Tohar Butbul.
Tohar Butbul.
Oren Aharoni
Fethi Nourine, el judoca argelino que se retiró para no pelear contra un israelí.

El boicot a los atletas israelíes se debe terminar

Opinión. Los deportistas de países árabes ya no buscan excusas y declaran abiertamente que no competirán contra israelíes. Es hora de acabar con esta desgracia: boicot debería ser sinónimo de suspensión permanente.

Yair Katan |
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Ya nos acostumbramos. Un episodio que alguna vez ocupó un lugar en los titulares y generó discusiones se convirtió ahora en un asunto trivial: un atleta de un país árabe se retira de una competencia contra un israelí.
Ni siquiera el hecho de que ocurra en los Juegos Olímpicos provoca un gran revuelo. El mundo del deporte no entró en shock cuando el judoca argelino Fethi Nourine anunció hace unos días, después del sorteo, que no competiría contra Tohar Butbul en Tokio.
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Nourine Judo
Nourine Judo
Fethi Nourine, el judoca argelino que se retiró para no pelear contra un israelí.
(IJF)
"No pretendo ensuciarme las manos frente a él"
Fethi Nourine, sobre su renuncia a pelear con un israelí
Pero esta vez la insensatez ha dado un paso más. El Comité Olímpico Internacional debería comenzar a reaccionar, porque se están burlando de él.
En el pasado, los atletas que tomaban una acción de boicot se preocupaban por montar un espectáculo, inventaban lesiones para tener una excusa. Nourine subió la vara y le escupió en la cara al deporte.
Cuando el atleta africano tuvo en claro que una victoria en primera ronda lo pondría frente a frente con Butbul, declaró públicamente que no competiría en Tokio y agregó con orgullo en una entrevista para la televisión argelina, "no pretendo ensuciarme las manos frente a él".
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Tohar Butbul.
Tohar Butbul.
Tohar Butbul, judoca israelí.
(Oren Aharoni)
Su entrenador sostuvo con ligereza: "La suerte no estuvo de nuestro lado, nos tocó un rival israelí y, por lo tanto, tuvimos que retirarnos".
Es difícil entender cómo llegamos a este punto en que está permitido expresarse de esta manera sin ningún pudor. El Comité Olímpico suele mantenerse disociado de la política y mantiene al respecto una línea dura que incluye, entre otras cosas, restringir las expresiones políticas durante los juegos.
¿Cómo es posible entonces que una y otra vez pase lo mismo? El castigo que recibieron Nourine y su entrenador fue la expulsión de la Villa Olímpica. Pero parece un chiste, porque de todas formas la normativa por coronavirus establece que los atletas tienen tres días desde terminada su competencia para retirarse de la villa.
Boicots deportivos de este tipo son el claro resultado de la ola de incitación contra Israel en el mundo. Nourine ni se molestó en disimular sus motivos. Incluso hizo gala de ellos.
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Butbul Judo
Butbul Judo
Tohar Butbul durante la competencia.
(Oren Aharoni)
Luego vino el caso del judoca sudanés, Mohamed Abdalrasool, quien obtuvo una victoria técnica ante la no presentación de Nourine y no se presentó luego para su pelea contra Butbul. A diferencia del argelino, no hizo alarde de su decisión y no esgrimió razones. Pero uno tiende a creer que no es porque no le llegó a tiempo la indumentaria de la lavandería.
Pero un momento. ¿Israel no está normalizando las relaciones con Sudán? Todas estos fríos acuerdos de paz demostraron en el pasado que la realidad no se puede modificar por completo, como fue el caso del atleta egipcio que se negó a darle la mano al israelí Or Sasson en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Por más que existan acuerdos y cláusulas y ríos de tinta sobre hojas de papel, en la arena sucede otra cosa. En el escenario más destacado para evaluar las relaciones humanas, los deportistas de esos países demuestran que para ellos Israel no existe.
Eso se tiene que terminar. La Federación Mundial de Judo ya sancionó a la federación iraní con una suspensión por un caso similar. Ahora es el turno del Comité Olímpico. Después de que el presidente del comité, Thomas Bach, rectificara una deuda histórica e incluyera el minuto de silencio por las víctimas de Munich en la ceremonia de apertura, llegó el momento de poner fin a esta desgracia. El boicot tiene que costar la suspensión permanente del atleta y una advertencia sobre una expulsión para toda la delegación del país.
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