Michael Milshtein
Michael Milshtein
Ynet
El World Trade Center en Nueva York arde después del ataque del 11 de septiembre de 2001.

El fracaso de la Pax Americana

Análisis. El último cambio de enfoque por parte de los Estados Unidos hacia Medio Oriente empodera a Rusia, China e Irán, así como a grupos extremistas como Al Qaeda. Mientras la Casa Blanca opta por una actitud diplomática, sus aliados en la región encienden sus alarmas.

Michael Milshtein - Adaptado por Juan Martín Fernández |
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La caída de Afganistán ante los talibanes se acerca inquietantemente al vigésimo aniversario de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington. El peor ataque contra la integridad de los Estados Unidos se planeó en Kabul y la posterior invasión norteamericana marcó el primer paso en la evolución de un nuevo Medio Oriente.
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El World Trade Center en Nueva York arde después del ataque del 11 de septiembre de 2001.
El World Trade Center en Nueva York arde después del ataque del 11 de septiembre de 2001.
El World Trade Center en Nueva York arde después del ataque del 11 de septiembre de 2001.
(AP )
De este modo, el regreso de los talibanes 20 años después de que el grupo fuera derrocado por las fuerzas invasoras de Estados Unidos es una prueba del fracaso de la estrategia de la Pax Americana, que tenía como objetivo llevar democracia y estabilidad a la región. Estas políticas posteriores a la Segunda Guerra Mundial se aplicaron con éxito en Alemania y Japón. Pero al invadir Afganistán y luego Irak, Estados Unidos abrió una caja de Pandora, desatando el odio, el sectarismo y las guerras religiosas en la región.
Este fracaso de los norteamericanos es testimonio de la dificultad de los tomadores de decisiones en Washington para comprender las culturas extranjeras y especialmente las del mundo musulmán. Además, refleja sus débiles intentos de imponer a las naciones del Medio Oriente los mismos valores que habían evolucionado durante siglos en Occidente.
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Combatientes talibanes en Kabul el lunes.
Combatientes talibanes en Kabul el lunes.
Combatientes talibanes en Kabul el lunes.
(AFP)
Tales esfuerzos se realizaron repetidamente a lo largo del tiempo, incluso en la década de 1960, en la Guerra de Vietnam (1955-1975). Por caso, durante este conflicto, el entonces secretario de Defensa, Robert McNamara, abordó la guerra con habilidades del mundo de la ingeniería industrial.
O cuando el ex presidente Jimmy Carter se opuso a una mano dura de las fuerzas de seguridad del sha de Irán contra la oposición, lo que contribuyó a la caída de su régimen y, en última instancia, allanó el camino para el establecimiento de la República Islámica en 1979. Otro ejemplo de los últimos años fue cuando en 2009, el ex jefe de Estado Barak Obama, en un discurso en El Cairo, lamentó la falta de democracia en el Medio Oriente.
El último antecedente de este tipo fue el recordado "Acuerdo del Siglo". En esta ocasión, el ex presidente Donald Trump trató de resolver un conflicto emocional de varios años (el que enfrenta a israelíes y palestinos) utilizando herramientas de su carrera empresarial.
Ahora bien, la retirada estadounidense de Afganistán es una mala noticia para Israel y para el mundo árabe sunita. Aunque Washington mantiene su influencia sobre la región, muestra poca motivación para desempeñar un papel relevante en el futuro y prefiere un enfoque diplomático para preservar los intereses en el área.
Esta actitud de la Casa Blanca podría disminuir su posición ante los ojos de actores como Rusia, China e Irán; y animarlos a aumentar su beligerancia. También podría motivar a grupos extremistas como Al Qaeda a renovar sus ataques y profundizar las preocupaciones de algunos países de Medio Oriente por la pérdida de un aliado estratégico vital.
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Un infante de marina estadounidense utiliza alambre de púas para proteger la embajada norteamericana en Kabul la semana pasada, mientras las fuerzas talibanes avanzaban hacia la ciudad.
Un infante de marina estadounidense utiliza alambre de púas para proteger la embajada norteamericana en Kabul la semana pasada, mientras las fuerzas talibanes avanzaban hacia la ciudad.
Un infante de marina estadounidense utiliza alambre de púas para proteger la embajada norteamericana en Kabul la semana pasada, mientras las fuerzas talibanes avanzaban hacia la ciudad.
(AFP)
Esta nueva política estadounidense se desarrolla mientras todo la región una profunda inestabilidad. De hecho, dadas las circunstancias, da la sensación que la más mínima chispa podría encender la zona y poner en peligro las estructuras políticas actuales.
Las naciones del Medio Oriente no avanzarán hacia la democracia y los derechos humanos por la fuerza, ni estarán motivadas por medios sociales y económicos. Solo un cambio en la posición de los establecimientos religiosos, los medios de comunicación y los sistemas educativos puede provocar el ansiado cambio.
Michael Milshtein es el director del Foro de Estudios Palestinos en el Centro Moshe Dayan de Estudios Africanos y del Medio Oriente de la Universidad de Tel Aviv.
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