Se dijo que los recientes ataques terroristas en Jerusalem fueron llevados a cabo por los llamados "lobos solitarios" que no estaban afiliados a ninguna organización terrorista conocida.
Si bien estas agrupaciones enemigas de Israel se apresuraron a elogiar las atrocidades cometidas en los atentados, no hubo evidencia de que los propios atacantes fueran entrenados o equipados por ninguna de estas organizaciones. Tampoco había evidencia de que los ataques fueran ordenados por ninguno de estos grupos.
El argumento del "lobo solitario" fue utilizado a menudo por los jefes de las fuerzas de seguridad en Israel (y en otros lugares) para rechazar las acusaciones de que habían fallado en su misión. Estos funcionarios argumentaron correctamente que era extremadamente difícil, si no imposible, frustrar preventivamente a un individuo sin vínculos terroristas, sin antecedentes penales y sin huella incriminatoria en las redes sociales que decide por su cuenta ir a cometer un asesinato masivo.
Sin embargo, la caracterización de los ataques en Jerusalem como eventos de "lobo solitario" equivale a no ver el bosque por los árboles. De hecho, dada la dispersión, variedad y distribución geográfica de los ataques terroristas desatados por palestinos y árabes israelíes desde la operación de Gaza de 2021 conocida como "Guardián de los Muros", ya es hora de considerar la existencia de un "ejército en la sombra".
Es cierto que este "ejército" carece de un comandante supremo ni comprende unidades organizadas. También carece de una estrategia unificada o un plan operativo coordinado. Sus "operaciones" son esporádicas e incluso espontáneas. Sin embargo, hay cuatro elementos que hacen de este "ejército" una realidad:
La caracterización de los ataques en Jerusalem como eventos de "lobo solitario" equivale a no ver el bosque por los árboles.
-Primero, la enemistad y el odio profundamente arraigados y generalizados hacia la población judía que reside en el mismo territorio o en sus inmediaciones.
-Segundo, unidad de propósito. Ya sea como venganza o por otros agravios que albergaban, todos los terroristas estaban motivados por un deseo común de matar judíos. De hecho, este deseo significaba que los civiles judíos sean sus objetivos, en lugar de los miembros de las fuerzas de seguridad israelíes como "las herramientas de la opresión sionista".
-Tercero, el acceso a las armas. Si bien el número exacto de armas ilegales en manos de árabes y palestinos israelíes es difícil de medir, la adquisición de esos medios no es un problema logístico insuperable. De hecho, los enemigos de Israel, ya sea Irán y Hezbolá o las organizaciones terroristas palestinas, en sus esfuerzos por abrir un frente interno contra él, están trabajando arduamente para expandir el alijo letal disponible para la población árabe en Israel y los territorios.
-Cuarto, la disposición generalizada a actuar incluso a costa de la propia vida. Esta motivación es alimentada en gran medida por el ideal de buscar el martirio de acuerdo con el principio shuhada del Islam. Si bien en su origen su significado era diferente, en los últimos tiempos el martirio islámico se ha asociado con misiones suicidas llevadas a cabo por terroristas musulmanes.
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Palestinos reparten dulces en celebración por los siete israelíes asesinados en Jerusalem.
(AFP)
Como si esto no fuera suficiente, el amplio acceso a Internet, donde la incitación virulenta contra los judíos es generalizada, y el uso casi universal de dispositivos de comunicación móvil tanto en Israel como en los territorios, ha significado que un vasto grupo de nuevos "reclutas" para el "ejército en la sombra" árabe está siendo preparado 24/7 y puede ser convocado en cualquier momento.
En estas circunstancias, parece que la contramedida más significativa anunciada por el gobierno de Netanyahu a raíz de los recientes ataques fue la propuesta de facilitar el armamento de los civiles judíos más calificados.
Al adoptar esta medida, los dirigentes israelíes han reconocido implícitamente que las fuerzas de seguridad del país no podían proporcionar una solución adecuada a la creciente amenaza terrorista. No podían estar presentes simultáneamente en todas partes. De hecho, la decisión del gobierno es un reconocimiento de facto de que para combatir al "ejército en la sombra" árabe se debe establecer un "ejército en la sombra" judío.
La realidad del "ejército en la sombra" árabe y su potencial impacto estratégico también han sido recientemente reconocidos tácitamente por los jefes militares de Israel. Por ejemplo, los funcionarios de defensa han advertido que las FDI podrían ser obligadas a desplegar tropas en ciudades mixtas israelíes para mantener la paz en caso de otra conflagración israelí-palestina. También han expresado su preocupación de que las líneas de suministro internas del ejército podrían verse amenazadas en cualquier conflicto futuro que requiera que los militares asignen mano de obra y recursos para asegurar esas rutas.
Los esfuerzos de Israel para reorganizar y expandir sus fuerzas policiales y de guardia fronteriza también están relacionados con la necesidad de abordar la amenaza planteada por los "soldados" del "ejército árabe en las sombras". Sin duda, los disturbios mortales desatados por los árabes israelíes en algunas ciudades mixtas en mayo de 2021 sirvieron como un despertar tardío.
El plan del gobierno de Netanyahu ciertamente no está exento de posibles repercusiones. Sin embargo, suponiendo que facilitar el proceso de concesión de licencias de armas de fuego atraiga a suficientes israelíes, un "ejército judío en las sombras" tal vez a la vista tenía como objetivo enfrentar al árabe. Si es así, el escenario podría estar listo para la guerra de pueblo a pueblo en Israel y en los territorios.
(*) El Dr. Avigdor Haselkorn es analista estratégico y autor de libros, artículos y ensayos de opinión sobre temas de seguridad nacional.
