El 7 de octubre de 2023, Israel vivió un acontecimiento que muchos compararon con el ataque terrorista estadounidense del 11 de septiembre. En términos del número de víctimas, en relación con el tamaño de la población, se podría decir que fue mayor en orden de magnitud. El ataque de 2001 dio lugar a uno de los mayores esfuerzos militares y de inteligencia jamás emprendidos por Estados Unidos y el mundo entero, en un intento de capturar al líder de Al-Qaeda, Osama bin Laden.
Este esfuerzo duró poco más de una década, involucrando operaciones, guerras y asignaciones presupuestarias sustanciales en un intento de neutralizarlo y desmantelar su organización y su liderazgo. ¿Existe todavía Al Qaeda hoy en día? Parece que sí, pero está disperso, debilitado y carece de un liderazgo significativo.
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¿Existe todavía Al Qaeda hoy en día? Parece que sí, pero está disperso, debilitado y carece de un liderazgo significativo.
(AP)
Incluso su "sucesor", el Estado Islámico, pasó por un proceso similar. Si bien él y su ideología todavía existen, como lo demuestra el ataque en la ceremonia conmemorativa de Qasem Soleimani, en Irán, sus capacidades militares sufrieron dramáticamente, incluida su capacidad para obtener apoyo masivo.
Ahora, después de poco más de tres meses de guerra contra Hamás, voces en Israel piden un cese inmediato. Esto, a la luz de la postura firme de la organización, que afirma que no habrá negociación para la liberación de los rehenes israelíes mientras continúen los combates y las FDI permanezcan en la Franja.
Estas voces sostienen que debemos hacer todo lo posible para liberar a los cautivos, incluso detener la guerra y retirarnos, aun a costa de conceder o aceptar la supervivencia del gobierno de Hamás. En su opinión, perdimos el primer día y eso no se puede cambiar, por lo que la atención debería centrarse primero, en liberar a los rehenes, y luego, en tratar con Hamás.
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La liberación de los cautivos es una prioridad absoluta. La pregunta es cómo lograrlo y a qué costo.
(EPA)
La liberación de los cautivos es una prioridad absoluta, también para mí. No hay una sola persona en Israel que no quisiera ver su liberación. La pregunta, y ahí radica la mayor controversia, es cómo lograrlo y a qué costo.
¿Es relevante la afirmación "a cualquier costo"? ¿Arriesgar la vida de miles o decenas de miles de israelíes es un precio legítimo? ¿La forma más rápida de lograr que Hamás libere a los rehenes es mediante la rendición de Israel? ¿O es más efectiva la presión militar, especialmente contra los líderes de la organización?
No tengo ninguna queja para las familias de los cautivos. Si, Dios no lo quiera, tuviera un familiar o un allegado encarcelado por Hamás, exigiría al Estado de Israel que hiciera mucho más de lo que hace actualmente y saldría a protestar en todas las calles, con el fin de aumentar la presión sobre el gobierno para que actúe. Sin embargo, hay cosas con las que un Estado soberano, que vivió el 7 de octubre, no puede aceptar.
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Es imposible detenerse ahora, porque Israel tiene compromisos con los residentes que viven cerca de Gaza.
(FDI)
Es imposible detener la guerra ahora. Sería un grave error y una falla de seguridad. Lo pagaremos en el norte, contra Hezbolá, y poco después, contra Hamás, en el sur. No podemos detenerla, porque Hamás no hará más que aumentar sus exigencias en las negociaciones sobre los rehenes y no se apresurará a liberarlos, para prolongar el alto el fuego tanto como sea posible.
Un cese total de los combates y la retirada de Gaza conducirá a la restauración del gobierno de Hamás en la Franja, junto con la recuperación de sus capacidades militares, mientras que las manos de Israel estarán atadas a un acuerdo. Entonces, veremos un próximo 7 de octubre antes que lo esperado.
Es imposible detenerse ahora, porque Israel tiene compromisos con los residentes que viven cerca de Gaza y las fronteras del norte, quienes necesitan regresar a sus hogares y poder vivir allí sabiendo que están a salvo.
En 2011, Israel decidió liberar a 1.027 prisioneros palestinos a cambio de la liberación de Gilad Shalit. Fue un error. Me opuse a ese acuerdo y creía que convertiría a Hamás en un imperio. Además de Yahya Sinwar, varios otros altos miembros de Hamás fueron liberados, responsables no sólo del ataque del 7 de octubre sino también de fortalecer la fuerza militar de la organización.
Además, esto solidificó la comprensión del público palestino de que los secuestros funcionan, y que el método de Hamás está funcionando. Ese acuerdo le dio un gran premio en la opinión pública palestina, manifestando un fuerte apoyo en las calles. La masacre del 7 de octubre también aumentó el apoyo a la organización a niveles sin precedentes.
El alto el fuego de Israel, en este momento, arruinará cualquier posibilidad de un futuro acuerdo con los palestinos y les demostrará que Hamás es la solución.
El alto el fuego de Israel, en este momento, arruinará cualquier posibilidad de un futuro acuerdo con los palestinos y les demostrará que Hamás es la solución.
Las declaraciones, manifestaciones y artículos que llaman a detenerse y pagar cualquier precio por la liberación de los rehenes, no ayudan a las negociaciones (que no avanzan en este momento), sino que sólo las obstaculizan. Altos funcionarios de Hamás pueden pensar que Israel se está debilitando y, por tanto, seguirán fortaleciendo su posición.
La declaración hecha por el líder de la oposición, Yair Lapid, que expresa que "Israel puede eliminar a Sinwar, incluso en febrero" es irrelevante, porque Hamás pedirá garantías claras, exigiendo que sus miembros de alto rango no serán perjudicados, asegurando que mantendrán a los rehenes y retrasarán su liberación, tanto como sea posible.
La única manera de lograr que Hamás llegue a un compromiso en las negociaciones con Israel es apuntar a más miembros de alto rango, hasta que quede clara una amenaza real a la supervivencia de la organización. Hasta entonces, Israel no puede aceptar un acuerdo que incluya un cese absoluto de los combates, ahora, ya que allanaría el camino para su propia derrota.
