Aviv Kochavi, jefe de Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), dijo este lunes que el aumento de la actividad terrorista en Cisjordania se explica en parte por la incompetencia del aparato de seguridad de la Autoridad Palestina (AP).
El líder militar lo definió como “una falta de gobernabilidad en ciertas áreas de Cisjordania”. Y tiene razón. La debilidad del aparato de seguridad de la AP, y del gobierno del presidente palestino Mahmoud Abbas en general, está relacionada con el aumento de la violencia que estamos presenciando en los últimos meses. Pero Kochavi no se hace la pregunta más importante: ¿Por qué la AP se está debilitando? Una de las razones, lamentablemente, es por culpa de Israel.
Desde 2009, cuando Benjamín Netanyahu fue elegido como primer ministro, Israel debilitó a la Autoridad Palestina y al Fatah de Abbas, al mismo tiempo que fortaleció a Hamás. La ausencia de cualquier progreso diplomático, la construcción continua de asentamientos israelíes y otros factores llevaron a la AP a perder su legitimidad ante los ojos del público palestino. Los propios funcionarios palestinos pierden la motivación para trabajar con Israel en busca de una solución que perciben imposible, y que relega su función a la gestión del conflicto.
Esta política de gestión del conflicto hoy demuestra inconvenientes. El Estado de Israel observa cómo la Autoridad Palestina lucha por funcionar en gran parte de Cisjordania. Y esto se corresponde directamente con un dramático aumento de la violencia contra las FDI y civiles israelíes. Israel ya no se enfrenta a organizaciones estructuradas, como Hamás en Gaza o Hezbollah en el norte, sino a una juventud frustrada y armada que está harta de la ocupación israelí y también de la Autoridad Palestina. No ven signos de estabilidad política ni económica en el horizonte. Esta es la principal razón del aumento de la violencia.
Si cientos de jóvenes armados actuaran bajo el liderazgo de una organización terrorista ordenada, con jerarquía y comandantes bien definidos, para Israel sería más fácil actuar contra ellos. Sería cuestión de rastrear a la organización y acabar con ella. Pero estos jóvenes palestinos suelen atacar a tropas israelíes o ejecutar ataques terroristas de manera espontánea. El padre, el hijo y el primo que atacaron un autobús con soldados israelíes en el Valle del Jordán es un buen ejemplo.
En algunos casos en Jenin, en el norte de Cisjordania, la Yihad Islámica ofrece entre 100 y 350 shekels (entre 30 y 100 dólares) para incentivar a jóvenes armados a perpetrar ataques contra objetivos israelíes. Pero la verdadera motivación de estos terroristas no proviene de ese dinero sino de su anhelo de cambio.
Parte de los problemas de gobernabilidad de la Autoridad Palestina en Cisjordania provienen de asuntos palestinos internos y no están relacionados con Israel. La administración de Abbas es percibida como corrupta e incapaz. Y a pesar de la cooperación con Israel en materia de seguridad, Abbas no se va a convertir en sionista y amigo de Israel de un día para el otro.
El problema es que la AP y Abbas son insustituibles. En otras palabras: el retiro de Abbas o la disolución de la AP pueden conducir a un aumento de la violencia que no hemos visto en muchos años. Aunque muchos israelíes lo consideran un enemigo, Abbas es uno de los pocos líderes palestinos que rechaza rotundamente la violencia y el terror. En los últimos años las fuerzas de seguridad palestinas frustraron cientos de ataques terroristas. Muchos israelíes le deben la vida a Abbas. La cooperación de seguridad está debilitada pero no se extinguió, pero si los israelíes continúan antagonizando con Abbas lo que quede de esta cooperación desaparecerá.
La única alternativa a la Autoridad Palestina es la total ocupación israelí de Cisjordania. No la ocupación parcial que se apoya en la AP y exime a Israel de gobernar la vida de 2,8 millones de palestinos, sino una ocupación con presencia militar en el corazón de las ciudades palestinas. Pero ningún líder israelí quiere tal cosa. Ni Lapid ni Netanyahu, que aunque alguna vez pensó en deshacerse de la AP, finalmente nunca lo hizo. Fue lo suficientemente inteligente para evitar la destrucción de la Autoridad Palestina y seguramente tuvo sus buenas razones.
