La pandemia de coronavirus, que continúa amenazando a toda la población mundial, ha pasado de ser una crisis sanitaria a una crisis económica, social y humana en todo el mundo.
Escucho los gritos de hombres y mujeres israelíes cuando su mundo se derrumba. Estas personas maravillosas habían hecho lo más israelí: construyeron negocios y carreras prósperas con sus propias manos, se atrevieron y soñaron, cumplieron sus objetivos y tuvieron éxito.
Esta crisis, a diferencia de todo lo que hemos conocido antes, exige nada menos que un cambio de paradigma. Ahora sabemos que el virus llegó para quedarse en el futuro próximo. Todos debemos aprender a vivir con él adhiriéndonos a la orientación médica que salva vidas mientras reconstruimos las nuestras, el tejido de nuestra sociedad y nuestra economía.
No hay otra manera para que nuestro país y otros en todo el mundo avancen.
Israel nunca ha tenido que enfrentar una pandemia de tales proporciones, pero hemos tenido que lidiar con crisis desafiantes y hemos salido de ellas fuertes y victoriosos.
Nuestros desafíos nos han endurecido y convertido en una sociedad de renombre mundial que es diversa y compleja pero fuerte, creativa y vibrante. Hemos sobrevivido en gran medida debido a nuestro espíritu único.
En esta hora difícil, todos, líderes y miembros de la sociedad, volvemos a nuestros valores fundamentales, a nuestra solidaridad y a nuestro consenso.
¿Quién sino nuestro país judío y democrático se encargará de los miembros de nuestra sociedad que enfrentan desafíos terriblemente complejos y requieren nuestra ayuda urgente?
Sigo confiando en que nuestro gobierno de unidad, formado para enfrentar la crisis con el compromiso de todas las partes, ahora proporcionará la respuesta requerida a las preocupaciones sociales y económicas de todos los ciudadanos, como lo hizo en las primeras etapas de la pandemia al responder a la urgente necesidad de suministros médicos.
Pero la solución no vendrá solo de nuestros líderes mientras buscamos el camino correcto en medio de la crisis: nosotros, el pueblo de este país, también podemos hacer nuestra parte.
Podemos optar por apoyar a la industria local comprando productos producidos en el país. Podemos ingresar a la tienda de nuestro barrio para apuntalar su negocio; comprar pan del panadero del barrio; cortarnos el cabello en la peluquería del barrio y comer falafel en la tienda de comida del barrio.
Estos son tiempos difíciles para Israel, pero los superaremos juntos.
Reuven Rivlin es el presidente del Estado de Israel.
