Moran Azulay
Moran Azulay.
Gil Yohanan
Balance del primer año de gestión del gobierno de Israel.

Un año del gobierno israelí: un camino de promesas rotas

Análisis. La ley de cannabis está estancada por la oposición de Raam, el transporte público durante los sábados asoma como un sueño lejano y los precios de vivienda siguen siendo altos.

Moran Azulay - Adaptado por Tom Wichter |
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Cuando al primer ministro Naftalí Bennett se le consulta sobre la disfuncionalidad del gobierno, suele responder alardeando logros alcanzados en relación a gobiernos anteriores, especialmente el de su predecesor y actual jefe opositor Benjamín Netanyahu. Pero dentro del combo de este gobierno israelí que lleva un año en el poder también hay bastantes promesas incumplidas y proyectos que no se sabe si verán la luz.
Ya durante la etapa de formación del gobierno algunos de sus integrantes violaron sus principales promesas electorales. Más de una vez los integrantes del partido de derecha Tikvá Hadashá sostuvieron que no estaban dispuestos a compartir una coalición con el partido de izquierda Meretz y el partido árabe Raam, y que tampoco iban a permitir que Yair Lapid fuera primer ministro de Israel (el acuerdo de coalición establece que Lapid reemplazará a Bennett a mitad de mandato). Las dos promesas se quebraron en vísperas de la formación del gobierno.
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Lapid Bennett
Lapid Bennett
Balance del primer año de gestión del gobierno de Israel.
(Yonatan Zindel)
Aquellas no fueron las únicas promesas rotas: durante años el ala más izquierdista de la oposición, que incluía a Yesh Atid, Avodá y Meretz, se refirió al despilfarro de dinero público en puestos y nombramientos de funcionarios. Estas facciones hoy forman parte de un gobierno que mantiene los vicios contra los que predicaba. Hay ministros sin cartera y 13 parlamentarios ingresaron a la Knesset a través de la Ley Noruega, que permite a los ministros renunciar a su banca y que otro integrante de su partido ocupe su lugar.
El funcionamiento de los comités de la Knesset fue en muchos casos abolido, luego de que la oposición denunciara una representación injusta. Así fue que por primera vez en la historia del parlamento israelí no se estableció un Comité de Ética, que se supone debe tratar las denuncias y condenar el comportamiento inapropiado de los parlamentarios.
La crisis política provocó que legislaciones importantes, y previamente prometidas por algunos partidos, fueran archivadas. El transporte público durante Shabat, reformas en el sistema de certificación kosher y la legalización del cannabis, estancada por la oposición del partido árabe Raam, son algunos de los temas ampliamente abordados durante la campaña electoral, pero que nunca se trasladaron a hechos.
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La ministra de Transporte Merav Michaeli en la conferencia de Ynet.
La ministra de Transporte Merav Michaeli en la conferencia de Ynet.
Merav Michaeli, ministra de Transporte, no logró avanzar en una ley que habilite el transporte público durante Shabat.
(Avigail Uzi)
Después de la formación del gobierno, el mismo acuerdo de coalición asumió un fuerte compromiso para trabajar en la reducción de los precios de la vivienda. Aunque en apenas un año hubo algunos intentos, en la práctica no se perciben resultados.
Además de las promesas incumplidas, el gobierno también registró algunos logros. El principal fue la aprobación de un presupuesto estatal por primera vez en tres años. Y también fue exitoso el plan de la policía contra el crimen en la sociedad árabe israelí, cuyos resultados se reflejan en la caída de un 40% de los tiroteos en ese sector de la población.
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