsidios de Qatar en Gaza, y no se registraron disparos de cohetes en protesta por este cambio.
En la cúpula máxima de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) explican este silencio a partir de tres razones: la disuasión lograda sobre Hamás, las medidas de alivio humanitario y económico que implementó Israel para la población gazatí, y la intención de las organizaciones terroristas de reconstruir sus fuerzas de cara al próximo enfrentamiento.
Según importantes funcionarios de las FDI, si bien el liderazgo de Hamás en Gaza está interesado en un acuerdo, por el momento no hay avances en las gestiones para liberar a cuatro israelíes, dos soldados desaparecidos y dos civiles prisioneros, retenidos en el enclave palestino. La postura actual del gobierno israelí es que no aceptará un intercambio de prisioneros que incluya la liberación de terroristas responsables de matar a ciudadanos israelíes.
Las dos partes están interesadas en este silencio actual. Como se dijo, Hamás está reconstruyendo el arsenal perdido en los bombardeos israelíes de mayo. Además el grupo palestino busca nuevas estrategias de ataque, ya que durante la operación Guardián de los Muros fallaron todos sus planes: los túneles, los drones, los ataques a través del mar y los misiles antitanque.
Mientras, para las FDI el desafío es renovar su banco de objetivos, ya que sin metas de calidad por atacar, como fue el fallido intento de desmantelar la red “Metro”, no hay motivo para un enfrentamiento abierto. Por eso, aunque por ahora se mantuvo la calma, la situación sigue siendo tensa y ambas partes comprenden que el próximo combate es solamente cuestión de tiempo.