En Rosh Hashaná nos sentamos alrededor de la mesa para la comida tradicional de las fiestas, comemos unas rodajas de manzana con miel y rezamos para que el próximo año judío esté lleno de buenas noticias. Y luego comienzan las discusiones.
Discusiones sobre el nuevo y el viejo gobierno, sobre el primer ministro Naftalí Bennett y su predecesor, Benjamín Netanyahu, discusiones sobre el rol de los ultraortodoxos o la integración de los árabes israelíes a la sociedad y, a la postre, una discusión adicional sobre la selección nacional de fútbol.
Este año, te pido humildemente que pruebes una postura diferente, un punto de vista centrado en los logros que obtuvo la sociedad israelí en el último año. En lugar de criticarnos, aplaudamos a los ciudadanos que asumieron la responsabilidad individual y fueron a vacunarse contra el coronavirus para mantener a flote las pequeñas empresas.
Celebremos a los maestros que hicieron todo lo posible por educar a nuestros niños, a los que tuvieron que reinventarse y enseñar en el patio de la escuela o en el parque para que el sistema educativo pudiera permanecer abierto.
Miremos a los ojos de los médicos y a todo el personal de salud que lo dan todo y luchan por cada paciente: en el pico de la pandemia, durante días y días no vieron a sus familias y llegaron con sus manos a cada paciente que lo necesitó.
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Voluntarios y equipos médicos celebran Rosh Hashaná en la sala COVID del hospital Rambam de Haifa.
(Hospital Rambam)
Digamos algo bueno acerca de nuestros legisladores, que pasaron día y noche en el parlamento tomando difíciles decisiones. Celebremos el espíritu voluntario israelí que no se parece a ningún otro en el mundo, miles de espíritus silenciosos e invisibles que trabajan lejos del brillo y las luces y se aseguran de que todas las personas mayores tengan una comida caliente y alguien con quien hablar.
Digamos algo positivo acerca de las autoridades locales que demostraron una resistencia infinita frente a la pandemia y a los desafíos en materia de seguridad. Hablemos bien de los periodistas y cronistas que desde los canales de televisión nos dieron a todos la sensación de seguridad necesaria para expresar nuestras opiniones sin miedo.
Y antes de que nos olvidemos, agradezcamos a quienes nos mantienen a salvo: las Fuerzas de Defensa, la Policía de Israel, el Shin Bet, el Mossad y todos los valientes hombres y mujeres que decidieron dedicar sus vidas a la protección del Estado de Israel. Muchos de ellos no podrán sentarse a la mesa de Rosh Hashaná como nosotros.
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Soldados de las FDI ayudan en los operativos de testeo de alumnos en escuelas.
(Unidad Portavoz de las FDI)
Mientras comemos el postre, prometamos que en el año que comienza seguiremos siendo tan obstinados pero menos firmes. Continuaremos expresando nuestra opinión, pero en un grado un poco menos tajante.
Tratemos de escuchar y de entender que estamos todos, como sociedad y como individuos, a las puertas de un nuevo año. Esta unión es clave en pos de la capacidad de recuperación colectiva de la sociedad israelí.
