Desde que yo era un adolescente, David Ben-Gurion siempre fue una gran parte de mi vida, como israelí y como periodista. Por eso, cuesta mucho creer que la semana pasada se cumplieron 48 años de su fallecimiento.
Crecí en el sur de Tel Aviv, en un área que estaba bajo el liderazgo del Etzel o Irgún, una organización paramilitar sionista que operó en el Mandato de Palestina entre 1931-1948. Esta organización fue oprimida por el establecimiento político dirigido por el Yishuv, que era un cuerpo de residentes judíos en la Tierra de Israel antes del establecimiento del Estado en 1948. La opresión incluyó el uso de la fuerza y la cooperación con el Mandato Británico.
Las primeras reuniones de la Knesset de Israel fueron un testimonio de los conflictos más amargos entre Ben-Gurion, parte del entonces establishment israelí, y Menachem Begin, el comandante del Irgún cuyas acciones contra el Mandato Británico aceleraron la formación oficial del Estado de Israel.
Sin embargo, la animosidad entre ambos finalmente llegó a su fin en 1967, en vísperas de la Guerra de los Seis Días. Begin, que entonces era el líder de la oposición, se acercó al primer ministro Levi Eshkol y le sugirió que invitara a su acérrimo rival, Ben-Gurion, a unirse a su gobierno para servir como su adjunto o ministro de Defensa.
Fue entonces cuando su relación dio un giro. Fui testigo de cómo Ben-Gurion llegó a la Knesset, entró en el buffet y comenzó a buscar a Begin. También presencié cómo los ujieres de la Knesset rastrearon a Begin para decirle que Ben-Gurion lo había invitado a una conversación.
Un día, en febrero de 1969, en el buffet de la Knesset, vi a Begin junto a su jefe de Gabinete, Yehiel Kadishai, sosteniendo un sobre marrón con las palabras "Estado de Israel" inscriptas en él. Mi curiosidad me llevó a averiguar, unos días después, cuál era el contenido de ese sobre. Se trataba de una copia de una carta dirigida a Begin, en la que Ben-Gurion criticaba a Eshkol.
"Me opuse a su camino antes del establecimiento del país y algún tiempo después de eso, de la misma manera que me opuse a Ze'ev Jabotinsky (que era un líder sionista revisionista judío ruso)", escribió Ben-Gurion a Begin. "Pero nunca he tenido un rencor personal contra ti y, a medida que te conocí más en los últimos años, aprendí a apreciarte".
La respuesta de Begin a Ben-Gurion fue bastante similar, además de los cálidos cumplidos para la esposa de Ben-Gurion y su infinita sabiduría. "Rechacé algunos de sus puntos de vista, y me opuse a las cosas que hizo u ordenó hacer antes y después del establecimiento de Israel. Y cuando miro hacia atrás en esos días, estoy convencido de que mi opinión sobre esas cosas era correcta y justificada", decía.
Ben-Gurion, que sin duda siempre estuvo destinado a grandes cosas, ha cometido dos errores en su vida: distanciarse de Jabotinsky y distanciarse de Begin antes del establecimiento de Israel y en sus primeros años. Podrían haber sido, tal vez incluso destinados a ser los mejores de los socios, y no hace falta decir quién perdió más.
