Benjamín Tobías
Benjamín Tobías
Oz Mualem
Farha, la película jordana que generó críticas en Israel.

Atacar a la película “Farha” es un gol en contra

Opinión. La producción jordana que muestra a soldados israelíes asesinando civiles es despreciable y superficial. Pero boicotear a quienes intentan proyectarla solamente aumenta el interés por el film.

Binyamin Tobias - Adaptado por Tom Wichter |
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En la película de acción El Patriota, protagonizada por Mel Gibson en el rol de un apuesto comandante americano en la Guerra de Independencia de Estados Unidos, hay una escena espantosa en la que soldados británicos encierran a mujeres y niños en una iglesia y luego incendian el edificio.
A pesar del consenso histórico sobre que ese evento no ocurrió, y la alusión al accionar de los nazis en la segunda guerra mundial, no existió ninguna queja ni llamado a boicotear la película. Más allá de algunas débiles refutaciones de historiadores, fue un gran éxito en Estados Unidos, Israel e inclusive en Reino Unido.
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Escena de "Farha".
Escena de "Farha".
Farha, la película jordana que generó críticas en Israel.
(Captura de pantalla)
El Patriota es una película estúpida, superficial y repugnante, como también es la película jordana Farha. Como crítico de cine sería una pena desperdiciar demasiadas palabras en ella. Lo que comienza como una trama bastante inmadura sobre la mayoría de edad de una niña palestina en 1948, termina en una acumulación de escenas pobres en los que esta heroína mira desde un escondite los horrores que ocurren a su alrededor, como el asesinato de soldados israelíes a civiles y a un bebé de un día de vida.
El título intencionalmente vago “inspirado en hechos reales” da suficiente libertad para la manipulación, en un contexto de suficientes incidentes difíciles y controvertidos que ocurrieron durante esa guerra. El asesinato de un bebé para caracterizar a los villanos es lo que Mel Gibson llamaría “cine de acción bien hecho”, tal como se puede ver en innumerables películas de Hollywood sobre rusos, indios o árabes.
El título intencionalmente vago “inspirado en hechos reales” da suficiente libertad para la manipulación, en un contexto de suficientes incidentes difíciles y controvertidos que ocurrieron durante esa guerra.
El año 1948 está más cerca que 1776 y por lo tanto se puede entender la angustia que sienten los israelíes ante la escena. Pero también se puede preguntar a los espectadores y a los políticos que atacaron la película si esta indignación no es del mismo tenor que la expresada ante otras producciones, en este caso locales, en las que se “difama a Israel”. ¿Qué pasó? ¿Se terminaron las películas difamatorias aquí que ahora boicoteamos las de Jordania? ¿Terminamos de disciplinar a todos los fondos cinematográficos israelíes y ahora probamos fuerza contra el gigante Netflix?
El ridículo slogan “libertad de expresión no es libertad de financiación” que inventó la censora derechista Miri Regev quedó expuesto al intentar la censura de una película extranjera que ya está a disposición del público. Estas voces de boicot solo aumentan el interés por una película que hasta ahora no había recibido demasiada atención y hoy es “la película que molestó a Israel”. Estoy seguro de que el director Farha está contento con esta reacción.
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Farha
Farha
Farha relata la historia de una joven palestina en 1948.
(Ynet)
Después de haber aumentado las reproducciones de Farha en Netflix, el siguiente paso fue hostigar a organismos culturales que se atrevieran a proyectarla en Israel.Como siempre, los primeros fueron los árabes: el intento de cancelar los fondos a un teatro de Jaffa, impulsado por los ministros de Cultura (Hili Trooper) y Finanzas (Avigdor Liberman) no perjudicarán al director, a la productora o a Netflix; pero puede provocar el cierre de otra institución cultural israelí que se atreve a desviarse del discurso principal, y el consecuente disciplinamiento para que otros tengan cuidado.
Los únicos perjudicados son los israelíes, a quienes se les estrechan cada vez más las fronteras de sus discursos y se les reduce la capacidad para comprender el espacio en el que viven, tal como quedó demostrado con la actitud hacia los israelíes en la Copa del Mundo. El daño principal de Farha no es calumniar la historia de Israel, sino convertir a Israel en una democracia más débil en el presente. Un auténtico gol en contra.
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