Después de meses de tensión y violencia entre Israel y los palestinos, una nueva realidad en la política israelí amenaza con llevar a la Autoridad Palestina al borde del colapso. Si bien se trata de temores que no son nuevos, ya que ambas partes del conflicto advierten desde hace un tiempo un colapso inminente, las circunstancias cambiaron y pueden representar una amenaza significativa para la estabilidad de una ya frágil entidad palestina.
“Estas amenazas se escuchan desde hace años y no se cumplen, por eso es posible que muchas personas ya no crean en esta teoría y se vuelvan indiferentes ante los eventos dramáticos que se avecinan”, vaticinó Nimrod Goren, presidente del Instituto Israelí de Políticas Exteriores Regionales.
La Autoridad Palestina (AP) se estableció en 1994 y es controlada por el partido Fatah desde 2007, cuando se produjo la escisión de Hamás. Dirigida por el presidente Mahmoud Abbas, mantiene el control total de Cisjordania en la zona denominada como Área A, que incluye centros urbanos palestinos, y sostiene un control civil parcial sobre las áreas B y C en las que Israel mantiene la mayor parte del control. Hamás, por su parte, gobierna en la Franja de Gaza.
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Mahmoud Abbas y Benjamín Netanyahu acumulan más de una década de liderazgo político.
(Getty Images)
Con el tiempo el poder de Abbas se erosionó. Una política dirigida durante años por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu provocó un debilitamiento constante de la AP, al mismo tiempo que fortaleció a Hamás en Gaza. La legitimidad de Abbas entre el pueblo palestino también disminuyó por el continuo aplazamiento de una convocatoria a elecciones. Por eso las circunstancias que amenazan a la AP son numerosas y su colapso podría ser el resultado de varios escenarios diferentes: una escalada de violencia con Israel, la decisión de Abbas de anunciar su disolución (como tantas veces amenazó) o el caos interno originado en una lucha de poder en búsqueda del reemplazante de Abbas, un líder que ya acusa 87 años.
“Mientras Abbas esté vivo la Autoridad Palestina sobrevivirá, y cuando Abbas ya no esté la AP estará al borde del colapso”, analiza Mkhaimar Abusada, presidente del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Al Azhar de Gaza. “Lo preocupante es que podrían desatarse simultáneamente internas palestinas e intervención israelí”, agregó.
Además de las acciones israelíes y la ruptura palestina interna entre Fatah y Hamás como factores que desmoronaron el poder y la legitimidad de la AP, un nuevo gobierno israelí de derecha amenaza la estabilidad regional. A través de retenciones fiscales, la semana pasada la nueva coalición decidió sancionar a la Autoridad Palestina por haber recurrido a la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya para que se expida sobre la legitimidad de la presencia israelí en Cisjordania, un hecho que podría debilitar todavía más al liderazgo de Ramallah.
La coordinación de seguridad entre Israel y la Autoridad Palestina no se vio afectada por esta crisis. A Abbas le permite mantener el poder interno y a Israel le permite acceder a los territorios y combatir la infraestructura terrorista. Estos intereses compartidos mantienen una sólida garantía de continuidad y son un salvavidas para la AP. Sin embargo, después de un año de mucha violencia en Cisjordania, el panorama es sombrío: “En algún momento, cuando la cantidad de incidentes violentos se acumule, la coordinación de seguridad ya no será efectiva y el colapso gradual que vivimos hoy se podría convertir en un colapso total”, opina Eli Karmon, investigador principal del Instituto Internacional de Políticas para la Lucha contra el Terrorismo de la Universidad Reichman de Herzlyia, Israel.
La coordinación de seguridad con Israel genera controversias entre los palestinos y las nuevas sanciones israelíes, incluida la revocación de un estatus VIP para altos funcionarios palestinos, vuelven a la AP todavía más vulnerable. “No importa lo que la AP haga por Israel, esto es lo que obtienen a cambio. A pesar de cooperar, no pueden escapar de las sanciones”, afirma Abusada. Esta semana el primer ministro palestino Mohammad Shtayyeh reafirmó esta visión y reveló la desconfianza sobre el nuevo gobierno israelí: “Estas medidas tienen como objetivo socavar a la Autoridad Palestina y llevarla a un límite financiero e institucional”, acusó.
Además de las acciones israelíes y la ruptura palestina interna entre Fatah y Hamás como factores que desmoronaron el poder y la legitimidad de la AP, un nuevo gobierno israelí de derecha amenaza la estabilidad regional.
La pregunta sigue siendo si Israel está preparado para un colapso de la Autoridad Palestina y sus consecuencias. La AP es la encargada de proporcionar servicios básicos a tres millones de palestinos y un colapso implicaría un vacío: ya sea Israel o Hamás, alguien tendrá que hacerse cargo de la vida de esos palestinos, lo que conlleva un alto costo. Una toma del control de Cisjordania por parte de Hamás es un giro que definitivamente no interesa a Israel: Hamás se niega a reconocer al Estado judio y libró varias guerras contra Israel desde la Franja de Gaza. Un gobierno de Hamás determinará, entre otras cosas, el final de la coordinación de seguridad con Israel en Cisjordania. “Hay una estabilidad palestina que Israel necesita mantener, una situación de caos lo obligaría a tomar el control”, sostiene Goren.
El anuncio israelí sobre la retención de millones de dólares en ingresos fiscales palestinos podría tener un efecto paralizante en una Autoridad Palestina que ya atraviesa dificultades. “Es la Autoridad Palestina la que se está debilitando al involucrarse y alentar el terrorismo contra Israel”, declaró Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas, en la conferencia de prensa que sirvió para anunciar las sanciones. Allí también se indicó que parte de ese dinero confiscado por Israel se entregará a familias de israelíes asesinados por palestinos.
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El control de Hamás sobre Cisjordania, un riesgo del posible colapso de la Autoridad Palestina.
(AP)
Smotrich es un nacionalista de ultraderecha que nunca ocultó su objetivo de que Israel recupere el control de todos los territorios de Cisjordania, también conocidos por el nombre bíblico Judea y Samaria. Esta visión implica un desmantelamiento de la Autoridad Palestina. Consultado sobre esto, el ministro respondió que “la AP debe decidir si quiere seguir existiendo y cuidando a los árabes de Judea y Samaria, o si prefiere volverse un enemigo del Estado de Israel contra el cual lucharemos”.
La Autoridad Palestina destina una cantidad significativa de dinero a palestinos prisioneros en cárceles israelíes condenados por terrorismo y brinda apoyo financiero a las familias de los presos o de palestinos muertos y heridos durante combates. Esto fue argumento para que en los últimos años, de manera intermitente, Israel retuviera ingresos fiscales palestinos.
“Si las sanciones agravan la crisis, en algún momento habrá una reacción palestina. Es una cuestión de hasta dónde está dispuesto a llegar el gobierno israelí”, analiza Goren. “La Autoridad Palestina ya está tan debilitada como Netanyahu quería, ¿se puede debilitar todavía más?”, cuestiona. Un informe del Fondo Monetario Internacional en 2022 afirma que la economía palestina se enfrenta a “desafíos formidables” que incluyen un elevado déficit presupuestario. La ayuda internacional también disminuyó significativamente en los últimos años.
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El ultraderechista Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas de Israel.
(Foto: Avi Mualem)
Las vidas de palestinos e israelíes están profundamente entrelazadas, especialmente en los territorios de Cisjordania. Se estima que medio millón de colonos judíos viven entre aproximadamente tres millones de palestinos. En ese contexto, en ciertas áreas del norte de Cisjordania el control de la Autoridad Palestina es endeble: milicias locales organizadas, sin afiliación a Fatah o Hamás, atentan contra fuerzas israelíes y alimentan la fricción. Esto desnudó las deficiencias de la AP y llevó al ejército israelí a aumentar su presencia en la zona.
Los nombramientos de Netanyahu en los ministerios de Defensa y Relaciones Exteriores, en los que eligió a aliados políticos de su propio partido Likud, considerados de una derecha más moderada en comparación con sus socios de coalición, parecen indicar que Netanyahu está calculando los riesgos. “Quiere crear cierta estabilidad y es poco probable que haga grandes movimientos, buscará consolidar gradualmente el control israelí en Cisjordania sin anuncios grandilocuentes”, pronostica Goren. “Todas las medidas conducirán a un deterioro de la imagen de la AP ante los ojos de los palestinos”, agrega Abusada.
En los últimos días el gobierno de Netanyahu también decidió congelar planes de construcción para residentes palestinos del Área C de Cisjordania. “La percepción israelí es que puede contener cualquier escalada violenta”, afirma Goren sobre este nuevo foco de tensión. Aunque no sea necesariamente cierto, es una apuesta y un riesgo que el nuevo gobierno israelí parece dispuesto a asumir.
