En el escenario internacional, con su inglés pulido y su voz resonante de barítono, el telegénico Benjamín Netanyahu logró convertirse en la cara visible de Israel. Sin embargo, el domingo jurará en Israel un nuevo gobierno que lo enviará a la oposición después de un récord de 12 años en el cargo y una crisis política que provocó cuatro elecciones en dos años.
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Benjamín Netanyahu en los estudios de Ynet la semana previa a las elecciones de marzo de 2021.
(Hadar Yoavian)
Netanyahu sigue siendo el jefe del partido más grande de la Knesset y se espera que se oponga enérgicamente al nuevo gobierno como líder de la oposición
Netanyahu, que está siendo juzgado por corrupción, sigue siendo el jefe del partido más grande de la Knesset y se espera que se oponga enérgicamente al nuevo gobierno como líder de la oposición. Alcanza con que una facción se separe de la coalición, para que esta pierda su mayoría y el gobierno caiga. Eso le daría a Netanyahu una oportunidad para volver al poder.
El nuevo gobierno promete un regreso a la normalidad después de dos años tumultuosos en los que se celebraron cuatro elecciones, una guerra de 11 días en Gaza el mes pasado y un brote de coronavirus que devastó la economía hasta que logró ser en gran medida controlada gracias a una campaña de vacunación líder en el mundo.
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Netanyahu se convierte en la primera persona en recibir la vacuna contra el coronavirus en Israel, en diciembre de 2020.
(Captura de pantalla)
La Knesset se reunirá hoy en la tarde israelí para votar sobre el nuevo gobierno. Se esperaba que obtuviera una mayoría estrecha de al menos 61 votos en la asamblea de 120 miembros, después de lo cual se llevaría a cabo el juramento.
No está claro si Netanyahu participará de la ceremonia ni en qué momento dejará la residencia oficial. Hasta ahora solo atacó al nuevo gobierno en términos apocalípticos y acusó a Bennett de defraudar a los votantes al postularse como un incondicional de la derecha y luego asociarse con la izquierda.
Los partidarios de Netanyahu han realizado airadas protestas frente a las casas de legisladores rivales, quienes dicen haber recibido amenazas de muerte en las que nombraban a sus familiares.
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Seguidores de Netanyahu protestan frente a la casa de Ayelet Shaked, número dos de Yamina, por su apoyo al nuevo gobierno.
(Dana Kopel)
Su lugar en la historia parece asegurado tras haber ocupado el cargo de primer ministro durante un total de 15 años, más que cualquier otro, incluido David Ben-Gurion, uno de los fundadores del país
A principios de este mes, el servicio de seguridad interior Shin Bet, emitió una advertencia pública poco común sobre la incitación a la violencia. Netanyahu condenó la incitación al tiempo que argumentó que ha sufrido esa instigación en su contra más que nadie durante su mandato.
Su lugar en la historia parece asegurado tras haber ocupado el cargo de primer ministro durante un total de 15 años, más que cualquier otro, incluido David Ben-Gurion, uno de los fundadores del país.
Netanyahu comenzó su largo gobierno desafiando a la administración de Barack Obama, haciendo una enérgica campaña contra el emergente acuerdo nuclear del presidente estadounidense con Irán, incluso denunciándolo en un discurso ante el Congreso de Estados Unidos en 2015.
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El primer ministro Benjamín Netanyahu junto al entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, después de firmar los Acuerdos de Abraham en la Casa Blanca, septiembre de 2020.
(Reuters)
Pero sufrió pocas o ninguna consecuencia por esos enfrentamientos y fue ampliamente recompensado por la administración Trump, que reconoció a la disputada Jerusalem como la capital de Israel, ayudó a negociar acuerdos de normalización con cuatro países árabes y retiró a Estados Unidos del acuerdo con Irán.
Netanyahu se ha presentado a sí mismo como un estadista de clase mundial, presumiendo de sus estrechos vínculos con Trump y el presidente ruso Vladimir Putin
Netanyahu se ha presentado a sí mismo como un estadista de clase mundial, presumiendo de sus estrechos vínculos con Trump y el presidente ruso Vladimir Putin. También ha cultivado lazos con países árabes y africanos que durante mucho tiempo rechazaron a Israel por sus políticas hacia los palestinos.
Pero ha tenido una recepción mucho más fría por parte de la administración del presidente estadounidense Joe Biden y se considera que ha socavado la larga tradición de apoyo bipartidista a Israel en Estados Unidos. Su reputación como mago de la política también se ha desvanecido puertas adentro, donde devino en una figura profundamente polarizadora.
Sus detractores afirman que durante mucho tiempo ha seguido una estrategia de “divide y reinarás” que agravó las divisiones en la sociedad israelí entre judíos y árabes y entre sus aliados ultraortodoxos cercanos y los judíos seculares.
En noviembre de 2019, fue acusado de fraude, abuso de confianza y aceptación de sobornos. Rechazó las llamadas a dimitir y, en cambio, arremetió contra los medios de comunicación, el poder judicial y las fuerzas del orden, llegando incluso a acusar a sus oponentes políticos y al poder judicial de orquestar un intento de golpe.
El año pasado, los manifestantes comenzaron a realizar mítines semanales en todo el país pidiéndole que renunciara. Las celebraciones de sus oponentes para marcar el final de la era de Netanyahu comenzaron a última hora del sábado frente a su residencia oficial en Jerusalem, en el mismo lugar donde se llevaron a cabo las protestas semanales durante el año pasado, donde una pancarta negra extendida a lo largo de una pared decía: “Bye Bye, Bibi, Bye bye”.
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Partidarios del gobierno entrante celebran el sábado el inminente final del gobierno de Netanyahu frente a la residencia del primer ministro en Jerusalem.
(Amit Shabi)
Pero para la gran y leal base de votantes de Netanyahu, la partida del "Rey Bibi", como algunos lo llaman, puede ser difícil de aceptar. Sus seguidores están enojados por lo que ven como el rechazo a un líder que se abocó su tarea a la seguridad del país y un baluarte contra la presión internacional en favor de cualquier medida que condujera a un estado palestino, así también como el líder que logró promover los acuerdos diplomáticos con los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán.
Si bien Netanyahu sigue siendo popular entre los nacionalistas de línea dura que dominan la política israelí, pronto podría enfrentar un desafío de liderazgo dentro de su propio partido. Un líder del Likud menos polarizador tendría muchas posibilidades de formar una coalición que esté más a la derecha y más estable que el gobierno que está por jurar.
