Dado que el barrio de Shejaiya, en Gaza, es posiblemente el último bastión del cuadrante norte de Hamás, no sorprende que hayan dado todos los pasos a su disposición para mantener cierta apariencia de control, mientras los pelotones de las FDI atacaban con tanques, vehículos blindados y artillería.
Los terroristas de Hamás colocaron trampas explosivas en los edificios en los que estaban escondidos, con la esperanza de atraer a la mayor cantidad de soldados de las FDI a la muerte, lo cual hicieron.
Diez oficiales, tanto de Golani, como de la Unidad 669, murieron mientras intentaban llegar a una posición, desde la cual podrían haber atacado directamente a los terroristas.
Dado que el área está tan densamente construida, con una gran variedad de edificios y callejones incómodamente estrechos, es virtualmente imposible insertar una topadora en estos sofocantes pedazos de espacio, lo que habría servido bien a las FDI para despejar las líneas de visión, permitiendo más avances y una mayor medida de planificación y atención, que potencialmente habrían evitado que Israel perdiera a diez de sus mejores guerreros.
La opción de hacer llover el infierno sobre los terroristas habría servido de poco, ya que Hamás está bien versado en este tipo particular de amenaza, escabulléndose bajo tierra, incluso antes de que caigan las bombas, y saliendo a la superficie cuando la amenaza queda atrás.
La opción de hacer llover el infierno sobre los terroristas habría servido de poco, ya que Hamás está bien versado en este tipo particular de amenaza, escabulléndose bajo tierra, incluso antes de que caigan las bombas.
Dentro de las entrañas de Shejaiya, uno haría bien en no ingresar a un edificio por la entrada principal, al mismo tiempo que "suaviza" la resistencia dentro de la estructura, al permitir que un tanque explote dicha entrada, matando potencialmente a cualquier terrorista que esté esperando para tender una emboscada a los soldados, tan pronto como entran.
Pero sí, insertar un tanque en una posición para disparar al edificio, en primer lugar, es una propuesta complicada, y la insistencia en hacerlo podría ralentizar gravemente las cosas, dando a los terroristas más tiempo para colocar trampas.
Para que no lo olvidemos, la administración Biden está perdiendo la paciencia, de manera lenta pero segura, con la ofensiva terrestre de Israel.
Ya sea que se explique o no, los comandantes en el terreno están sintiendo la presión. Se extiende desde la Oficina Oval, hasta la grieta más pequeña de Gaza.
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La administración Biden está perdiendo la paciencia con la ofensiva terrestre de Israel.
(FDI)
Nada de eso sugiere que Hamás lo tenga fácil. No son ni tan numerosos ni tan hábiles como las FDI, por lo que atentados suicidas, trampas explosivas y AK-47 es todo lo que les queda para ofrecer, y se llevarán esa lucha a la tumba, tratando de arrastrar a tantas tropas como puedan.
Un incidente trágico similar ocurrió apenas dos días antes en Khan Younis, donde cinco oficiales y reservistas de las FDI cayeron en combate debido a una carga explosiva en una escuela. Este tipo de trampas están colocadas por miles en todo el enclave, y el escalón superior del ejército aún tiene que encontrar un camino más ventajoso para asegurar la entrada a estas estructuras, que activar las trampas de manera segura y, posteriormente, caminar entre los escombros.
Cinco oficiales y reservistas de las FDI cayeron en combate debido a una carga explosiva en una escuela.
Pronto finalizará esta etapa de incursiones masivas en la franja, seguida de la introducción de tropas en túneles subterráneos, uno de los cuales está habitado por el jefe de Hamás, Yahya Sinwar. Sin tanques, sin artillería, sin resistencia suavizante.
Luchar en la superficie puede resultar agobiante y restrictivo, pero esto no es más que el preludio de lo que vendrá. Por lo tanto, las mejores mentes de los militares deberían pensar en una mejor manera de neutralizar la amenaza explosiva, o quedarse impotentes mientras el número de tropas caídas de las FDI persistirá en su aumento.
