Antaño, un grupo binacional de funcionarios israelíes y jordanos solía reunirse algunas veces al año en hoteles de ambos países para discutir las relaciones bilaterales, una práctica que se mantuvo durante más de una década, al final de la cual ambas partes informarían a sus respectivos gobiernos sobre el resultado de estas discusiones. Lamentablemente ya no suceden.
Desde el 7 de octubre se han suspendido todas las reuniones, y no sólo a causa de la guerra misma. La forma en que Jordania ve a Israel se ha hundido. Podría ser simplemente el peor de todos los deterioros en lo que respecta a las relaciones diplomáticas árabes-israelíes. Esto se ve impulsado aún más por el hecho de que el primer ministro Netanyahu se muerde la lengua mientras los ministros del gobierno de extrema derecha lanzan las ideas más escandalosas y xenófobas, y el rey Abdullah sospecha que Netanyahu estaba a punto de entregar el control de la mezquita de al-Aqsa al príncipe heredero saudí, Mohammed bin-Salman , cuando los sauditas ya controlan La Meca y Medina.
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Una manifestación pro palestina en Ammán después de 100 días de guerra
(Jehad Shelbak)
Sin esperar hasta que Jordania expulsó al embajador israelí Rogel Rahman por su propia voluntad, Israel lo llamó, citando preocupaciones por su seguridad personal en medio del sentimiento pro palestino que florecía en el Reino Hachemita. Simultáneamente, el embajador de Jordania en Israel, Rasan al-Majali, fue llamado de manera similar a regresar a casa. Además, tal vez la señal diplomáticamente más desconcertante de cómo las cosas se estaban deteriorando, fue cuando el presidente israelí Isaac Herzog no fue invitado a la boda del príncipe Hussein y la princesa saudita Rajwa.
Uno de los personajes más notables que difamó a Israel en Al-Jazeera y CNN fue la reina consorte de Jordania, Rania al-Abdullah, lo que, dadas sus raíces palestinas, podría haber sido menos que sorprendente. No podía esperar a salir al aire y llorar por los bebés palestinos en Gaza, enfatizando las condiciones de vida inhumanas a las que los ha sometido la guerra, pero no dijo ni una palabra sobre los horrores del 7 de octubre, ignorando por completo la difícil situación israelí en medio de un flujo interminable. de pruebas que demuestran mutilaciones, violaciones y secuestros de niños.
Los israelíes alarmados rápidamente le enviaron videos para que los mirara, pero a pesar de sus palabras algo tibias después, sus comentarios seguían siendo en gran medida de naturaleza antiisraelí.
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El rey Abdullah sospecha que Netanyahu estaba a punto de entregar el control de la mezquita de al-Aqsa al príncipe heredero saudí, Mohammed bin-Salman.
(Tribunal Real Hachemita )
En cuanto a su marido, el rey, ya era relativamente amigo del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, pero aprovechó la primera oportunidad que tuvo para volar a El Cairo para una rápida consulta con el presidente Abdel Fattah el-Sisi.
Con la bendición de Israel, también envió tres aviones llenos de ayuda humanitaria al hospital jordano en Gaza, que fueron lanzados desde el aire. El tercer avión, por cierto, lo pilotaba nada menos que la propia hija del rey Abdullah, la princesa Salma, que recibió su licencia de piloto de las fuerzas armadas jordanas.
El más conmovedor de todos los críticos israelíes en el Reino Hachemita es probablemente el Viceprimer Ministro y Ministro de Asuntos Exteriores, Ayman al-Safadi. Este druso de 62 años y ex corresponsal de "Al-Hayat", fue también el redactor jefe del periódico de habla inglesa "Jordan Times". Posteriormente sirvió como asesor principal del príncipe Hassan, tío del rey, y estuvo destinado en el golfo durante cuatro años, cultivando los intereses jordanos. Al-Safadi, todo un veterano diplomático, es conocido como el confidente más notable del rey Abdullah.
Jordania ha permitido repetidas manifestaciones antiisraelíes en las calles de Ammán.
Mientras Jordania continúa defendiendo diligentemente la frontera más larga de Israel y las aguas de irrigación israelíes continúan fluyendo hacia los agricultores jordanos, las cosas están notablemente más frías cuando se trata de los respectivos jefes de estado, ya que Netanyahu y Abdullah apenas han sido cordiales entre sí durante años. Jordania también ha permitido repetidas manifestaciones antiisraelíes en las calles de Ammán, y al-Safadi se unió al coro sudafricano de difamación de Israel, llegando incluso a recomendar que su país se uniera a la demanda que acusa a Israel de cometer genocidio.
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Al-Safadi, todo un veterano diplomático, es conocido como el confidente más notable del rey Abdullah.
(JOHN THYS/AFP )
Y aunque las relaciones entre Israel y Arabia Saudita han ido mejorando un poco en los últimos dos años (aunque actualmente están en suspenso debido a la guerra), los sauditas han estado enfriando sus relaciones con Jordania. El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, ni siquiera apareció en las celebraciones de la boda de la princesa Rajwa, sino que envió una carta de felicitación estándar. Además, los funcionarios jordanos creen que Israel está apoyando tácitamente los "planes" de Bin-Salman.
Y no tiene sentido hablar de trasladar a los habitantes de Gaza ni a Jordania ni a Egipto, según al-Safadi. "Gaza es su patria, y así seguirá siendo", dijo, advirtiendo a Israel que no arrastre a toda la región a una guerra y movilizando a la comunidad internacional para enfrentarse a Israel.
