Si bien nuestros antepasados creían que el pueblo de Israel son los "ilustrados", el reciente y preocupante aumento de la violencia, la violación y el asesinato de mujeres en todo el país demuestra lo contrario.
Durante la semana previa al 25 de noviembre, que es el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, los medios de comunicación, los políticos y las activistas, todos han prestado al tema un nivel de atención sin precedentes.
Y si bien la atención y la exposición son importantes, el tema debe discutirse con mucha más regularidad, y una miserable semana al año no es suficiente. Este horrendo fenómeno de violencia contra la mujer debe ser tratado y tratado a diario.
Las niñas, las adolescentes y las mujeres adultas han estado expuestas a la violencia, ya sea dentro de su propia familia, de la que muchas simplemente no pueden escapar por su cuenta, o en el resto del mundo.
Un caso destacado que atrajo el tema al centro de la atención del público a principios de este año fue el de Shira Isakov, quien sobrevivió al intento de asesinato a manos de su esposo, Aviad Moshe, gracias a su propia resistencia, así como a su vecina, Adi Guzi, quien se apresuró a salvar a la mujer cuando escuchó los gritos provenientes de su casa. Otro caso es el horrendo asesinato de Yael Malnik, de 17 años, quien fue asesinada por un ordenanza en el refugio en el que vivía.
Desde principios de 2021, al menos 21 mujeres fueron asesinadas por su cónyuge o pareja. La mayoría de sus nombres han sido olvidados por el público. Lo mismo ocurre con la mayoría de las víctimas de violencia sexual, muchas de las cuales se encuentran a merced de superiores ricos y poderosos, que creen que pueden simplemente ignorar o incluso destruir cualquier evidencia de mala conducta.
En 1994, cuando mi entonces compañero diputado Yael Dayan y yo formamos una investigación parlamentaria sobre el tema, el número de mujeres asesinadas por sus parejas era prácticamente el mismo que en la actualidad. Esto significa solo una cosa: nada ha cambiado en los últimos 26 años a pesar de las diversas asociaciones formadas, los albergues construidos, los políticos que prometen erradicar el problema, la cobertura de los medios de comunicación, o las diversas campañas destinadas a crear conciencia.
Pero también podemos señalar algunos cambios positivos. En 1994, la Knesset tenía solo 11 mujeres diputadas y solo dos ministras. Hoy el Gobierno tiene nueve ministros de Gabinete y no menos de 36 legisladoras.
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El presidente Isaac Herzog visitando un refugio para mujeres, noviembre de 2021.
(GPO)
El Gobierno actual incluso asignó fondos del presupuesto estatal 2021-2022 para finalmente implementar el programa nacional para la erradicación de la violencia contra las mujeres, un plan previamente aprobado en 2017 por la administración de Netanyahu, que no consideró oportuno asignar recursos para su actual implementación.
Y si bien este es un buen augurio, no es suficiente. Todas las herramientas tradicionales que hemos utilizado hasta ahora para proteger a las mujeres, tanto jóvenes como mayores, deben ser reexaminadas.
¿Nuestra sociedad ofrece una protección adecuada a las mujeres que sufrieron violencia? ¿Es realmente la solución correcta secuestrarlas en refugios durante uno o dos años? ¿El Estado brinda un tratamiento profundo y satisfactorio a los hombres violentos? La reciente ola de violencia es una llamada de atención para todos los diputados y ministros de nuestra Knesset, ya sean hombres o mujeres. El problema es un problema estatal que no se limita a un solo género.
Muy poco ha cambiado. El problema prevaleciente de la violencia contra la mujer requiere nada menos que una revolución de reformas, y lo antes posible.
*Limor Livnat es exdiputada del Likud.
