A lo largo de los años, el Mossad recibió información secreta de que, al mismo tiempo que el dinero que el gobierno de Catar transfería a la Franja de Gaza para ayuda humanitaria a palestinos, altos funcionarios de ese país enviaban dinero directamente al brazo militar de Hamás.
El anterior jefe del Mossad, Yossi Cohen, consideró al final de su mandato que la cuestión de las finanzas qataríes estaba "fuera de control" y el sucesor en el cargo, David Barnea, aseguró al entonces nuevo primer ministro, Naftali Bennett, que se oponía firmemente a que continuara este tipo de acuerdo.
La institución persistió en esta oposición durante todo el período de Bennett y durante el nuevo gobierno de Netanyahu, pero los pagos continuaron.
Esto es lo que se desprende de una exhaustiva investigación publicada este domingo en el New York Times, que también está firmada por Yedioth Ahronoth y el periodista de Ynet, Ronan Bergman.
El artículo incluye conversaciones con funcionarios de inteligencia israelíes actuales y anteriores que describen el sistema de pago.
"El concepto de Netanyahu, que se mantuvo durante una década y media, era que si compramos el silencio y pretendemos que el problema no existe, eventualmente desaparecerá", comentó Eyal Hulta, exjefe del Estado Mayor.
El primer ministro israelí no sólo permitió durante años la transferencia de dinero qatarí a la Franja de Gaza, sino que la alentó, incluso cuando el Mossad estimó que el dinero iba a fortalecer el brazo militar de Hamás.
Esta concepción duró hasta el último momento. Unas semanas antes del gran ataque de Hamás el 7 de octubre, el jefe del Mossad, David Barnea, llegó a Doha para reunirse con funcionarios sobre cuestiones no relacionadas con la Franja de Gaza. Según los implicados en ese encuentro, durante una de las reuniones, a Barnea también le preguntaron sobre la cuestión del enclave, aunque no formaba parte de la agenda: ¿Está interesado Israel en que siga entrando dinero qatarí en la Franja?, le preguntaron.
Según Barnea, el gobierno israelí volvió a confirmar que estaba interesado en seguir inyectando dinero en Gaza.
La historia del sistema de pagos qatarí se remonta a una década y media. En una conversación con el periodista Dan Margalit en 2012, Netanyahu explicó la estrategia según la cual es importante mantener a Hamás fuerte frente a la Autoridad Palestina, porque mantener dos elementos hostiles reducirá la presión sobre él para negociar y avanzar en la solución de dos Estados.
Sus críticos señalaron que la transferencia de fondos permite a "Bibi" tener su puesto y posición como primer ministro, sin resolver realmente el problema de Hamás en Gaza.
El ex miembro del Mossad, Uzi Shaya, viajó varias veces a China, después de que se sospechara que en el "Banco de China" se estaba llevando a cabo un plan de blanqueo de dinero para Hamás. Tras jubilarse, fue llamado a declarar contra el banco en un proceso estadounidense presentado por una familia perjudicada por un ataque terrorista de Hamás. Al principio, el jefe del Mossad se animó a declarar, suponiendo que ello aumentaría la presión económica sobre Hamás. Sin embargo, después de que las autoridades chinas ofrecieran a Netanyahu una visita al gobierno, recibió la instrucción contraria: no hablar.
En mayo de 2013, Netanyahu visitó China como parte de sus esfuerzos por fortalecer las relaciones diplomáticas y vínculos económicos con Israel. El testimonio de Shaya no fue dado, a pesar de que él estaba interesado en darlo, como luego explicó en un foro cerrado.
En 2014, tras la "Operación Margen Protector", Netanyahu buscó otras formas de "contener" a Hamás y centrarse en el "Irán nuclear". La percepción en ese entonces era que el grupo terrorista no quería ni podía iniciar una campaña contra Israel.
Yossi Koperverser, ex jefe de la división de investigación de AMN, explicó la idea de equilibrio: "Asegurarse de que Hamás sea lo suficientemente fuerte para controlar Gaza, pero lo suficientemente débil como para ser disuadido por Israel".
Shlomo Brom, ex asesor adjunto de seguridad nacional, agregó: "Una forma eficaz de impedir la solución de dos Estados es mantener la separación entre Gaza y Cisjordania. De esta manera Netanyahu podría seguir declarando que no tiene socio".
Durante una reunión de gabinete en 2018, Netanyahu presentó un nuevo plan como parte de un acuerdo de alto al fuego con Hamás: permitir a Catar pagar millones de dólares cada mes directamente a los residentes de Gaza.
El Shin Bet hizo lo posible para controlar la lista de beneficiarios y asegurarse de que los miembros del ala militar de Hamás no recibieran pagos. Maletas llenas de dinero en efectivo comenzaron a fluir hacia la Franja.
Según el informe del NY Times, cada mes, altos funcionarios israelíes se reunían con Muhammad al-Emadi, el enviado de Catar, en la frontera con Jordania. Desde allí lo llevaban al cruce de Kerem Shalom y a Gaza.
Primero, Al-Amadi trajo consigo 15 millones de dólares en efectivo en una maleta. Solía llegar a puntos acordados y repartía 100 dólares a cada familia aprobada por Israel. Se suponía que el dinero se utilizaría para pagar salarios y otros gastos, pero estaba claro para todos los implicados que Hamás estaba encontrando formas de conseguir ese dinero.
Naftali Bennett se desempeñaba como ministro de Educación cuando este sistema de pagos entró en funcionamiento y criticó duramente el programa y lo calificó de "protección política". Sin embargo, cuando él mismo asumió como primer ministro en junio de 2021, optó por continuar con la transferencia.
Así pues, Catar ya aportaba unos 30 millones de dólares a Gaza cada mes.
Durante una reunión que Bennett convocó al inicio de su mandato con altos funcionarios de las FDI y la comunidad de inteligencia, el jefe del Mossad, David Barnea, sostuvo que estaba convencido de que parte del dinero proveniente de Catar a Gaza se destinaba a los esfuerzos militares de Hamás una y otra vez. Al mismo tiempo, los qataríes querían un acuerdo más conveniente para transferir dinero a la Franja de Gaza a largo plazo.
El compromiso: las agencias de la ONU distribuirán el dinero en la Franja.
Hulta describió cómo Israel estaba contento con el dinero qatarí, mientras que el Mossad recibió información de la oficina de aduanas según la cual Catar utiliza otros canales para transferir fondos al brazo militar de Hamás. Según él, Israel se volvió tan dependiente de estas transferencias de dinero que le resultaba imposible detenerlas o controlar que no lleguen al grupo terrorista.