¿Cuál es el significado de "nunca más"? ¿Es solo otra frase hecha que decimos sin pensar demasiado en lo que significa? Y cuando prometemos "nunca olvidar", ¿realmente lo creemos?
Si es así, ¿cómo es que incluso en estos días en el corazón de Europa somos testigos de atrocidades similares que incluyen imágenes de fosas comunes en las calles? ¿Será que el mundo no aprendió nada de los horrores de la guerra? Todas estas preguntas me están preocupando últimamente y no puedo evitar asociarlas a un evento diferente, que en apariencia no guarda relación con la horrible guerra en Ucrania.
Durante la Marcha por la Vida de este año, realizada en Polonia después de dos años de pandemia, solo participaron ocho sobrevivientes del Holocausto. Son los testigos restantes de uno de los genocidios más grandes de la historia, los últimos destellos de memoria que todavía le pueden contar aquello que la humanidad permitió que sucediera.
La invasión rusa de Ucrania no es similar al Holocausto, y Vladimir Putin no es Adolf Hitler. El mundo no está mirando para otro lado como lo hizo durante el Holocausto. Pero no puedo evitar preguntarme: ¿Nos hemos vuelto más indiferentes e insensibles al sufrimiento humano a lo largo de los años? ¿O esto ocurre porque cada vez hay menos sobrevivientes del Holocausto que puedan recordarnos las lecciones de la Shoá?
Sí, desde la Segunda Guerra Mundial hasta ahora hemos sido testigos de hechos extremadamente difíciles y terribles, incluso de crímenes de lesa humanidad. Por ejemplo, el genocidio de Ruanda o el ataque químico en Ghouta, Siria. Pero aún así algo de la difusión pública de los asesinatos en masa en esta era de los medios, en la que todo se transmite en vivo, no me permite descansar. Cuando recuerdo a los cientos de sobrevivientes de la Shoá con los que tuve el privilegio de hablar y hoy ya no están con nosotros, estoy seguro de que no se quedarían de brazos cruzados.
El objetivo final de la Marcha por la Vida es recordar a los seis millones de judíos asesinados, y recordar a la humanidad que el odio solo conduce a la destrucción y matanza. Otro objetivo, no menos importante, es hacer algo al respecto. Luchar contra el racismo y el antisemitismo en todas partes. Ser humano en medio de lo inhumano. Buscamos prevenir crímenes contra toda la humanidad, no solamente contra el pueblo judío, pero parece que hemos fallado. Algunos no recibieron nuestro mensaje.
En un año o diez ya no habrá más sobrevivientes de la Shoá vivos. Nuestra misión será todavía más importante. ¿Cómo nos aseguraremos que el Holocausto no vuelva a ocurrir? Elijo ser optimista, incluso frente a las atrocidades actuales. Mientras los vivos sigamos marchando, seguiremos luchando. Es nuestro deber y no lo abandonaremos.
*Shmuel Rosenman es cofundador y presidente internacional Marcha por la Vida.
