La campaña electoral de 2022 se caracteriza por una brecha creciente entre los políticos, los medios de comunicación y los ciudadanos. La dicotomía a favor o en contra de Netanyahu se agotó y cada vez surgen más iniciativas populares que intentan clarificar conceptualmente hacia dónde debe ir el país.
En el campo del sionismo religioso se está dando ese debate y hay voces que buscan un brazo político que exprese su punto de vista. Es un sector de la sociedad que se enfrenta a una trampa: ya existe un partido que lleva el nombre de Sionismo Religioso, pero muchos de esos sionistas religiosos no se identifican con la ideología extremista de Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir.
Existe un dilema de larga data: ¿Es necesario un partido sionista religioso? Casi no hay partidos que no tengan miembros que utilicen kipá tejida. Hay más parlamentarios sionistas religiosos en el resto de los partidos que en el Sionismo Religioso. Entonces este sector de la sociedad podría identificarse con los partidos existentes.
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Yoaz Hendel y Ayelet Shaked establecieron una nueva alianza sionista religiosa.
(Yair Shagi)
Pero, como siempre, la realidad golpea en la cara y demuestra que el sionismo religioso necesita un partido alternativo. Un ejemplo es el caso de la bodega Psagot, en Judea y Samaria, que además de buen vino ofrece un espacio en el que recientemente se celebraron bodas de parejas LGBT, lo que provocó que rabinos de la zona identificados con el partido Sionismo Religioso criticaran a los dueños del lugar.
Del mismo sector surgen los ataques hacia fieles no ortodoxos que intentan rezar en libertad en el Muro de los Lamentos de Jerusalem. Son parte de una doctrina que se cree dueña de una verdad absoluta y que siente el deber de rechazar cualquier otra visión.
Esta actitud es muy frustrante para muchas personas que utilizan kipá tejida y que por la mañana estudian Torá y a la noche van al teatro, o a un partido de básquetbol. Se trata de un público que entiende a la ley judía como un componente significativo de su identidad, y que al mismo tiempo entiende a la libertad de elección como una piedra angular de su visión judía.
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Muchos sionistas religiosos no se sienten identificados por el partido Sionismo Religioso.
(Amit Shabi)
En estos mundos no existe el blanco y negro. Se puede ser derechista y conservador, y al mismo tiempo permitir que las personas de la comunidad LGBT vivan como quieran. Se puede luchar por el carácter judío del espacio público y apoyar la apertura de instituciones culturales en Shabat.
La sociedad israelí necesita un partido que ofrezca una alternativa al Sionismo Religioso. Hay que admitir con honestidad que actualmente se identifica al sionismo religioso con Smotrich y Ben Gvir, mientras parlamentarios religiosos de mucho valor dispersos en otras facciones parecen figuras sueltas en el mapa político.
Ayelet Shaked lo entiende. Siendo laica y conservadora, está capacitada para establecer un partido con el espíritu del sionismo religioso clásico, que también incluya a personas no observantes. En su nueva alianza el desafío será trasladarlo a conceptos políticos y encontrar personalidades acordes para la lista electoral.
