Agentes de policía hacen cumplir el cierre general por coronavirus en 2020.
Agentes de policía hacen cumplir el cierre general por coronavirus en 2020.
Reuters
Una enfermera se prepara para administrar la cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus en el Centro Médico Sheba.

Israel perdió una batalla contra Ómicron, pero aún puede ganar la guerra

Opinión. La lucha actual contra la ola de contagios de una cepa de coronavirus altamente transmisible no debe considerarse imposible de ganar. Israel aún puede defenderse y recuperar el control de la pandemia con tres sencillos pasos.

Sever Plocker - Adaptado por Adrián Olstein |
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Mi esposa, mis amigos y yo queríamos aplicarnos la cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus la semana pasada porque a fines de enero se cumplirán seis meses desde que recibimos la tercera. Pero no teníamos la opción, porque el Ministerio de Salud no había aprobado aún su aplicación al público en general.
Recibí la tercera dosis en julio de 2021, lo que efectivamente significa que ya no soy inmune al coronavirus y su nueva cepa Ómicron altamente contagiosa.
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Una enfermera se prepara para administrar la cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus en el Centro Médico Sheba.
Una enfermera se prepara para administrar la cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus en el Centro Médico Sheba.
Una enfermera se prepara para administrar la cuarta dosis de la vacuna contra el coronavirus en el Centro Médico Sheba.
(Motti Kimchi)
Hay millones de israelíes como yo, cuyos Pases Verdes ya no son "verdes". Pero los tomadores de decisiones en Israel continúan retrasando la aprobación de la cuarta dosis para el público en general.
Si bien el director general del Ministerio de Salud, Prof. Nachman Ash, aprobó oficialmente el domingo la cuarta vacuna, solo está disponible para personas mayores de 60 años y equipos médicos. ¿Y por qué el primer ministro Naftalí Bennett anunció la decisión en lugar del propio profesor Ash? ¿No es algo que se supone que deben decidir los expertos en salud?
La conclusión de un estudio estadístico publicado por la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido sobre la eficacia de las dosis de refuerzo contra la variante Ómicron es bastante obvia. Unos cinco meses después de recibir la segunda o tercera vacuna, su eficacia se reduce a cero. Y no hay ninguna razón científica para creer que los hallazgos serán diferentes sobre la capacidad de la vacuna para prevenir enfermedades graves u hospitalizaciones.
¿Qué significa todo eso para Israel? Que solo unos 2,5 millones de israelíes mayores de 12 años están realmente protegidos contra la cepa Ómicron. Es por eso que los funcionarios del Ministerio de Salud afirman que Israel se está convirtiendo rápidamente en un país de no vacunados.
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El primer ministro Naftalí Bennett sostiene una mascarilla durante una conferencia de prensa sobre la situación del COVID-19 en Israel.
El primer ministro Naftalí Bennett sostiene una mascarilla durante una conferencia de prensa sobre la situación del COVID-19 en Israel.
El primer ministro Naftalí Bennett sostiene una mascarilla durante una conferencia de prensa sobre la situación del COVID-19 en Israel.
(EPA)
Es por eso que Bennett se apresuró a advertirnos sobre los "millones de israelíes" que probablemente se infectarían con Ómicron durante el transcurso de esta ola de contagios.
Dejemos en claro lo que significa una ola masiva de contagios: pérdida de control sobre la pandemia; carga masiva para los hospitales; alta mortalidad; personas que se ausentan de sus trabajos (incluidas aquellas que ocupan puestos vitales), un cierre espontáneo de la economía que superará el costo de un posible cierre planificado y daños graves a la economía.
Contrariamente a la opinión popular de que la variante Ómicron causa una enfermedad "leve", sus efectos varían según el país. El gobierno israelí no está obligado a tomar el mismo camino equivocado que los estadounidenses y los británicos. Muchos países lograron detener la propagación de Ómicron implementando medidas estrictas.
Por lo tanto, Israel no tiene que aceptar el resultado de esta ola como inevitable, el gobierno de Bennett tiene la opción de responder de manera diferente.
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Agentes de policía hacen cumplir el cierre general por coronavirus en 2020.
Agentes de policía hacen cumplir el cierre general por coronavirus en 2020.
Agentes de policía hacen cumplir el cierre general por coronavirus en 2020.
(Reuters)
En primer lugar, debe aprobar de forma inmediata la cuarta dosis de la vacuna para todos los israelíes que recibieron la tercera hace al menos cinco meses.
En segundo lugar, debe declarar un cierre general de diez días. Un cierre real, como el que hubo en 2020, que debe incluir una compensación para las empresas y los empleados con licencia sin goce de sueldo.
El cierre detendrá el aumento en la tasa de contagio, reducirá la cantidad promedio de infecciones producidas por un solo portador del virus y ayudará a aliviar la carga sobre las salas de COVID en los hospitales.
El costo económico del cierre, como lo demuestran los estudios internacionales, es significativamente menor que el costo de un contagio masivo, que erróneamente llamamos "inmunidad colectiva".
En tercer lugar, el gobierno debe anunciar la intención de promulgar una ley de vacunación obligatoria. Y mientras tanto, imponer multas a quienes se niegan a vacunarse, el mensaje en sí alentará a muchas personas a vacunarse.
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La policía hace cumplir el cierre en Glilot Junction en el norte de Israel en 2020.
La policía hace cumplir el cierre en Glilot Junction en el norte de Israel en 2020.
La policía hace cumplir el cierre en Glilot Junction en el norte de Israel en 2020.
(Nadav Abbas)
El gobierno del ex primer ministro Benjamín Netanyahu optó por no rendirse a la variante Alpha. El gobierno de Bennett decidió no rendirse a la variante Delta. Por lo tanto, la batalla actual contra Ómicron ciertamente no está perdida todavía, y no debe considerarse imposible de ganar.
Israel y su población no tienen por qué rendirse.
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