Hace dos días que la presentadora de noticias libanesa Dima Sadek sufre un salvaje ataque. La amenazan con asesinarla, violarla, secuestrarla y más. El motivo: tras el atentado contra Salman Rushdie subió a sus redes sociales una foto del ex líder supremo iraní Ruhollah Musavi junto a Qassem Soleimani, comandante de la Fuerza Al Quds asesinado por Estados Unidos.
Dima acusa a Jawad Nasrallah, hijo del secretario general de Hezbollah, de ser el responsable directo de las amenazas que recibe. El domingo difundió un mensaje a través de Twitter en el que responsabiliza al presidente y al primer ministro en caso de que algo malo le suceda.
Este evento se une al drama que se vivió el jueves en una sucursal del Banco Federal de Beirut. Bassem Al Sheikh, un ciudadano, entró vestido con pantalones cortos y chancletas y pidió retirar de su cuenta personal cientos de miles de libras libanesas. Es la tercera vez que lo intenta y nuevamente le dijeron que solo podía gastar una cantidad mucho menor, cercana a las cien libras. Al Sheikh insistió en que necesitaba todo su dinero para financiar una cirugía de emergencia de su padre. Los empleados del banco mantuvieron su negativa. En respuesta, el hombre exhibió un arma y tomó como rehenes a los presentes en el salón.
Al mismo tiempo, en el palacio presidencial continuaban las reuniones entre el presidente Michel Aoun, el primer ministro Najib Mikati y el presidente del parlamento Nabih Berri para decidir la postura libanesa respecto a la propuesta de delimitar la frontera marítima con Israel presentada recientemente por Amos Hochstein, el mediador judío-estadounidense.
Funcionarios libaneses definieron a la oferta como “una buena propuesta” y el presidente Aoun dio a entender que el acuerdo podría concretarse en pocas semanas.Pero nadie en la administración se preocupa por la difícil situación del pequeño ciudadano. La única preocupación económica es la devolución de la enorme deuda nacional que creció a decenas de miles de millones de dólares.
Mientras tanto, la vida de Dima Sadek corre peligro y habrá que ver si se queda en Líbano o corre para salvar su vida, ya que nadie se puede meter con el hijo de Nasrallah.