La eliminación del líder elusivo del Estado Islámico (ISIS) le da al presidente Donald Trump un nuevo argumento para abandonar Siria, pero la campaña militar estadounidense contra los extremistas está lejos de estar concluida.
La muerte de Abu Bakr al-Bagdadi deja a ISIS sin un líder obvio, un retroceso importante para la organización, que en marzo fue echada por fuerzas estadounidenses y kurdas de la última porción de su autodeclarado “califato”, el cual una vez incluyó grandes territorios de Irak y Siria.
Pero el grupo terrorista, que surgió de los restos de al-Qaeda en Irak tras su derrota en 2008, tiene ambiciones de recuperar sus fuerzas. Y continúa siendo una amenaza en Irak, Afganistán, y más allá.
“Al final de cuentas, esto pone al enemigo en retirada, pero su ideología, y esto suena como un cliché, no está muerta”, afirma Chris Costa, antiguo director de Contraterrorismo en el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración Trump.
Una clave de ISIS es su política de “maten donde estén”, lo cual alienta a su amplia red de seguidores a cometer actos de violencia en cualquier momento o lugar. El mensaje yihadista probablemente sobreviva, incluso con la muerte de al-Bagdadi.
Eso significa que fuerzas estadounidenses, tal vez en números reducidos, continuarán cazando y atacando objetivos clave de ISIS, pese a que Trump afirma estar comprometido con su promesa de “traerlas a casa” y poner fin a las “guerras eternas” de sus predecesores.
A principios de mes, Trump pasó de declarar una retirada casi total de tropas en Siria a decidir que algunas deben quedarse para evitar que los campos petroleros caigan en manos de ISIS. Trump también accedió a mantener 150 soldados en una base en el sur del país.
En el anuncio de que al-Bagdadi se había suicidado con una bomba tras ser acorralado en un túnel en Siria, Trump reconoció que ISIS, el cual usualmente considera “100% derrotado”, aún tiene ambiciones de reconstruirse.
Esto, afirmó, explica por qué Bagdadi estaba en la provincia de Idlib, un área controlada mayormente por el grupo rival Hayat Tahrir al-Sham, aunque otras organizaciones con simpatías por ISIS están en la zona.
Trump sugirió que otros países continúen con la lucha contra ISIS, aunque no hay indicios de que Estados Unidos vaya a abandonar la misión. “Nuestro trabajo es estar atentos y asegurarnos de que continuemos eliminando a sus líderes”, sostuvo el secretario de Defensa Mark Esper.
Mike Rogers, el republicano de mayor cargo en el Comité de Seguridad Nacional en la Cámara de Representantes, sostuvo que cinco años de esfuerzos en Siria no han llevado a la destrucción de ISIS. “Aunque la muerte de su líder es un golpe tremendo, diez mil combatientes permanecen en la región y continuarán realizando ataques y buscando nuevos territorios”, sostuvo.
Según funcionarios de defensa en Irak y Afganistán que estudian a ISIS, el grupo está creciendo en poder y números fuera de Siria: su principal afiliada es ISIS-Khorasan en Afganistán, y ya tiene aliados en Pakistán, Tayikistán, Irán, India, Bangladesh e Indonesia,
La organización terrorista también ha demostrado su habilidad de inspirar y apoyar atentados en otros países, como Suecia. Es este alcance global lo que convierte a ISIS en una fuente de constante preocupación.
Al-Bagdadi fue una inspiración directa para extremistas en Estados Unidos, donde muchos yihadistas en los últimos cinco años invocaron su nombre mientras cometían actos letales de violencia.
Omar Mateen, quien en 2016 asesinó a 49 personas en una discoteca de Orlando, juró lealtad a al-Bagdadi durante un llamado al 911 en el que se identificó como un soldado islámico. En meses anteriores, Tashfeen Malik, quien junto a su esposo mató a 14 personas en una fiesta de San Bernardino, proclamó en Facebook su apoyo al líder terrorista.
“La voz, la cara, el nombre, están directamente relacionados a aquellos en Estados Unidos que le han jurado lealtad para realizar ataques en su nombre”, afirma Joshua Geltzer, un exfuncionario de contraterrorismo en la administración Obama.
La muerte de al-Bagdadi deja a ISIS sin un sucesor y un líder que inspire a los yihadistas. Expertos en contraterrorismo afirman que un vacío en el liderazgo es una pérdida significativa para un grupo terrorista que perdió grandes territorios de su califato. Pero también advierten de que es esperable que la ideología sobreviva a al-Bagdadi.
“Siempre he dicho que celebraría cuando Bagdadi estuviera muerto, pero que sería una celebración silenciosa y rápida, porque hay otros Bagdadis que han sido radicalizados”, sostiene Costa.
De todas formas, afirma que la redada fue importante en parte porque muestra que Estados Unidos puede utilizar inteligencia sólida para llevar a cabo una operación militar exitosa sin importar la política en torno a Siria.
“Esto impacta en la moral y esa es una idea importante, la de que el enemigo está huyendo. Podemos rastrearlos, podemos cazarlos, y podemos matarlos”.
