Este jueves por la mañana, cuando toda Israel se detenga durante la sirena de dos minutos en honor a los seis millones de judíos que perecieron en el Holocausto, también debemos recordar a los que sobrevivieron al genocidio.
Estas personas sobrevivieron a los horrores de la Segunda Guerra Mundial y, sin embargo, no pueden llegar a fin de mes en el Estado de Israel, pasando sus últimos años en condiciones terribles, que incluyen hambre, abandono, pobreza y una soledad insoportable.
Pero sobre todo, se sienten olvidados por el país que tanto aman. Un país que construyeron con sus propias manos y por el que sacrificaron todo.
Uno de cada cuatro supervivientes del Holocausto en Israel vive por debajo del umbral de la pobreza
Cuando llegaron a la tierra prometida, se llenaron de esperanza de tener una vida mejor tras haber luchado contra sus guerras. Construyeron un hogar y una familia, mientras vivían en la dura realidad israelí con el trauma de los horrores de la guerra.
Los dolorosos recuerdos de la infancia, que desean olvidar, inundan su conciencia día y noche. Las imágenes de la muerte, el hambre, el dolor y el miedo se extienden hasta los oscuros días en los que el mundo perdió su humanidad, pero de alguna manera lograron aferrarse a la fe y sobrevivir.
Piensa en ellos que se sientan en sus casas, completamente solos, pasando sus últimos días mirando la televisión, esperando que pase otro día, que pase la vida. Nadie llama a su puerta, nadie pregunta cómo están. Y a veces, pasan días sin hablar con un solo alma, simplemente porque no tienen a nadie.
"Me duele pensar en cómo todos los que sobrevivieron al Holocausto, tuvieron que luchar en Israel sólo para sobrevivir"
Nylan Reich, sobreviviente del Holocausto
Piensa que uno de cada cuatro supervivientes del Holocausto en Israel vive por debajo del umbral de la pobreza. Se ven obligados a elegir una y otra vez entre la medicina y la comida. Pasan los fríos días de invierno sin calefacción porque no pueden pagar las elevadas facturas de electricidad. Se ven aplastados bajo el peso del alto coste de la vida en el país y, sin quererlo, tienen que renunciar a más y más productos sólo para sobrevivir.
Muchos de ellos no conocen sus derechos, mientras que otros renuncian al arduo camino burocrático. Los que no tienen una familia que los acompañe tienen pocas posibilidades de ganar esa batalla de desgaste burocrático, que en muchos casos no les daría derecho más que a minúsculos estipendios.
Ahora pregúntese, ¿estamos haciendo lo suficiente por estas personas?
Hace un año y medio, Nylan Reich, un superviviente del Holocausto de 89 años, llamó al portal hermano de Ynet, Yedioth Ahronoth, y pidió que fueran a ver cómo viven los sobrevivientes del Holocausto en Israel. Todo lo que quería era que escucháramos su grito de ayuda.
Su apartamento estaba lleno de suciedad y basura, y él se esforzaba por cuidar de sí mismo a causa de sus problemas de visión y otras enfermedades. "Quiero que todo el mundo vea cómo viven los sobrevivientes del Holocausto de mi edad, los que lo perdieron todo durante la guerra", comentó con gran dolor.
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Israelíes protestan por la justicia social para los supervivientes del Holocausto en 2013.
(Yaron Brener)
El lema de Israel es "no olvidar nunca", pero requiere que recordemos el legado no sólo de los muertos, sino también de los vivos
"Me duele pensar en cómo todos los que sobrevivieron al Holocausto que murieron en los últimos años, tuvieron que luchar en Israel sólo para sobrevivir. Me encuentro llorando en casa. Vine a Israel, casi solo, porque no quería quedarme en el lugar donde murió toda mi familia. Pero incluso ahora, a mi edad, estoy sufriendo", agregó.
Reich murió a causa del coronavirus hace unos meses, sintiéndose desatendido, abandonado, con el corazón roto y herido por el país que tanto amaba.
El lema de Israel es "no olvidar nunca", pero requiere que recordemos el legado no sólo de los muertos, sino también de los vivos. Estamos en la recta final.
Cada día mueren unos 40 sobrevivientes del Holocausto, y ésta es nuestra última oportunidad de permitirles vivir sus últimos días con dignidad.
Merecen que el Estado de Israel haga todo lo posible para que tengan una vida mejor.
