La semana pasada, la carrera presidencial estadounidense comenzó oficialmente cuando el expresidente Donald Trump derrotó a sus competidores en Iowa y se consolidó como el principal candidato para ganar la nominación republicana en las primeras elecciones primarias. Parece que el candidato del Partido Demócrata será el actual presidente Joe Biden, y no sucede nada sorprendente hasta entonces, el 5 de noviembre será una revancha entre los dos junto con las elecciones para el Congreso, varios gobernadores.
Trump y Biden fueron las dos personas de mayor edad en ingresar a la Casa Blanca y cada uno planteó dudas sobre la elegibilidad de cada uno. Ambos tienen nietos judíos y las encuestas muestran una ligera ventaja para Trump. En el Congreso, la Cámara es ahora mayoritariamente republicana y los demócratas controlan el Senado. Incluso allí las encuestas están reñidas y no está claro qué pasará con el equilibrio de poder dentro del poder legislativo.
Tras las crecientes tensiones entre la administración Biden y el gobierno israelí en torno al día después de la guerra, algunos círculos en Israel esperan el regreso de Trump, porque "él es mejor para Israel".
De hecho, durante su presidencia se establecieron relaciones diplomáticas entre Israel y varios países árabes bajo el liderazgo de Estados Unidos, lo que sin duda fue un paso significativo. Estados Unidos se retiró del acuerdo nuclear con Irán y cada uno de nosotros decidirá si la determinación fue beneficiosa o perjudicial para Israel.
Algunos círculos en Israel esperan el regreso de Donald Trump.
Trump reconoció a Jerusalem como la capital de Israel y trasladó allí la embajada, e incluso reconoció la anexión del Golán. En respuesta, el primer ministro Benjamín Netanyahu lo equiparó con el rey Ciro de Persia, que hizo posible el regreso de Sión, con el ministro de Asuntos Exteriores británico, Lord Arthur James Balfour, que declaró el apoyo de su país al establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío en la Tierra de Israel, y al presidente Harry Truman, quien anunció el reconocimiento estadounidense de Israel 11 minutos después de que se anunciara su creación.
Vale la pena examinar esta glorificación y las expectativas que crea. Unos días después del inicio de la guerra en Gaza, como parte de su crítica a la falta de preparación de Israel, Trump optó por decir que Netanyahu lo había decepcionado cuando Israel no ayudó en la eliminación del comandante de las Fuerzas Al-Quds, Qassem Soleimani, en 2020. En una entrevista, dijo, "dejemos que esto se desarrolle".
Estas cosas reflejan su enfoque separatista respecto del papel de Estados Unidos en el mundo, similar a su actitud hacia la OTAN, y su realización permitirá una mayor influencia de Rusia y China. Trump también dijo que no existe un odio como el de los palestinos hacia Israel y el pueblo judío, y añadió que probablemente también sea cierto lo contrario, aunque el odio opuesto sea menos dominante. Al hacer eso, nos comparó a nosotros y a Hamás.
En el pasado, Trump ha tenido declaraciones (y acciones) que pueden interpretarse como racistas o antisemitas. Sus defensores los atribuyen a arrebatos espontáneos, aunque se espera que un líder reflexione y consulte antes de formular posiciones y expresarlas. Pero no seremos nosotros quienes elijamos al próximo presidente de Estados Unidos.
Por lo tanto, éste no es el lugar para analizar por qué muchos de los altos funcionarios que nombró, incluidos el vicepresidente, secretarios, asesores de seguridad nacional y portavoces, criticaron públicamente el conocimiento, el juicio, la credibilidad y la conducta del único hombre responsable del ejército más grande del mundo, incluidos los códigos nucleares. No intentaré explicar cómo alguien que está metido hasta el cuello en asuntos legales (incluida una condena por agresión sexual y una indemnización adicional de cinco millones de dólares) puede ganarse la confianza renovada de los estadounidenses.
No describiré el encanto populista para los votantes con dificultades económicas y sin educación, convencidos de que el hijo de un hombre muy rico, que estudió en instituciones prestigiosas, merece representarlos contra las "élites". Y no entraré en detalles sobre las consecuencias de su segundo mandato sobre el estatus de Estados Unidos en el mundo, sino que me conformaré con la perspectiva israelí.
No describiré el encanto populista para los votantes con dificultades económicas y sin educación.
No sería justo comparar las acciones de Trump con las de Biden, que lleva más de 50 años en el Senado y durante los cuales demostró su apoyo, incluso cuando fue presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado. Durante los cuatro años de Trump como presidente, ganó popularidad en Israel, pero las expectativas de él tanto por parte del pueblo como del gobierno de Israel pueden ser un poco altas. Es dudoso que Trump en Israel se parezca a Cyrus, Balfour o Truman, pero lo cierto es que no es el Mesías, y es mejor no esperar de él salvación ni milagros que puedan cambiar la realidad.
* Ex embajadora de Israel en Sudáfrica, la primera embajadora en los recientemente independizados Estados bálticos y sirvió como enlace con el Congreso en la embajada de Israel en Washington DC.
