Estos serán los días más significativos en la guerra contra Hamás hasta el momento. El grupo terrorista decidió apostarlo todo endureciendo posiciones en las negociaciones y básicamente negandose a alcanzar un alto el fuego y la liberación de rehenes antes del Ramadán, con la esperanza de incendiar todo Oriente Medio.
La organización y su líder en Gaza, Yahya Sinwar -que el 7 de octubre logró más de lo que esperaban- buscan que el mes de Ramadán, que comenzará dentro de seis días, marque la diferencia este tiempo. Es decir, el ayuno, la santidad, el Monte del Templo, todo esto hará la magia que Hamás no logró hacer en casi cinco meses contra Israel esperando que se unan al combate Hezbolá y los árabes de Israel y de Cisjordania.
"Consolidación de arenas" es como la llaman en el sector de seguridad israelí.
En opinión de los dirigentes de Hamás, esto cambiará la situación y llevará a Israel a alcanzar un alto al fuego total en Gaza. Pero hay mucho en juego. De hecho, Sinwar, un religioso que vio el "golpe" de Al Aqsa antes de la guerra como una excusa, sabe que si los otros frentes no se encienden en Ramadán, el destino de Hamás y de la Franja de Gaza estará decidido.
Las FDI lanzarán una operación en Rafah y otras zonas. Un daño significativo a las capacidades militares y gubernamentales de Hamás allanará el camino para la entrada de otra entidad -una que, lo quiera o no Israel- se identificará con la apertura y la autoridad y así se completará la derrota de Hamás.
La otra opción que enfrenta Sinwar, es decir, alcanzar un acuerdo de tregua y liberar a los secuestrados a cambio de cientos de prisioneros palestinos, probablemente signifique la supervivencia de la organización.
Pero Sinwar sabe que sobrevivir ahora no le permitirá cantar verdaderamente la victoria. Los palestinos que intentarán llegar a sus hogares en toda Gaza durante dicha tregua tendrán dificultades para reconocer la ciudad, el barrio y la calle donde vivían, y mucho menos la casa.
La enorme destrucción, el costo inimaginable de la vida humana en Gaza, le exigirán muchas respuestas. Ni siquiera la liberación de varios cientos de prisioneros calmará los ánimos en la Franja de Gaza. Entonces, parece que Sinwar está buscando algo mucho más grande, algo que le permita afirmar que él, el Salah al-Din al-Ayubi de nuestro tiempo, logró derrotar a los judíos.
Sinwar está motivado por una ideología extremista religiosa y cree que el Ramadán hará el cambio y finalmente logrará despertar a la parcialmente "adormecida" Cisjordania y a los ciudadanos árabes del país a actuar en forma de una intifada masiva y luego en forma de ataques terroristas.
Este es el escenario que Sinwar ve ante sus ojos. Por eso, si el gobierno se adhiere al plan de Ben Gvir para impedir que los árabes israelíes entren al Monte del Templo durante el Ramadán, esto podría ser sin duda la mecha que encenderá la arena intra-israelí en Cisjordania.
Mientras tanto, en Cisjordania la escalada continúa todo el tiempo. La Autoridad Palestina demuestra control en algunas áreas, pero en otros sectores, principalmente Tulkarem y también Jenin, su capacidad es limitada.
La AP y Fatah volvieron al centro del escenario político también en el contexto de la Franja de Gaza y "el día después". Ahora, está claro que si el Estado de Israel no quiere ocupar la Franja por completo y aplicar un gobierno militar allí, entonces los factores de Fatah y/o la AP serán los que gestionarán la Franja al día siguiente, junto con los actores internacionales.
Pero incluso antes de llegar allí, Israel necesita pasar el Ramadán en paz.
Hamás en el extranjero ya realiza esfuerzos extraordinarios, junto con el eje chiita iraní, para introducir de contrabando en Cisjordania desde la frontera oriental un arma que "romperá la igualdad".
Armas que cambiarán el rostro de la guerra en un futuro y transformarán la Cisjordania en un campo de combate mucho más complejo para las FDI.
Muchos de estos intentos fueron frustrados, pero se puede suponer que otros no. Y un brote violento generalizado en Cisjordania durante el Ramadán ciertamente creará un problema de seguridad no fácil para Israel cuando al mismo tiempo hay una guerra en Gaza y combates en la frontera norte.