El ministro de Defensa, Benny Gantz.
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EPA
El presidente estadounidense Joe Biden y el primer ministro Yair Lapid.

Por favor, un poco menos de charla y un poco más de acción

Opinión: Israel intentó muchas veces advertir a las potencias mundiales, principalmente a Estados Unidos, sobre los peligros del acuerdo nuclear con Irán. Pero las preocupaciones de Israel ya no son una prioridad para la Casa Blanca, y quejarse no cambiará nada.

Nahum Barnea - Adaptado por Marcos Olivera |
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El enviado israelí a Estados Unidos de 1973 a 1979, Simcha Dinitz, me contó una vez una historia.
En la década de 1970, el ex primer ministro israelí Menachem Begin llegó una vez a Washington para reunirse con el entonces presidente Jimmy Carter.
Dinitz acompañó a Begin al Despacho Oval, donde el primer ministro derramó su alma ante el presidente estadounidense durante 20 minutos. En respuesta, Carter replicó con ira, sermoneando a Begin durante otros 40 minutos.
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El presidente estadounidense Joe Biden y el primer ministro Yair Lapid.
El presidente estadounidense Joe Biden y el primer ministro Yair Lapid.
El presidente estadounidense Joe Biden y el primer ministro Yair Lapid.
(Reuters)
Cuando ambos salieron del despacho, Begin preguntó a Dinitz su opinión sobre la reunión a la que acababa de asistir, quien devolvió la pregunta a Begin. "Fue una gran reunión", concluyó el ex PM. "¿Por qué crees eso?" preguntó Dinitz, sorprendido. "Porque se nos dio la oportunidad de ser escuchados", planteó.
Begin creía en el poder de las palabras, y sobre todo en el de sus propias palabras. El legado de Begin, en ese sentido, sigue vivo, especialmente si se observan los acontecimientos que rodean la incipiente reactivación del acuerdo nuclear entre Irán y Occidente.
El ex primer ministro Benjamín Netanyahu pronunció un famoso -o infame, depende de a quién se le pregunte- discurso sobre los peligros de la firma de dicho acuerdo en el Congreso de Estados Unidos en 2015. Su discurso no impidió la firma ni sus condiciones. En todo caso, su discurso empujó a la administración estadounidense a hacer más concesiones a Irán. Sin embargo, eso no impide que Netanyahu saque a relucir el discurso como prueba de su heroica lucha contra el Irán nuclear.
En su próximo libro "The Divider: Trump en la Casa Blanca", los periodistas Peter Baker y Susan Glasser detallan, entre otras cosas, el intento del ex presidente estadounidense Donald Trump de ordenar un ataque contra Irán durante las últimas semanas de su mandato. El general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, fue una de las principales fuentes para el libro.
Milley relata cómo visitó Israel para intentar convencer a Netanyahu de que dejara de incitar a Trump a una operación militar en Irán. Durante su reunión en Jerusalem en diciembre de 2020, Milley le dijo a Netanyahu que "si haces esto, vas a tener una maldita guerra".
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El ministro de Defensa, Benny Gantz.
El ministro de Defensa, Benny Gantz.
El ministro de Defensa, Benny Gantz.
(EPA)
La respuesta de Netanyahu no fue detallada. Todos y cada uno de los funcionarios del ejército estadounidense estaban en contra de la idea de una operación en Irán, incluido el entonces secretario de Estado Mike Pompeo.
Finalmente, Trump renunció a la operación después de que quedara claro que había perdido las elecciones de 2020 y centró su esfuerzo en desacreditar los resultados, lo que provocó el ataque al Capitolio el 6 de enero.
Ahora, el primer ministro Yair Lapid y el ministro de Defensa Benny Gantz intentan llenar los zapatos de Begin y Netanyahu. Gantz se fue a Washington el fin de semana en un intento de impedir la reactivación del acuerdo, o al menos de intentar asustar a Estados Unidos para que cambie los términos del acuerdo amenazando con una acción militar contra Irán.
El hecho de que el jefe del Consejo de Seguridad Nacional, Eyal Hulata, ya hubiera mantenido una reunión sobre el tema en Washington unos días antes, no impidió que Gantz se embarcara en el empeño.
Fuentes cercanas a Gantz dijeron el domingo que estaban muy contentos con el resultado de la visita. "Nos fuimos con la sensación de que el mensaje de Israel fue bien recibido y respetado", comentaron.
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El primer ministro Yair Lapid y Benjamin Netanyahu.
El primer ministro Yair Lapid y Benjamin Netanyahu.
El primer ministro Yair Lapid y Benjamin Netanyahu.
(GPO)
Lapid, por su parte, lleva más de una semana esperando una llamada del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que aún no llegó. Además, entre los altos funcionarios de la Casa Blanca dispuestos a escuchar preocupaciones de Israel sobre el acuerdo sólo se encuentra el consejero nacional estadounidense Jake Sullivan. Parece que nuestros primeros ministros y ministros de defensa ya no son una prioridad para la Casa Blanca.
Lapid está tratando de convencer a los votantes israelíes de que está haciendo todo lo posible para contrarrestar la política de Estados Unidos sobre el acuerdo, mientras se mantiene alejado de las confrontaciones directas con Biden. Esto le hace caminar sobre hielo delgado, como se puede ver a raíz de las declaraciones del jefe del Mossad, David Barnea, días antes.
Barnea explicó que no se puede confiar en Irán, ya que son mentirosos. Su declaración fue tomada como una crítica a la política de Estados Unidos, que opta por creer a Irán. Por lo tanto, es una crítica a la política de Lapid.
El proyecto nuclear iraní se basa efectivamente en mentiras, pero Barnea debería haber considerado que Israel tiene un historial de supuestos engaños cuando se trata de nuestros propios proyectos nucleares.
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Donald Trump.
Donald Trump.
Donald Trump.
(EPA)
La conclusión es que, incluso con los compromisos de celebración de Estados Unidos, Irán tendrá su bomba nuclear si así lo desea.
Israel puede retrasar el proceso, pero no detenerlo.
Con o sin el acuerdo, el mundo ya está considerando a Irán como un estado umbral nuclear, y lo único que puede cambiar eso es un ataque militar, para destruir el proyecto nuclear iraní de una vez por todas. Esto requiere planes estratégicos, inversiones a largo plazo y una estrecha cooperación con los países vecinos.
Un poco menos de conversación y un poco más de acción, por favor
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