El informe publicado este miércoles por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) es realmente grave, pero no lo suficiente como para justificar el pánico mediático al que estamos asistiendo.
Debe quedar claro. Irán es, en realidad, un Estado en el umbral nuclear y lo fue durante los últimos años, pero aún está lejos de obtener un arma de este tipo.
Para que Irán disponga de un artefacto nuclear que pueda amenazar a Israel y a otros países, necesitaría al menos un año más. Y para cruzar la línea que separa a un Estado en el umbral nuclear de otro en posesión de un arma nuclear se necesitan tres cosas.
La primera son docenas de kilos de material fisible, uranio enriquecido al 90%; la segunda es un mecanismo probado para provocar una explosión nuclear; y la tercera es una ojiva nuclear y un misil balístico o de crucero, o un avión que pueda transportar dicha ojiva o una bomba nuclear a una distancia de más de 1.000 kilómetros.
De los tres, Irán sólo posee el primero. Según el último informe del OIEA, la República Islámica dispone de uranio enriquecido en diversos grados en una cantidad que bastaría para siete ojivas nucleares, pero aún necesita los otros dos componentes para poder obtener capacidad nuclear.
Irán ya dispone de 114,1 kilogramos de uranio enriquecido al 60% que puede aumentar a grado militar en 12 días. Pero, de nuevo, esto no significa que ya esté en posesión de un arma nuclear.
En la práctica, Irán no se está precipitando hacia la capacidad nuclear. Se está tomando las cosas con calma, pero incluso el proceso de enriquecer más y más uranio hasta niveles que oscilan entre el 5% y el 60%, sirve bien a los objetivos estratégicos de Teherán.
Estados Unidos teme que Israel decida atacar Irán
Las grandes y crecientes cantidades de material fisible en su poder ejercen una inmensa presión sobre Estados Unidos para que tome medidas que impidan que Israel considere que Irán está al borde de la capacidad nuclear y, por tanto, decida llevar a cabo un ataque militar.
Washington no sabe cuándo Israel puede considerar que Irán cruce una línea roja y a la administración le preocupa que el actual gobierno de derecha pueda actuar antes de lo esperado.
Esta es la razón por la que el comandante del CENTCOM, el general Michael Kurilla, estuvo realizando visitas frecuentes y urgentes a Israel con el fin de calibrar las intenciones de sus dirigentes de lanzar un ataque en un futuro.
Kurilla se encuentra actualmente en Israel con ese propósito, así como para observar el ejercicio de las FDI que simula un asalto en múltiples frentes.
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El jefe de Estado Mayor Herzi Halevi con el comandante del CENTCOM, general Michael Korilla.
(Portavoz de las FDI)
Estados Unidos está mostrando cierta agitación por los avances de Irán en el enriquecimiento de uranio y por ello está tratando de alcanzar un acuerdo provisional con Teherán, al que Israel se opone porque permitiría a la República Islámica conservar todos sus logros, incluido su uranio enriquecido y sus centrifugadoras avanzadas, y al mismo tiempo ver levantadas las sanciones impuestas por el expresidente Donald Trump, algunas de las cuales expiran en unos meses.
El único consentimiento iraní, si se llegara a un acuerdo provisional, sería congelar más enriquecimiento y la producción de más centrifugadoras, pero podría renovar esos procesos y avanzar hacia una bomba en el momento que le conviniera, y en unos pocos meses.
Por supuesto, Israel se opone a un acuerdo que permitiría a Irán seguir amenazando a la región al tiempo que eliminaría las sanciones y el aislamiento internacional al que se vería sometido si procediera a la fabricación de una bomba.
Irán ya es percibido como un Estado nuclear a pesar de no poseer todavía un arma, como demuestra la voluntad de Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y otras naciones del Golfo de mejorar sus relaciones con Teherán y evitar el peligro que supondría para ellos mismos la continuación de su estado de conflicto.
Estos lazos cada vez más cálidos entre los países del Golfo e Irán, reducen su voluntad de unirse a las iniciativas de seguridad regional de Israel, bajo los auspicios del CENTCOM.
Los iraníes están trabajando para obtener armas nucleares y se arriesgan a un ataque militar israelí-estadounidense con el fin de presionar a Washington, asustar a los Estados regionales y lograr sus objetivos estratégicos, sin pagar un precio.
Incluso el OIEA se desesperó recientemente de recibir explicaciones sobre los restos de uranio encontrados en tres sitios diferentes después de que Israel alertara al organismo sobre ellos en 2019.
Al menos en lo que respecta a su programa nuclear, Irán puede presumir de un éxito parcial en la consecución de sus objetivos, pero aún no posee un arma nuclear y no la poseerá, según parece, en el próximo año. Israel debe recordarlo y seguir esforzándose por conseguir la participación de EE.UU.
Un año no es mucho tiempo en los procesos estratégicos e Israel debe saber que sin la ayuda masiva de los militares estadounidenses, al menos en la logística, las capacidades de reabastecimiento aéreo y más, tendría dificultades en la confrontación con Irán, que incluiría la guerra con el grupo Hezbollah con sede en el Líbano, los palestinos, las milicias chiíes en Irak y los Houthis en Yemen.
