La Knesset recién elegida verá un número récord de legisladores que provienen del sector religioso sionista de la sociedad israelí. Representarán a una gran cantidad de partidos políticos, incluidos el Likud, Yamina, Kajol Labán, Yesh Atid y el Partido Nueva Esperanza.
Los votantes religiosos sionistas apoyaron a una variedad de facciones el día de las elecciones. Algunos votaron por los ultraortodoxos de Shas y otros por los laboristas. También, un pequeño número votó por el partido Judaísmo Unido de la Torá. Pero la marca del electorado religioso sionista ha sido secuestrada por un partido y se ha convertido en un nombre en clave para el racismo, la misoginia y el extremismo religioso.
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Una mujer miembro de la comunidad religiosa emite su voto en las elecciones del 23 de marzo.
(Ynet)
El racista Itamar Ben-Gvir se unió a Bezalel Smotrich y otros para formar la alianza religiosa sionista. Trajo aproximadamente 2,5 asientos como dote. Smotrich apuntó a los votantes jóvenes haredí y agregó quizás un escaño adicional.
Pero fue el primer ministro Benjamín Netanyahu quien hizo campaña a favor de la nueva alianza, llevándola por encima del umbral mínimo a la Knesset, trayendo extremistas sexistas y homofóbicos a la legislatura.
La mayoría de los sionistas religiosos no son extremos en sus puntos de vista. De hecho, en los últimos años ha habido un cambio en su percepción sobre el papel de las mujeres en la sociedad y sus miembros LGBT, que son cada vez más aceptados.
Desafortunadamente, muchos valores que fueron sostenidos por este sector de la población a lo largo de los siglos ahora se han dejado de lado. La solidaridad, el cuidado de los extraños y la compasión por las víctimas de abuso se han descuidado en nombre del movimiento de asentamientos.
Después de que Israel se retiró de la Franja de Gaza en 2005, desarraigando los asentamientos judíos en un evento traumatizante, la importancia de asentarse en la "Tierra de Israel" se volvió primordial, aun si eso significaba excusar una multitud de pecados.
La importancia del movimiento de asentamientos fue la motivación detrás de la negativa de los sionistas religiosos a respaldar a Naftali Bennett y su partido Yamina durante las elecciones del martes. Se percibió que Bennett, con razón o sin ella, se estaba preparando para unirse al bloque de izquierda, que se opone a los asentamientos en Cisjordania.
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Soldados sacan a jóvenes colonos de sus hogares como parte de la retirada de Israel de la Franja de Gaza en 2005.
(Avi Moalem)
Ya sea que su voto fuera estratégico o emocional, la mayoría de los votantes sionistas religiosos son personas moderadas. Pero sus elecciones indican que está ocurriendo algo más profundo. Los colonos haredí, aquellos que proscriben el fanatismo no sólo en sus opiniones sobre los asentamientos sino también en su práctica religiosa, han demostrado un poder que es desproporcionado a su número en la comunidad religiosa sionista.
Este poder tiene más que un componente político. Estas personas están cambiando los sistemas educativos del sector, sus movimientos juveniles y las instituciones religiosas. Si bien la primera generación de colonos estaba formada por personas moderadamente religiosas, a los niños que crecen en los asentamientos hoy se les enseña una forma diferente y mucho más extrema de judaísmo y práctica religiosa.
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Colonos fanáticos celebran el brutal asesinato en 2015 de una familia palestina a manos de judíos extremistas.
(Ynet)
Cada familia religiosa sionista, ya sea en un asentamiento o en cualquier otro lugar, tiene hoy al menos un miembro que es parte de la comunidad LGBT u otro que se ha vuelto secular. Los hombres y mujeres jóvenes religiosos ahora permanecen solteros hasta los 30 años, a diferencia de sus predecesores, y hay menos tolerancia hacia la violencia doméstica o sexual.
Pero Smotrich quiere cambiar todo eso. Dice que permanecer soltero está mal y promete aprobar una ley que dificultaría mucho más la presentación de denuncias contra el acoso sexual.
La alianza religiosa sionista se opondrá a cualquier iniciativa moderada relacionada con la religión y el Estado, y su líder, Noam, ya ha declarado que hará la guerra a los israelíes LGBT y al feminismo.
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Noam Zvi Yisrael Thau, líder espiritual del movimiento homofóbico, asiste a un mitin pro Netanyahu en 2019.
(Moti Kimchi)
Una confrontación con los valores existentes de la comunidad llegará más temprano que tarde y el dominio de este nuevo espíritu regresivo sólo empujará a más sionistas religiosos a una vida secular. Aunque, dada la forma en que sopla el viento, eso podría no ser tan malo.
