Benjamín Netanyahu, Mohamed Bin Salman y Joe Biden.
Benjamín Netanyahu, Mohamed Bin Salman y Joe Biden.
Kevin Lamarque, AP y Reuters
¿Israel y Arabia Saudita se están acercando?.

La postura de Mohammed bin Salman no debe tranquilizar a Israel

Opinión. El príncipe heredero saudí aseguró en una entrevista que el reino e Israel se acercan a la normalización de lazos, pero exigirá concesiones importantes a cambio. ¿Qué debe aprender Israel para no repetir errores del pasado?

Elias Zananiri* |
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Hablando la semana pasada en su primera entrevista televisada desde 2019, el príncipe heredero y primer ministro saudí, Mohammed bin Salman, también conocido como MBS, se presentó como un líder cuyas palabras no eran mera retórica sino sustanciales, basadas en información, lógica y datos.
Como parte de la nueva generación de líderes del mundo árabe educados en Occidente -principalmente en Estados Unidos, pero también en Europa-, el príncipe reconoció que su país, fundado en 1932 por su abuelo, el rey Abdulaziz Al Saud, había cometido muchos errores.
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¿Israel y Arabia Saudita se están acercando?
¿Israel y Arabia Saudita se están acercando?
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(Amit Shabi)
Durante la charla, aseguró que se había encargado de evitar futuros errores y de modernizar la monarquía a través de su programa "Saudi Vision 2030" y admitió que debía cambiar leyes, señalando que su país respeta el Estado de Derecho, pero que no se puede culpar a un juez que dictamina basándose en leyes defectuosas.
Sus palabras fueron auspiciosas. Sonaba seguro. De hecho, desde el principio de su carrera, ha promovido varias reformas que la sociedad saudí consideraba tabú hasta que se convirtió en príncipe heredero en 2017.
MBS no quiere esperar a convertirse en rey para iniciar sus reformas. Quiere llevar a Arabia Saudita a competir con países líderes del mundo como India, China, Rusia y otros. ¿Por qué no? Después de todo, los saudíes tienen los recursos financieros y humanos para hacerlo.
La cuestión de la normalización de los lazos entre Arabia Saudita e Israel fue el aspecto más significativo de la entrevista de Fox. Y la respuesta de MBS fue cuidadosamente redactada. No negó ni confirmó que la normalización fuera inminente y dejó claro que si Arabia Saudita normaliza los lazos con Israel, su país esperará algo a cambio.
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Ben-Gvir le dio al príncipe heredero saudita otra razón para no intentar una normalización de las relaciones con Israel.
Ben-Gvir le dio al príncipe heredero saudita otra razón para no intentar una normalización de las relaciones con Israel.
El príncipe heredero de Arabia Saudita.
(AP)
Arabia Saudita es prudente. No puede dejarse engañar por Israel. Los saudíes saben lo vital que es la normalización para Israel y saben que el gobierno de Benjamin Netanyahu no está dispuesto ni es capaz de pagar el precio de la normalización con los saudíes.
Esto explica por qué se están produciendo conversaciones de normalización entre Riad y Washington mientras que Israel no está directamente implicado. Hablar con los estadounidenses no es controvertido. Hablar con Israel sí lo es.
Los dirigentes de los Emiratos Árabes Unidos cometieron el error de ofrecer voluntariamente una iniciativa estratégica hacia Israel sin recibir nada a cambio. No fueron los primeros en hacerlo.
¿Quién dijo que los líderes aprenden de los errores de los demás?
Los palestinos no fueron una excepción. La OLP cometió su primer error estratégico en noviembre de 1988, cuando, en la Declaración de Independencia Palestina pronunciada por Yasser Arafat, en la sesión del Consejo Nacional Palestino celebrada en Argel, concedió a Israel el reconocimiento de facto al aceptar las Resoluciones 181, 242 y 338 de la ONU. Esa concesión histórica de la OLP no ha sido devuelta hasta hoy.
Cinco años después, la OLP repitió el mismo error, cuando Arafat firmó una carta dirigida al entonces primer ministro israelí Isaac Rabin en la que decía que "reconoce el derecho de Israel a existir en unas fronteras seguras y reconocidas".
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Yitzhak Rabin, Bill Clinton y Yasser Arafat, durante la firma de los Acuerso de Oslo, en 1993.
Yitzhak Rabin, Bill Clinton y Yasser Arafat, durante la firma de los Acuerso de Oslo, en 1993.
Yitzhak Rabin, Bill Clinton y Yasser Arafat, durante la firma de los Acuerso de Oslo, en 1993.
(AP)
Lo cierto es que ambos líderes deberían haber firmado una sola carta, en la que cada uno reconociera el derecho del otro a existir en fronteras seguras y reconocidas. Un documento así habría ahorrado a palestinos e israelíes tres décadas de dolor, sangre y destrucción.
Ninguno de los gobiernos israelíes que tomaron el poder desde el asesinato de Rabin en 1995 estaba dispuesto a reconocer el derecho del pueblo palestino a la libertad y la independencia. Ehud Olmert, primer ministro entre 2006 y 2009, fue una excepción. Hizo lo que pudo. Pero la investigación por cargos de corrupción contra él echó por tierra cualquier posibilidad.
En 1972, después de que el entonces presidente egipcio Anwar Sadat expulsara de Egipto a 20.000 asesores militares soviéticos en un gesto de buena voluntad hacia Occidente -principalmente Estados Unidos-, voló a Washington pidiendo algo a cambio. Henry Kissinger, entonces secretario de Estado norteamericano, dijo que Sadat podría haber negociado obligar a Israel a abandonar todos los territorios que ocupó en 1967 a cambio de esa medida. Pero dijo que EEUU "no paga por regalos ya recibidos".
MBS debió de pensar en todo eso cuando se le preguntó por la normalización con Israel y por eso aseguró que los dos países están cada día más cerca de la normalización. Sin embargo, no especificó lo lejos o cerca que está.
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Arabia Saudita
Arabia Saudita
Arabia Saudita.
(AP)
El hecho es que solo Israel puede definir esta distancia.
Cuanto más posponga Israel su reconocimiento del derecho nacional palestino a la libertad y a un Estado independiente, mayor será la distancia que le separe de la paz con los árabes. Esta es la moneda palestina con la que Israel necesita pagar a cambio de normalizar los lazos con el reino.
MBS aclaró en la entrevista su oposición a la adquisición de armas nucleares, afirmando que ese tipo de armas no deberían utilizarse. Sin embargo, sí quiere que su país desarrolle la energía nuclear con fines civiles. Por ello, no puede tolerar que Israel vete un programa nuclear saudí, sobre todo porque Israel no ha firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear y se ha negado reiteradamente a que inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica visiten alguno de sus reactores nucleares.
Los saudíes saben que son los líderes del mundo islámico. No pueden permitirse el lujo de perder un estatus tan importante sólo a cambio de la aprobación israelí. Lo que dijo sobre un futuro diferente iba en serio.
Israel, por su parte, comete un grave error si da por sentado que MBS es un hombre ambicioso. El hombre es ambicioso, pero también es demasiado joven para jugarse su futuro profesional sólo para apaciguar a un gobierno israelí tan inestable como las aguas turbulentas.
Elias Zananiri es un antiguo periodista de carrera de Jerusalem Este que ha ocupado varios altos cargos en la OLP durante las dos últimas décadas.
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