El debate público sobre la solución de dos estados ha visto sus altibajos en la última década. Pero hay un consenso que cruza las líneas de los partidos políticos y, según él, no hay posibilidad en el futuro previsible de llegar a un acuerdo de paz permanente con los palestinos.
El término "no hay socio para la paz" se ha desgastado debido al uso repetible. En los últimos meses, las voces que dicen que la solución de dos estados está muerta se han vuelto más fuertes debido a los crecientes disturbios en Cisjordania, la ausencia de un líder palestino que esté dispuesto a llegar a un acuerdo de paz y el cambio de la sociedad israelí hacia el lado derecho del mapa político.
El experto israelí en democracia, el profesor Matti Steinberg, dijo que la realidad israelí actual es bastante clara: es una solución de dos estados o un deterioro en el apartheid.
Steinberg dice que mientras que la primera alternativa requiere consentimiento y una declaración formal, la alternativa del apartheid no lo hace, y puede ocurrir por defecto en caso de que la solución de dos estados fracase.
Algunos afirmarán que la cómoda situación estratégica de Israel en los últimos años le ha dado una gama más amplia de opciones para reforzar su posición contra la parte palestina. La disipación del odio hacia Israel por parte de todos los estados árabes en el Medio Oriente, gracias en gran parte a los Acuerdos de Abraham, cambió, sin duda, el estatus de Israel en la región del Golfo, y las nuevas alianzas con algunos países árabes lo demuestran.
Sin embargo, aquellos que elogian estos logros, y de hecho son importantes, están equivocados en una cosa: estas nuevas alianzas no harán desaparecer el conflicto israelí-palestino. Este conflicto es entre dos naciones que están atrapadas juntas en el mismo pequeño pedazo de tierra. En esta situación, encontrar una solución es crucial para mantener la identidad judía de Israel.
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Los logros los Acuerdos de Abraham no hacen desaparecer el conflicto israelí-palestino.
(AFP)
No obstante, la tendencia actual parece exigir una solución temporal del conflicto, limitando el alcance de la ocupación israelí de los territorios palestinos. Proporcionan la ilusión de que los puntos de fricción entre las dos partes pueden minimizarse sin abordar las cuestiones centrales del conflicto.
¿Qué se puede y qué se debe hacer? Primero, la solución de dos estados puede haberse alejado de la agenda política, pero no se ha ido.
Si esta solución desaparece por completo, sólo será después de que Israel decida conscientemente archivarla. Sin embargo, el estado judío no tiene el privilegio de hacerlo. Volveré a enfatizar: aceptar la afirmación de que la solución de dos estados es imposible de alcanzar significa que un descenso hacia el apartheid es inevitable. Israel nunca declarará abiertamente que éste sea el caso, pero la comunidad internacional podría hacerlo.
El término "apartheid" en Israel invoca duras respuestas y acusaciones de intimidación fuera de lugar. Al igual que el ministro de Relaciones Exteriores, Yair Lapid, dijo la semana pasada cuando estimó que en el próximo año Israel será acusado por las Naciones Unidas de llevar a cabo una política de apartheid hacia los palestinos.
Sin embargo, puede encontrar características similares al apartheid en algunas acciones llevadas a cabo por el gobierno israelí, que son aceptadas con comprensión por la mayoría del público israelí: falta de derechos civiles básicos para los palestinos, diferente aplicación de la ley israelí en los llamados Territorios Ocupados, no castigo de los delitos cometidos por radicales israelíes contra los palestinos, rutas de tráfico separadas que evitan los territorios palestinos (comprensible en cuanto a la seguridad, pero extremadamente problemático legalmente), y muchos más.
La dificultad de entender el término "apartheid" es comprensible. Pero es igual de importante entender que éste es un proceso de un deterioro lento o rápido en una realidad sorprendente. Y si el público israelí internaliza esta realidad, existe la posibilidad de que despertemos y rechacemos lo que no pudimos ver antes.
Por lo tanto, debemos actuar para evitar la erosión de la solución de dos estados. El discurso público y político sobre la solución diplomática al conflicto debe ser restaurado, al menos mientras los líderes palestinos sigan comprometidos con los Acuerdos de Oslo.
El liderazgo palestino es percibido como antidemocrático, sin embargo otras sociedades árabes en el Medio Oriente, incluidos algunos de nuestros amigos, también tienen este tipo de mentalidad. La pregunta es si el liderazgo actual, aunque debilitado, todavía ve la solución de dos estados como una base común para el discurso político y estratégico.
Si la respuesta es sí, y creo que lo es, es apropiado contribuir a su legitimidad, tanto al más alto nivel del discurso político interno como a través de nuestro aliado estratégico, los Estados Unidos. La administración Trump, a pesar de sus numerosos defectos, nos proporcionó los Acuerdos de Abraham y el reconocimiento de Jerusalem como la capital de Israel. La administración Biden puede proporcionar un discurso sensato y realista, con circunstancias cómodas y mejoradas para Israel.
* Miembro del Instituto Mitvim y profesor en el Max Stern Yezreel Valley College
