Hermanos Hillel e Igal Yaniv, asesinados en el atentado.
Hermanos Hillel e Igal Yaniv, asesinados en el atentado.
Ministro de Seguridad, Galant, en la escena del atentado. Disturbios en Huwara.

Las directivas para los disturbios estaban en las redes sociales, el Ejército podría haber actuado

Análisis. Los terroristas palestinos no tienen miedo de llevar a cabo ataques a plena luz del día y los judíos amotinados reciben el estímulo inesperado desde el gobierno y la Knesset. Experiencias pasadas de las FDI deberían enseñar a dividir entre los responsables de buscar al terrorista y aquellos que deben contener a la multitud.

Ron Ben Yishai - Adaptado por Adrián Olstein |
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Lo que sucedió en Huwara, comenzando con el asesinato de los hermanos Hillel e Igal Yaniv, pasando por los disturbios por parte de judíos religiosos contra los residentes palestinos de la ciudad y finalizando con la visita al asentamiento ilegal de Eviatar por parte del ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben Gvir, indica una pérdida de disuasión por parte de las fuerzas de seguridad y una perdida en la capacidad de aplicar la ley hacia ambos bandos.
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Ministro de Seguridad, Galant, en la escena del atentado. Disturbios en Huwara.
Ministro de Seguridad, Galant, en la escena del atentado. Disturbios en Huwara.
Ministro de Seguridad, Galant, en la escena del atentado. Disturbios en Huwara.
(Alex Kolomoivsky)
Los terroristas palestinos ya no tienen miedo de realizar atentados a plena luz del día porque la fama de los mártires en TikTok supera sus ganas de vivir. Su ira contra la Autoridad Palestina corrupta y disfuncional y los frecuentes enfrentamientos con las fuerzas de seguridad israelíes también están erosionando la poca capacidad de disuasión que queda. Tienen armas y el resto no tiene importancia. Las medidas que están sobre la mesa del gobierno actual no ayudarán: la pena de muerte y la demolición de casas solo hieren las almas, pero no disuaden ni calman.
Tal vez la deportación de familias sea más eficaz para disuadir a los palestinos, pero complica a Israel en el ámbito internacional. En cuanto a los alborotadores judíos, no hace falta ni decir cuál es el factor que erosiona el poder de disuasión de las fuerzas: reciben el apoyo del gobierno y la Knesset. Entienden que incluso si son arrestados, serán liberados sin costos. Era así incluso antes del establecimiento de un gobierno de plena derecha.
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Hermanos Hillel e Igal Yaniv, asesinados en el atentado.
Hermanos Hillel e Igal Yaniv, asesinados en el atentado.
Hermanos Hillel e Igal Yaniv, asesinados en el atentado.
Debe admitirse que si las fuerzas de seguridad israelíes actuaban de forma rápida y decidida inmediatamente después del atentado, hubiese sido posible prevenir los disturbios y evitar una escalada que tomó las dimensiones de un pogrom mutuo en horas de la tarde.
Las directivas estaban publicadas en las redes sociales de los colonos poco después del asesinato de los hermanos Yaniv. El Ejército, experimentado en estas áreas, debería haber tenido claro que llegarían cientos de jóvenes judíos con intención de, cuanto menos, provocar disturbios.
Las FDI cuentan con la experiencia de la retirada unilateral de 2005 en que debió enfrentarse en simultáneo el golpe del terrorismo y la violencia civil masiva. Para eso se necesita hacer una clara división de fuerzas entre quienes tienen la responsabilidad de perseguir y encontrar al terrorista asesino y aquellos que deben controlar a la multitud judía para prevenir disturbios.
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Destrucción en Huwara tras el atentado.
Destrucción en Huwara tras el atentado.
Destrucción en Huwara tras el atentado.
(Reuters)
La región está a menos de un mes del comienzo de Ramadán, otro factor que intensificará la violencia en Cisjordania, el elemento religioso con epicentro en el Monte del Templo en Jerusalem. Es el momento de que las fuerzas de seguridad tomen medidas tales como arrestos administrativos preventivos de instigadores y alborotadores que actúan sobre un trasfondo religioso, incluidos los imanes religiosos. Otra medida es reducir tanto como sea posible la fricción entre judíos y árabes tanto en Jerusalem como en Cisjordania.
No tiene sentido enumerar todo lo que se puede hacer, pero ahora, que ya estamos en medio de la tercera intifada, la primera orden es reducir las fricciones, fortalecer la Autoridad Palestina y recordar al gobierno israelí que hay momentos en que conviene guardar silencio.
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