Puede que no sorprenda que Hamás, la organización terrorista más grande de Gaza, haya decidido mantenerse al margen del actual conflicto entre Israel y la Jihad Islámica Palestina (YIP). Es posible que preste cierto apoyo entre bastidores, pero decidió no participar activamente en estos últimos combates.
Se podría suponer que Hamás tenía las razones para unirse a este conflicto, teniendo en cuenta que los bombardeos israelíes desde el aire mataron inadvertidamente a múltiples civiles, hombres, mujeres y niños por igual, y que presentaría una oportunidad más para unir al pueblo palestino en torno a su causa al tiempo que declaraba su oposición unánime a la 'ocupación sionista'.
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La estrategia de Sinwar: que Israel debilite a su máximo rival en la Franja de Gaza sin perder popularidad.
(EPA)
Hamás sabía lo que hacía. Mientras se mantiene al margen y supuestamente no hace nada, mientras la Jihad Islámica se ve obligada a soportar el peso de la destreza militar del Estado judío, una confrontación a gran escala con Israel probablemente los colocaría en una posición mucho menos ventajosa.
En este sentido, podría decirse que Hamás fue capaz de convertir limones en limonada, ya que la Jihad Islámica lanzó cientos de cohetes contra Israel con el beneplácito de Hamás, lo que les permite afirmar que forman parte de este conflicto y que no abandonaron en absoluto la causa palestina.
Desde la perspectiva israelí, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el Shin Bet y el Estado de Israel en general, pudieron centrar su atención y agresión en un enemigo, la YIP. En otras palabras, Israel está haciendo el trabajo de Hamás por ellos, ya que Israel está debilitando a su principal competencia.
Dicho esto, no es menos inimaginable que, de un modo u otro, Hamás pueda pagar un cierto precio por evitar un compromiso activo, ya que erosiona su imagen como principal movimiento de resistencia contra Israel.
La mayoría de la opinión pública palestina entiende que, por lo que respecta a Hamás, es preferible una cierta sensación de calma dentro de la Franja a otra ronda de enfrentamientos que probablemente terminaría sin resultados o logros sustanciales de los que pudieran presumir.
Algunos sectores de la opinión pública palestina podrían considerar que se trata de una astuta maniobra de Hamás, mientras que otros podrían echárselo en cara. Al fin y al cabo, no estuvieron precisamente dispuestos a defender el honor del preso Khader Adnan, en huelga de hambre, ni el de los tres altos mandos de la YIP liquidados por Israel hace apenas unos días.
La estrategia empleada por Hamás no cambió desde hace dos años, con el fin de la operación "Guardián de los Muros". De hecho, el grupo que actualmente gobierno la Franja, refuerza persistentemente su presencia en el enclave al tiempo que intenta ejecutar ataques terroristas adicionales desde Cisjordania, todo ello en un esfuerzo por socavar el estatus de la Autoridad Palestina.
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Refugio del comandante de la unidad de cohetes de la Jihad Islámica, Ali Ghali, tras un ataque aéreo israelí en Khan Younis, Gaza.
(Reuters)
Aunque la situación económica de la Franja de Gaza mejoró, Hamás no tiene interés en un conflicto total con Israel. Por eso, la decisión del Estado judío de atacar únicamente a la YIP aceleró el final del conflicto, pero puede acarrear complicaciones más importantes en el futuro a la hora de enfrentar a Hamás.
El gobierno de Netanyahu puede celebrar el éxito de su reciente operación. El ataque preciso contra dirigentes de la Jihad sin escalar el conflicto será considerado sin duda una victoria por la mayoría de la opinión pública israelí.
La YIP, por otra parte, saldrá derrotada y humillada de esta campaña si termina en esta fase. Sin embargo, es importante señalar que aunque la Jihad Islámica acepte un alto el fuego, es poco probable que dure mucho tiempo.
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Khalil Bahtini, Jehad Ghanam, Tareq Izzeldeen, comandantes de la Jihad Islámica abatidos en la operación israelí.
(Ynet)
La organización terrorista buscará venganza, independientemente de que sea desde Gaza, Cisjordania o incluso Líbano. Intentará crear una "victoria" simbólica infligiendo bajas masivas a los israelíes, aunque no lo consiga inmediatamente.
Todo lo que nos queda por hacer es confiar en que el Shin Bet y las FDI evitarán con éxito que se produzcan tales ataques.
