Nimrod Goren
Nimrod Goren
Ynet
La UE se opone a las intenciones de anexión de Israel, pero Netanyahu se equivoca en describirlo como una hostilidad.

Israel debería mirar a Europa antes de anexar en Judea y Samaria

Opinión: Netanyahu se equivoca al describir a la Unión Europea como hostil hacia Israel. El nuevo gobierno debería cambiar el curso de las relaciones con el Viejo Continente.

Nimrod Goren – Adaptado por Tom Wichter |
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En los últimos días varios líderes europeos expresaron su oposición a una posible anexión israelí en Judea y Samaria, y la respuesta de Israel fue una sucesión de declaraciones públicas en las que acusan a la Unión Europea de sostener políticas antiisraelíes, apoyar boicots y financiar organizaciones que fomentan el terrorismo palestino.
Netanyahu y algunos de sus funcionarios allegados se equivoca al describir a la UE como hostil hacia Israel, y el nuevo gobierno haría bien en cambiar de dirección. La UE es un aliado estratégico: en comercio y economía, en diplomacia y seguridad, en tecnología y turismo, en investigación y cultura.
La crítica europea apunta a la política de Israel sobre los palestinos y no es intrínsecamente anti-Israel, como algunos lo describen. La UE se opone a los asentamientos en Judea y Samaria y a las intenciones de anexión de Israel. También alienta la diferenciación entre los territorios palestinos e Israel. Pero de ninguna manera aboga por un boicot hacia Israel.
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La UE se opone a las intenciones de anexión de Israel, pero Netanyahu se equivoca en describirlo como una hostilidad.
La UE se opone a las intenciones de anexión de Israel, pero Netanyahu se equivoca en describirlo como una hostilidad.
La UE se opone a las intenciones de anexión de Israel, pero Netanyahu se equivoca en describirlo como una hostilidad.
(Reuters)
Las crecientes divisiones entre los estados miembro de la Unión Europea socavaron el consenso europeo sobre una variedad de asuntos de política exterior, entre ellos el conflicto israelí-palestino. Y la cercanía de Netanyahu con algunos de esos miembros como Viktor Orban, el primer ministro húngaro que erosionó la democracia de su país, empujan a aumentar las críticas de la UE en relación con la política territorial israelí.
Con el foco en asuntos más urgentes como refugiados, Brexit y ahora el coronavirus, el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE no adoptó resoluciones conjuntas sobre Israel desde mediados de 2016.
Sin embargo, Europa no está dispuesta a ignorar las intenciones de anexión de Netanyahu. Los líderes de la UE y los principales estados miembros están encontrando formas de eludir las divisiones internas para transmitir quejas y advertencias por diversas vías.
Declaraciones directas de la UE, manifestaciones conjuntas de los miembros europeos del Consejo de Seguridad de la ONU, o la cooperación con otros organismos internacionales como la Liga Árabe, también opositora a las anexiones israelíes; son algunas de las herramientas que se analizan dentro de la UE para expresar una oposición a un hecho que subrayan como violatorio del derecho internacional.
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Macron Netanyahu
Macron Netanyahu
Francia, Bélgica y Luxemburgo, algunos de los países que impulsan medidas contra Israel en caso de que se concrete el plan de anexión.
(AFP)
Desde Europa se deslizaron recomendaciones para que Israel evite este paso, al mismo tiempo que amenazaron con consecuencias legales y el deterioro de las relaciones diplomáticas. Países como Francia, Bélgica o Luxemburgo, por ejemplo, piden que se establezcan medidas punitivas contra Israel en caso de una anexión. Sin embargo, también debido a sus divisiones internas, Europa pareciera expectante a conocer la naturaleza y el alcance de los planes de Netanyahu antes de implementar acciones concretas.
Pero además de amenazar con trabas, Europa también ofrece algunas zanahorias para que Israel camine hacia una solución de dos estados: en 2013 la UE propuso una asociación especial, que mejoraría significativamente las relaciones, en caso de que se concrete un acuerdo de paz con los palestinos. Es hora de examinar esta oferta, a la que Israel nunca respondió.
Eso, a su vez, requiere un cambio en la actitud del nuevo gobierno israelí hacia la UE, al que se debería considerar como un amigo y socio en lugar de atacarlo. Se debería apoyar a una UE fuerte que desempeñe un papel clave en el ámbito internacional, y priorizar los lazos con aquellos estados europeos que se guían por valores democráticos liberales.
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Brindis del presidente Rivlin y Emanuele Giaufret, embajador de la UE en Israel
Brindis del presidente Rivlin y Emanuele Giaufret, embajador de la UE en Israel
Brindis entre el presidente Rivlin y Emanuele Giaufret, embajador de la UE en Israel.
El gobierno debería tratar de renovar su diálogo político con la UE y volver a convocar al Consejo de Asociación Israel-UE, suspendido desde 2012. También debería recibir con beneplácito la participación de la UE en los esfuerzos para avanzar en el establecimiento de la paz entre israelíes y palestinos, incluido el apoyo europeo a las organizaciones de la sociedad civil en favor de la paz y la democracia.
Sin embargo, recalibrar estas relaciones con Europa no será posible mientras Israel promueva la anexión. Estas dos cosas no van juntas.
El nuevo ministro de Asuntos Exteriores de Israel debería transmitir un nuevo mensaje a los europeos cuando asuma el cargo: asociación y amistad, compromiso con los valores democráticos, voluntad de diálogo y apertura a la crítica. Y al mismo tiempo debe tratar de bloquear los planes de anexión. No solamente por la oposición europea, sino principalmente por los intereses nacionales, el carácter democrático del país y la búsqueda de la paz de Israel.
*El doctor Nimrod Goren es el fundador y director de Mitvim, el Instituto Israelí de Políticas Exteriores Regionales, y profesor de Estudios del Medio Oriente en la Universidad Hebrea de Jerusalem.
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